Diccionario del Diablo: C
Caaba: Una enorme piedra ofrecida por el Arcángel Gabriel al patriarca Abraham y preservada en La Meca. Tal vez el patriarca le haya pedido pan al Arcángel.
Cagada de mosca: El prototipo de la puntuación.
Cañón: Un instrumento utilizado en la rectificación de las fronteras nacionales.
Carcaj: Un estuche portátil en el cual los antiguos gobernantes y los abogados de los aborígenes llevaban sus más inteligentes argumentos.
Centauro: Una raza de personas que vivía antes de que la división del trabajo llegara a tal punto de especialización y que seguía la primitiva máxima económica, “Cada hombre es su propio caballo”. El mejor de todos era Quirón, quien a la sabiduría y virtudes del caballo agregaba la velocidad del hombre.
Cerbero: El perro guardián del Hades, cuya obligación era cuidar su acceso, no queda claro contra quién, pues todo el mundo, tarde o temprano, tiene que ir allí, y nadie desearía robarse la entrada.
Circunloquio: Un truco literario por medio del cual el escritor que no tiene nada que decir lo demuestra elegantemente al lector.
Cita: El acto de repetir equivocadamente las palabras de otro.
Confidente: Alguien en quien confía A los secretos de B, que le fueron confiados por C.
Confort: Un estado del espíritu producido por la contemplación de las dificultades del prójimo.
Conocedor: Un especialista que conoce todo sobre cualquier cosa y nada sobre todo lo demás. A un viejo catador de vinos que se había golpeado durante un choque de trenes le pusieron un poco de vino en los labios para tratar de reanimarlo. “Pauillac, 1873”, murmuró y murió.
Consejo: La moneda corriente más pequeña.
Cónsul: En política norteamericana, una persona que, habiendo fracasado en obtener un puesto mediante elecciones, obtiene otro de la Administración a condición de que abandone el país.
Conversación: Un mercado para el despliegue de las más pequeñas existencias mentales; en donde cada exhibidor no puede ocuparse de observar las de su prójimo a causa de la presencia de sus propias mercancías.
Corán: Un libro que los mahometanos creen ridículamente escrito por inspiración divina, pero del que los cristianos saben que se trata de una perversa impostura, al contrario de lo que ocurre con las Sagradas Escrituras.
Coro: En la ópera, una banda de aullantes derviches que aterrorizan a la audiencia mientras los cantantes toman aliento.
Corporación: Un ingenioso recurso para obtener beneficios individuales sin responsabilidad individual.
Corsario: Un político de los mares.
Cristiano: Alguien que cree que el Nuevo Testamento es un libro de inspiración divina adecuado a las necesidades espirituales de su prójimo. Alguien que sigue las enseñanzas de Cristo en tanto sean incompatibles con una vida de pecado.
Cuadro: Una representación en dos dimensiones de algo aburrido en tres.