Título: Puede que tarde un poco
Resumen: Lejos de Konoha y con un puñado de personas a las que proteger, a Naruto y Sakura solo les queda esperar que Sasuke no se transforme en uno de los monstruos. Sakura narra. Naruto/Sasuke.
Toyonemura. 34 días desde el inicio de misión.
No sé por qué sigo escribiendo; no puedo dejar que Tsunade lea esto.
Me quedé dormida en la habitación de Sasuke, lo suficientemente lejos de él para estar a salvo si se transformaba. Cuando desperté tenía los ojos cerrados, así que no le molesté. En la sala, Naruto roncaba en una de las sillas, con la cabeza apoyada sobre la mesa.
Encontré a Akiko en la azotea charlando con uno de los hombres, Yoji, el que no era su marido.
-¿Cómo está tu amigo? -dijo él.
Tuve que preguntar cuál de ellos.
-Naruto. Anoche no parecía estar en plena forma. Ya sabes -e hizo un gesto con la mano simulando una botella.
-¿Y el otro? -preguntó Akiko inclinándose sobre mí, sin darme tiempo a responder-. ¿Sigue vivo?
-Sí.
Ella chasqueó la lengua.
Akiko acabó a palazos con su hijo mayor cuando uno de ellos le desgarró el antebrazo con los dientes. Yo le había explicado que las heridas de Sasuke eran lo suficientemente leves como para tener aún una oportunidad. Ella no había sido capaz de entender que conserváramos la esperanza.
Los más rezagados se estaban levantando de la cama y al verme me ofrecieron quedarme a desayunar con ellos, pero había una deje de hostilidad en las voces de los adultos y no tenía ganas de sentirme juzgada.
Naruto no estaba en nuestra sala y se escuchaban voces en la habitación de al lado. Parecían estar teniendo una conversación normal (tendría que haber desconfiado) así que les dejé estar y preparé mi equipo para salir a hacer la ronda de la mañana. Quería cazar a los seres que había oído aullar durante la noche.
Entré para decirles que me iba y Naruto estaba sentado sobre Sasuke y Sasuke se había transformado y le estaba mordiendo, así que chillé y tiré de Naruto hacia atrás, y él exclamó algo y me miró sorprendido, los ojos y los labios húmedos pero ni rastro de sangre, y cuando lo comprendí salí corriendo.
Naruto me alcanzó cuando estaba a punto de adentrarme en el bosque.
-Sakura.
-¡Apártate! -le grité, pero él me sujetó del brazo. Forcejeamos hasta que me soltó.
-Sakura, por favor -repitió, y volvió a ponerse delante de mí.
-Creía que te estaba atacando -le dije, mirando a cualquier parte menos a él. No podía soportar la verguenza.
- Lo siento -decía Naruto-. No sabía lo que estaba haciendo. Perdóname.
Yo sacudía la cabeza, furiosa conmigo misma y con él, que seguía disculpándose.
-¿Desde cuándo...? -pregunté sin pensar, y me dieron ganas de golpearme por no haberme callado.
-¿Qué? ¡Nunca! Sé que tú le...-tragó saliva y continuó, cabizbajo-, pero pensé que no importaba, porque dentro de unas horas estará muerto -dijo, y se las arregló para que la voz apenas le temblara.
Dijo otras cosas, también.
Me siento tan estúpida. Quiero creer que si desde el principio hubiera interpretado correctamente lo que ocurría hubiera reaccionado mejor, pero no estoy segura. Y siempre ha resultado tan obvio por parte de Naruto, aunque yo lo atribuyera a su habitual exceso de entusiasmo. Respecto a Sasuke, sin embargo...
Hablamos durante largo rato, nadie lloró (suplicó que no anotara nada de esto pero que, en caso de que lo hiciera, lo recordara) y después decidimos hacer limpieza por los alrededores antes de volver junto a Sasuke. Naruto, sobre todo, insistió en que durante los últimos días habíamos sido negligentes y que teníamos que emplearnos a fondo, así que él fue hacia el pueblo y yo prometí inspeccionar la zona que limitaba con el bosque. Y eso hice.
