Para
reto_diario Número: 23/23
Título: Legado
Fandom: Harry Potter.
Claim: Harry Potter. Menciones de James y Lily.
Extensión: 559 palabras.
Advertencias: Ninguna.
Notas: Y me agarró la melancolía pre-HP7.
Muchas veces Harry se preguntaba acerca de sus padres. Cómo habían sido sus vidas, cuáles eran sus colores o sus comidas preferidos, cómo se habían conocido y en qué momento llegaron a enamorarse; qué habían sentido cuando nació, o cuáles habían sido sus últimas palabras al morir.
En la oscuridad, Harry se preguntaba muchas cosas. Lamentablemente, casi ninguna de sus preguntas traía una respuesta convincente, e incluso algunas no podrían ser respondidas jamás. Después de todo, los amigos de sus padres estaban tan muertos como ellos. O eran prófugos de la ley, lo cual restringía bastante las oportunidades de preguntar por el pasado de sus padres.
Lo único que siempre le decían era que no solo había heredado el talento de James en el Quidditch y la extraña capacidad de meterse en problemas, también había heredado su cabello revoltoso e indomable y su miopía. Pero no cabía duda que todo aquel que mirara vería los ojos de Lily Evans. Verdes y expresivos como los de su madre.
En las noches de soledad en las que era particularmente difícil conciliar el sueño, Harry también se preguntaba si había heredado de ellos algo más que habilidades para el Quidditch, cabello, ojos y problemas. Quería saber si su madre había sido buena alumna, si su padre había hecho algo más que bajarle los pantalones a Snape en quinto año. Imaginaba sus risas, sus voces que le hablaban, que le susurraban en el oído palabras que nunca pudo escuchar en su infancia. ¿A su madre le gustaría leer? ¿Su padre compartía la afición por el chocolate que Remus parecía tener? ¿Habían sido esas bromas en Hogwarts y esas copas de Quidditch el único legado de James Potter? Y cuanto más pensaba en ello, peor se sentía Harry al recordar que nunca podría esclarecer sus dudas con respecto a su familia.
Pero otros días, en los que Harry estaba mucho más animado, pensaba que en realidad un cabello revoltoso y un par de ojos verdes no estaban tan mal. Que las habilidades para el Quidditch eran un bonito don, y que en verdad no le importaba si su padre juraba solemnemente que sus intenciones no eran buenas, porque en el fondo, él sabía que había sido una gran persona. Y entonces dejaba volar un poquito su imaginación. Probablemente a su madre le habría encantado acompañarlo a comprar sus libros al Callejón Diagón, y seguramente las pociones se le dieran de maravilla. Su padre los habría tomado por sorpresa debajo de la capa invisible y entonces todos habrían vuelto a su casa en el Valle de Godric sin ninguna otra preocupación en mente más allá de la cena. Podía imaginar que todavía vivían y eran felices a su lado, como una familia normal, juntos.
Entonces recordaba que ellos habían luchado en contra de Voldemort, que habían pertenecido a la Orden del Fénix, y su pecho se henchía de orgullo. Porque puede que sus padres ya no vivieran, pero había sido así para protegerlo, para brindarle un mundo en el que fuera más fácil vivir, un mundo que tuviera paz para que él pudiera crecer y ser feliz. Y ahí era cuando sonreía tranquilo, cerrando los ojos dispuesto a dormir de una buena vez, mientras pensaba que en realidad sus padres nunca lo habían abandonado y que seguían velando por él, desde donde quiera que estuvieran.