80/80

Feb 07, 2011 19:41

Escrito para la comunidad reto_diario

Número: 80/80
Título: Alcohol
Fandom: Prince of tennis
Claim: Niou Masaharu/Akaya Kirihara, Niou Masaharu/Yagyuu Hiroshi.
Extensión: 1267 palabras
Advertencias: Posible OOC, Niou y alcohol, shonen ai.
Notas: Es lo más largo que escribí este año, creo.


Había sido un día bastante atípico. Marui estaba enfermo por comer tantos dulces y Jackal se había ofrecido a cuidarlo. Yukimura había fruncido el ceño cuando lo escuchó; Marui nunca se enfermaba por comer dulces. De todas maneras no dijo nada y le permitió a Jackal (salirse con la suya) retirarse más temprano de las prácticas. Era obvio que le estaban mintiendo descaradamente, pero Yukimura no podía ocuparse de ese par por el momento. Aún tenía que asegurarse de que alguien cuidara a Kirihara durante esa tarde, y también por la noche, debido a que los padres del chico habían salido de viaje y Yukimura quería asegurarse de que no se metiera en problemas. Ya averiguaría qué estaban tramando Jackal y Marui más tarde.

Su primera opción después de la pareja de dobles había sido Renji. Desafortunadamente este debía terminar un par de proyectos para el colegio y no podía hacerse cargo de Akaya. Sanada, por otro lado, no era una opción que Yukimura fuera a considerar hasta que no le quedara otra solución. Genichirou siempre era muy estricto con el menor, y Yukimura sabía que no lo soportaría durante todo un día. A pesar de todo, Seiichi también sabía que el subcapitán no se negaría si se lo pidiera, pero por el momento no lo tendría en cuenta.

Eso solo lo dejaba con pocas posibilidades. Yagyuu había dicho que estaría ocupado durante la tarde, pero que por la noche podría ayudar a Niou a cuidar a Kirihara. Niou no tenía mucho que hacer, y probablemente rezongaría un poco pero acabaría accediendo. Esa era, en definitiva, la mejor solución.

No era justo que a Yagyuu se le permitiera escapar de sus obligaciones (aunque fuera solo por un rato) solo porque tenía otros compromisos, y así Niou se lo hizo saber a Yukimura en cuanto este le informó de su nueva misión como niñera.

-La vida no es justa. Ya deberías saberlo- la mirada que Yukimura le dirigió lo retaba a cuestionar sus decisiones nuevamente. Por supuesto que Niou no era tan estúpido como para intentarlo. La suave voz de su capitán no admitía más quejas. -Doy por supuesto que sabes que no quiero problemas, ¿verdad Niou?- con un suspiro y un vago asentimiento, Niou siguió su camino hasta donde se encontraba Kirihara quejándose con Yanagi acerca del entrenamiento extra que le había dado Sanada por quejarse tanto.

-Oye, cabeza de alga, nos vamos.-

-Niou-sempai, ¿por qué no está Yagyuu-sempai con nosotros?- Niou frunció el ceño por unos momentos, y luego, tras componer su expresión habitual, le sonrió a Akaya.

-Lamentablemente Yagyuu no podrá acompañarnos hasta la noche porque durante la clase de química se le derramó encima uno de los experimentos que estábamos haciendo y ahora se encuentra grave en la enfermería.- bueno, el rostro de Kirihara al escuchar tal noticia valía la pena, y Niou nunca se había podido resistir a hacerle bromas al más pequeño de Rikkai.

-De verdad, ¿Yagyuu-sempai se encuentra en la enfermería? ¡Yagyuu-sempai se va a morir! ¿Yukimura-buchou no va a hacer nada para salvarlo? ¡Yukimura-buchou! ¡Hay que ir a salvar a Yagyuu-sempai! ¿Y si el químico que se le cayó encima lo transforma en un mutante? ¡No! ¡No quiero que Yagyuu-sempai se transforme en un mutante, no me gustan los mutantes! ¡Yanagi-sempai, debes hacer algo!- Niou hizo su mejor intento para no soltar una estruendosa carcajada, mientras que Kirihara zarandeaba a Yanagi e intentaba empujarlo hacia la enfermería.

-Akaya, Niou-kun te mintió, Yagyuu-kun no está en la enfermería, no le pasó nada. Fuiste engañado.-

-Puri~- Una sonrisa ladina, y ya tenía al cabeza de alga haciendo pucheros porque le había mentido. Niou-sempai es un mentiroso, no fue gracioso Niou-sempai… Oh, sí que lo fue. Arrastrando al enano hacia la salida, Niou deseó que Yagyuu se convirtiera en un mutante feo y peludo. También viscoso, si se podía. De esa manera Yagyuu se arrepentiría de haberlo dejado solo con Kirihara durante toda la tarde. Definitivamente, pensó con una sonrisa maliciosa, se lo haría pagar con creces.

Pasaron la tarde en el arcade. Luego, Kirihara lo arrastró a las tiendas de videojuegos que tanto frecuentaba y se pasó alrededor de dos horas rogándole a Niou que le comprara el último videojuego de la saga de Caza-mutantes a la que era adicto. Solo por eso, y porque Akaya era realmente insoportable cuando se ponía a rogar, terminó accediendo. Para cuando dejaron la tienda, el menor todo sonrisas, ya estaba anocheciendo y Niou debía llevarse al más pequeño de Rikkai a su casa para ayudarlo con su tarea de matemáticas. Qué divertido.

-Oye, enano, ¿qué tal si vamos a comer a un puesto de ramen que conozco y que está cerca de casa? No tengo ganas de cocinar, y en casa dudo mucho encontrar algo comestible. - los ojitos de Kirihara brillaron con entusiasmo, y Niou no pudo más que dejar caer una sonrisa burlona. El chico era demasiado inocente. De todas formas, se dirigió hacia el dichoso puesto de comida, seguido de un Akaya que no paraba de hablar.

Una vez llegaron a la casa de Niou, después de la ración doble de ramen que Akaya había pedido, eran las diez de la noche. La gran vivienda se hallaba vacía, pero a Niou eso no parecía molestarle ni preocuparle. Kirihara ya había estado allí las veces suficientes como para saber que en casa de Niou casi nunca había nadie, por lo que tampoco se preocupó demasiado.

-Bueno, cabeza de alga, ahora que estamos aquí, ¿por qué no hacemos algo divertido hasta que Yagyuu decida aparecer? Y cuando llegue lo obligamos a hacerte la tarea de matemáticas, o algo parecido. -la sonrisa de Niou anunciaba que no tramaba nada bueno, pero la curiosidad pudo con el menor, por lo que accedió alegremente a lo que su sempai le proponía.

-Niou-sempai, ¿vamos a jugar videojuegos? ¿O a contar historias de terror? -la sonrisa del peliblanco se agrandó, y sin decir nada se acercó hasta un mueble bar que había en el salón. De allí sacó un par de botellas de licor, trajo dos vasos y los puso en frente de Akaya.

- ¡Sempai, nosotros no podemos tomar alcohol! -el más joven miraba la botella que el otro le tendía, mitad horrorizado y mitad curioso. Niou supo que ya lo tenía cuando el chico se acercó a la botella y olisqueó su contenido, claramente preguntándose cómo sabría.

- ¿Qué pasa, Akaya, tienes miedo? Es solo una botella, no va a comerte o algo así. Además, luego vendrá Yagyuu y nos pondremos a estudiar, y eso es muy aburrido.

A las diez y media, cuando Yagyuu llamó a la puerta, supo que algo no andaba bien cuando la sonrisa medio torcida de Niou le recibió.

-Yaagyuu, llegas justo cuando nos estábamos divirtiendo tanto~ -con solo una mirada, Yagyuu se percató del estado de ebriedad de Niou, y se apresuró a entrar, un tanto preocupado por Kirihara.

Tirado en un sillón, con la camisa del uniforme desabrochada y unas marcas sospechosas en el cuello, se encontraba el pequeño Akaya, visiblemente molesto por la interrupción.

-Sempai, no quiero estudiar matemáticas, ¡sigamos jugando!

-Sí, Yagyuu, únete al juego, ya que nos abandonaste durante toda la tarde…- Yagyuu dejó escapar un suspiro casi inaudible cuando Niou se sumergió en su cuello, besando toda porción de piel que encontraba en su camino. Probablemente al día siguiente todos recibieran un castigo memorable, pero en ese momento a Yagyuu no le podía importar menos.

Ese era el precio de dejar a Akaya al cuidado de Niou, y alguien tenía que pagarlo.

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