Cuelgo aqui el primer fic hetaliano Latino espero que sea de su agrado...
antes de dejarlos muertos bien muertos quiero aclarar un par de puntos no muy Awesome que digamos...
No tengo idea si el personaje de Islas Malvinas es dentro del fandom hombre o mujer, o si son dos personajes (Gran Malvina y Soledad respectivamente) pero yo unifique todo el una chica de 16 años masomenos... ante todo me disculpo por mi ignorancia -.-
Titulo: Lo que no puedo perdonar.
Argentina X islas Malvinas.
Tenía que pensar en algo y tenía que ser ahora…
Su pequeña y linda princesa se estaba marchando, tal vez para siempre, de su lado y no podía permitirlo.
-Deja de protestar, esto no es el fin de nada. De seguro no protestarías tanto si decidiera independizarme de un día para el otro.
-Cierto, no estaría tan asustado.
Argentina miró con expresión cansada como su hermanita metía sus cosas en una maleta. Tenía ojeras bajo sus ojos como si no hubiera dormido bien, aunque por lo demás se veía impecable, tal como de costumbre. Realmente no quería discutir con ella, menos ahora. No sabía bien dónde estaba el error, pero esto no debería estar pasando.
-Ya te lo dije. Viviré en mi propia casa, así que nadie me convertirá en una criada.
Volvió a suspirar, mirando por la ventana el auto que continuaba esperando en la puerta para alcanzarla al avión que la llevaría a su nueva casa. Eso realmente apestaba.
-Déjame ayudarte aunque sea.
Trató de sostener la maleta pero ésta era realmente pesada y su mano izquierda estaba todavía herida y vendada por su último conflicto armado.
-Deja, puedo cargarlo yo misma.
-No. Te ayudaré. - reclamó él levantándola con la mano derecha y tomando su abrigo. Ella simplemente se lo permitió.
Salieron de la casa casi en completo silencio, incluso el cielo acompañaba en su clima nublado pero sin precipitaciones, el estado de ánimo general.
-Bien… nos vemos hermano- abrió la puerta del auto y antes de entrar sacó de su bolsillo una pequeña cadena de plata.
-Ten… por la que perdiste ese día, y la próxima vez deja de meterte en problemas por pequeñeces como estas.
Le dio la cadena y se metió al auto, el cual al darle la orden arrancó para llevarla al aeropuerto.
El mayor miró al cielo con frustración y tras un par de maldiciones en voz baja entró a la casa.
………………..
Tenía la medalla de aquella cadena en su bolsillo y la apretaba con todas sus fuerzas.
No pudo evitar encogerse en el asiento trasero y comenzar a llorar lastimeramente como nunca en su vida, ni intentó evitar que las gruesas lágrimas corrieran todo su impecable maquillaje.
Esa chaqueta se la había regalado él en su último cumpleaños y la medalla que se la había dado como obsequio al conocerla.
Claro que lo quería, pero ella había provocado que su hermano y Reino Unido se enfrentaran. Viendo ese desastre había gritado que se detuviera, que era inútil seguir y que prefería ir con Arthur, todo para dejar de ver como lo apaleaban.
Claro que eso había herido a Argentina, pero detuvo la pelea comprobando que había lastimado gravemente su brazo izquierdo, ese que ella tomaba al caminar cuando era pequeña.
No podría perdonarse nunca ese percance, y lo que no podía hacer era regresar y decirle lo mucho que lo sentía. Después de todo esa no era una victoria digna para él.
Ella no sería nunca un protectorado ni una colonia inglesa, mucho menos una nación y se había negado a todos los privilegios que éste le había ofrecido en su casa, Inglaterra. No los necesitaba. Lo que más dolía era saber que nunca podría volver a vivir en la casa de su hermano; después de todo, ella era la que más lo había herido y ya no tenía ese derecho.