May 25, 2009 13:58
Cuando la mediocridad parece que me va a cortar en dos, respiro palabras. Salgo de esa maraña de ideas preconcebidas que nunca fueron hechas para mí, de todo ese barullo de gente que tiene la misma mirada y el mismo tono de voz.
Es entonces cuando, más que nunca, te siento.
Una vez tuve fulgor dentro de mis manos. Formaba parte de los sueños de otra gente que vivía, entre otras cosas, para hacerme feliz; pero en la dinámica de esta vida tan loca o tan tonta, aprendí algo totalmente erróneo, y lo único que no sé hacer es volver hacia atrás para cambiarlo. Aprendí también a cerrar círculos, etapas, da igual cómo se llame. Entendí que hay cosas que tienen un principio y un final, comprendí que pocas cosas duran eternamente porque incluso los latidos en el pecho están condenados a perder. Lo equivocado fue la razón por la que lo aprendí, ese miedo que desde joven se disolvió en mis venas, sin posibilidad de diálisis ninguna.
Tú te marchaste, ¿por qué no iban a hacerlo los demás? Tú te marchaste aun cuando todo indicaba que yo te necesitaba a gritos, aun cuando me caía en tus pisadas de gigante, aun cuando esperé y de tanto esperar la propia espera se perdió en el vacío. Si tú lo hiciste, pensé, entonces no había ninguna razón por la cual otro no lo hiciera. Así que aprendí a estar siempre alerta para que no volviera a cogerme de sorpresa, y aprendí que, si yo me marchaba primero, todo sería más fácil. "Antes de que te marches tú, me voy yo". Y no hay nada de orgullo ni de afán de superioridad, ¿para qué? No era necesario.
Es la dinámica autodestructiva de mi vida, y cuando alguien se alarga mucho soñando conmigo yo misma doy razones para poder cerrar puertas.
Pero tú no te marchas. Tú sigues en pie, estoico, y eres mi pilar cuando creo que me convertiré en polvo. Vas más allá de todo lo que digo, e intuyes lo que realmente siento a través de los silencios que dejo caer. