Número: 2/2
Título: Redención
Fandom: Naruto
Claim: Itachi Uchiha/Sasuke Uchiha
Extensión: 591 palabras
Advertencias: Incesto, shonen ai
Notas: Algo raro.
Escrito para
reto_diario :
No lo mires. Muchas cosas malas pasarán si lo haces. Esos ojos rojos siempre han sido tu debilidad, pero no debes -no puedes permitírtelo- demostrárselo. Concéntrate. Tu misión aquí no es quedarte paralizado y dejar que se salga con la suya, como sabes que hará si lo miras a los ojos. Ni siquiera necesita activar el Mangekyō, qué vergüenza. Intuyes la sonrisa en su rostro, y no puedes evitar que un delicioso escalofrío te recorra todo el cuerpo cuando escuchas su malditamente sexy voz. Intentas mantener la compostura, pero cuando empieza a hablar sabes que estás perdido. Deberías salir corriendo ahora mismo, si pudieras moverte, por supuesto. Por eso debes actuar rápido, tomándolo por sorpresa. Ignoras la vocecilla que te dice que tu hermano nunca baja la guardia, y te preparas mentalmente para lo que viene. Le matarás. Le matarás porque se lo merece, porque es lo que debes hacer, y porque es lo que todos esperan de ti. Quieres demostrarle que ya no eres más el pequeño niño llorón y asustadizo que perdió a sus padres hace ya un buen tiempo. Ódiame, te había dicho, mientras que tú intentabas aferrarte a algo para seguir viviendo, y entonces le hiciste caso. O por lo menos lo intentaste. Pero él te dijo que lo odiaras, y por eso debes matarlo. Superarlo, que te reconozca, todo eso no alcanza. Quieres respuestas, y sabes que tendrás que ganártelas. A costa de todo. Incluso a costa de tu propia vida.
Te llama como hacía cuando eran pequeños, como cuando todavía eran felices, y tú no puedes evitar buscar sus ojos, metiéndote en la boca del lobo. Y una vez que conectas tu mirada con la suya -tan roja como la recordabas-, recuerdas por qué no pudiste matarlo antes. Demasiadas dudas, preguntas sin respuestas, y tu hermano siempre ha sido conocido por saber aprovechar las debilidades de los demás.
Pero esta vez hay algo diferente en el aire. Sientes que algo no está del todo bien, pero todavía no sabes qué es. Y entonces, se acerca, se oscurece su mirada, -tan negra como la tuya propia-, se inclina un poco, y antes de que puedas reaccionar, te besa. Y no es un beso familiar, suave, cargado de amor y de arrepentimiento. Es rudo, violento, absorbente, y que te deja con ganas de más, de mucho más. Te aferras a él como si fuera lo único que te queda, y tal vez sea así, y entonces tu hermano te toma de la cintura y tú terminas de perder la poca cordura que te queda. Sientes su lengua húmeda en tu cuello y piensas que tal vez esa era la única respuesta que necesitabas, la única que te haría cambiar de opinión. Porque ya no te importa por qué lo hizo, o si en verdad se arrepiente de lo que ha hecho. Lo único que en verdad te importa es esa boca y lo que te está haciendo, el hecho de que es real, y que es Itachi el que unos minutos después te mira y puedes ver en sus ojos las mismas dudas que se reflejan en los tuyos, y de pronto te das cuenta de que todo está bien, porque, ¿qué podría salir mal, ahora que están juntos? No esperas conseguir una respuesta a esa pregunta; sabes que será difícil, que probablemente nadie lo acepte, y que serán muy pocos los que en verdad intenten aceptarlo. Pero eso nunca te ha detenido, y ahora sabes que por lo menos esta vez el reto valdrá la pena.