MEMORIAS DE UNA GEISHA: PELÍCULA vs NOVELA
Hoy he visto la adaptación cinematográfica de Rob Marshall de Memorias de una Geisha, el best-seller internacional de Arthur Golden. Curiosamente, el estreno de esta película coincidió con el día de mi cumpleaños en el que me regalaron la novela en cuestión (evidentemente, influenciados por el estreno de la película) por lo que he esperado a leerme el libro para a continuación ir a ver la película.
Aprovechando estas circunstancias, he llegado a la conclusión de que la película no es precisamente fiel al libro, modificando tramas argumentales fundamentales del mismo, incluso eliminándolas (hecho éste más comprensible dadas las considerables proporciones del libro). La película de Marshall carece de la minuciosidad en los detalles que destaca en la novela, y le da una artificialidad y una superficialidad a los hechos que de ninguna manera aparecen en la versión escrita. Por ejemplo, si en ésta nos muestran con toda cantidad de detalles todos los aspectos del kimono tan característico de una geisha, en la versión filmada ni siquiera se menciona dicha prenda de vestir.
Y no es más que un ejemplo, ya que lo mismo sucede con muchos otros aspectos, por lo que la suma de todos ellos nos conducen a una película que tratando la misma historia que el original escrito, parece que estemos atendiendo a otros hechos completamente distintos. Eso sí, el diseño de producción, la música e incluso la dirección son sobervios, dando a la obra una gran magnificencia propia de una superproducción hollywoodense.
Conduce todo esto a la eterna disputa sobre las adaptaciones de novelas al celuloide, que como en la mayoría de las veces sucede no se hace nada más que echar por tierra todo lo expresado en la novela, con un fin, la mayoría de las veces, comercial. Y Memorias de una Geisha no es la excepción.
Esperemos ahora al Código Da Vinci, otra adaptación, del homónimo best-seller ("el best-seller por excelencia"), ya que en este caso se parte de una novela fundamentada en un tono cinematográfico, el cual puede venirle como anillo al dedo a la película.
Aprovechando estas circunstancias, he llegado a la conclusión de que la película no es precisamente fiel al libro, modificando tramas argumentales fundamentales del mismo, incluso eliminándolas (hecho éste más comprensible dadas las considerables proporciones del libro). La película de Marshall carece de la minuciosidad en los detalles que destaca en la novela, y le da una artificialidad y una superficialidad a los hechos que de ninguna manera aparecen en la versión escrita. Por ejemplo, si en ésta nos muestran con toda cantidad de detalles todos los aspectos del kimono tan característico de una geisha, en la versión filmada ni siquiera se menciona dicha prenda de vestir.
Y no es más que un ejemplo, ya que lo mismo sucede con muchos otros aspectos, por lo que la suma de todos ellos nos conducen a una película que tratando la misma historia que el original escrito, parece que estemos atendiendo a otros hechos completamente distintos. Eso sí, el diseño de producción, la música e incluso la dirección son sobervios, dando a la obra una gran magnificencia propia de una superproducción hollywoodense.
Conduce todo esto a la eterna disputa sobre las adaptaciones de novelas al celuloide, que como en la mayoría de las veces sucede no se hace nada más que echar por tierra todo lo expresado en la novela, con un fin, la mayoría de las veces, comercial. Y Memorias de una Geisha no es la excepción.
Esperemos ahora al Código Da Vinci, otra adaptación, del homónimo best-seller ("el best-seller por excelencia"), ya que en este caso se parte de una novela fundamentada en un tono cinematográfico, el cual puede venirle como anillo al dedo a la película.