Es curioso cómo se encuentran las cosas justo cuando una se cansa de buscar.
Cuando todo terminó corrí al refugio para contárselo a los chicos.
Sasuke seguía donde siempre, y todavía era él mismo. Lo noté por los esfuerzos que hacía por fingir que no se había dado cuenta de que yo estaba allí.
-¿Y Naruto?- le pregunté.
-No lo sé -contestó, seco. El y me da lo mismo estaba implícito.
Dudé si salir a buscarlo, pero al final me senté al lado de Sasuke. No había cambiado nada entre nosotros. Siempre había sospechado que yo no le importaba
Sasuke permaneció inmóvil, aunque mirándome de reojo.
-No voy a hablar de ello -dijo, al cabo de unos minutos de silencio.
-Está bien.
No había estado tan cerca de él desde que recuperó la consciencia, y en ese momento caí en que debería haberle examinado de nuevo. No tenía los ojos vidriosos ni, desde el cambio de ropa, olía como ellos. Si su temperatura era normal... Titubeé un instante, luego extendí la mano para tocarle.
-No voy a besarte -me dijo de repente.
-¿Qué? -retrocedí de golpe, aunque le habría abofeteado. Oh, así que no iba a hablar de ello-. ¿No es esa tu forma de despedirte?
-Eso es cosa de Naruto, no mía.
-Y tú solo estabas comportándote como el amigo que dices que no eres y dejándole expresarse, ¿no?
Él se encogió de hombros.
-Eres un imbécil-mascullé. Estaba tan cansada-. Los dos lo sois.
-¿Qué te ha contado?
El interés con que examinaba un fruncido en una de sus mangas me hizo sonreír.
-¿Qué le dirás cuando os deis cuenta de que vas a sobrevivir?
Sasuke dejó pasar unos segundos.
-Eso no va a ocurrir-contestó en voz baja.
-¿Y si lo hiciera?
Un ruido procedente de la sala me hizo dar un respingo, y Naruto abrió la puerta y se asomó antes de pasar.
-Estáis aquí -sonaba aliviado.
-¿Dónde, si no? - murmuró Sasuke, moviendo al mano que tenía sujeta al radiador.
-Ah. Ya -Naruto se rascó la mejilla, luego entró y cerró tras él. Respiraba más rápido de lo normal. Seguramente había venido corriendo, temiendo que hubiera ocurrido lo peor -. He encontrado a cinco. Dos parecían haber sido ninjas, pero no duraron demasiado.
-¿Estás ileso? -pregunté.
-Claro -contestó. Estaba mirando a Sasuke -¿Tú cómo te encuentras?
-Igual.
-Eso es buena señal.
Naruto dio un rodeo para esquivarme y se arrodilló al otro lado de Sasuke.
Sasuke tensó la espalda y se pegó a la pared, pero Naruto le puso la mano sobre la frente igualmente.
-Hum...
-Han pasado muchas horas -le recordé.
-Sí -comenzó a sonreír-. Tendría que estar ardiendo.
Sasuke cogió la muñeca de Naruto y la apartó de un tirón.
-Solo son suposiciones -dijo-. Pasará esta noche.
-Hemos estado junto a muchos infectados. Sabemos cómo funciona -dije.
Los ojos de Sasuke parecía más oscuros que de costumbre.
-Yo también.
-De acuerdo -dijo Naruto. Estaba ruborizado y con la vista fija en la mano de Sasuke, todavía en su brazo-. Esperaremos una noche más.
Me pregunté si debería dejarlos a solas.
-Hay algo de lo que tenemos que hablar -dije. Los dos se volvieron hacia mí como impulsados por un resorte-. Kakashi -aclaré.
Naruto asintió con exagerado entusiasmo.
-Sasuke y yo saldremos a buscarlo mañana -el aludido resopló.
-No es eso, yo...
-Fue Kakashi-me interrumpió Sasuke.
-¿Qué?
-El que me atacó.
Como la confesión de Naruto, de repente resultó tan escalofriantemente obvio.
-No puede ser cierto -dijo Naruto atropelladamente-. Kakashi no...
-Estaba atravesando el bosque y percibí que había alguien cerca, alguien que me resultaba familiar. Era él, aparentemente sano, aunque luego descubrí que me equivocaba. Debía de haberse trasformado poco antes.
-¿Por qué no lo mataste? -pregunté.
-¿Cómo sabes que no lo hice?
-Antes, cuando me... mientras exploraba, me lo crucé-. Respiré hondo. No había sido agradable. Me negaba a entrar en detalles-. Lo he dejado atado a un farola, a dos manzanas de distancia.
-¿Qué? -exclamó Naruto-. ¿Y si escapa?
-Bueno, él todavía no lo ha conseguido -hice un gesto con la cabeza.
Sasuke me obsequió con una mirada asesina.
-¿Por qué no lo has matado?
Abrí la boca, pero no me salieron las palabras.
-Tengo que verlo-dijo Naruto. Una de sus manos, con los nudillos casi blancos, se cerraba sobre la de Sasuke con fuerza. Ninguno parecía notarlo-. ¿Me llevas con él?
-Claro.
-Bien-dijo, y se puso en pie. Antes de salir se dio la vuelta y señaló hacia Sasuke-. No te muevas de aquí-ordenó.
-Idiota -le contestó el otro.
Kakashi estaba en el mismo lugar en que lo dejé, rígido y ortopédico, como si hubiera olvidado lo que eran las articulaciones. Sus ropas estaban sucias y rasgadas, aunque afortunadamente seguían cubriendo hasta la mayor parte de su rostro, ocultándonos la tonalidad pálida y violácea que debía haberse apoderado de su piel. Al menos había dejado de gemir. Al acercarnos se aproximó todo lo que le permitieron las ataduras de chackra y se detuvo frente a nosotros, con el cuello en un extraño ángulo y la vista perdida, pero como escuchando con un callado interés.
-¿Crees que Sasuke tiene razón?
-Supongo. Es verdad que no se nota mucho la diferencia. Incluso este Kakashi parece más alerta.
-No es eso -dije, aunque a regañadientes-. Sasuke quería que lo matáramos si...si se convertía en esto.
-No sabemos lo que quería Kakashi -dijo Naruto, tras una pausa-. Ni siquiera sabemos lo que le pasa. Quizás no sea tan grave.
-Sí. Puede que si razonamos con él nos deje de confundir con la cena.
-Ya sabes a lo que me refiero. Puede que en Konoha tengan ya una cura.
-Si Konoha sigue existiendo -no puede evitar responder.
Naruto me miró de soslayo.
-Existe.
-De acuerdo -reconocí-. Lo siento.
Él no contestó.
Tras unos minutos regresamos al refugio y, para intentar apaciguar los ánimos, pasamos el resto de tarde haciendo recados para los civiles; únicamente Naruto y yo podemos abandonar con seguridad el edificio, pero durante los últimos días habíamos hecho caso omiso de sus peticiones de útiles del exterior. También compartimos con ellos las esperanzadoras noticias sobre Sasuke, aunque no mencionamos nada sobre Kakashi.
Después de cenar Naruto se marchó para echarle un vistazo (aunque salió en dirección al bosque; temo que pretenda alimentarlo a base de ardillas) y yo me puse a escribir. Ahora iré a sentarme con Sasuke; cuando pensaba que iba a morir prefería estar solo, pero ahora que sospecha que eso no va a pasar ha empezado a aburrirse.
Continuaré mañana.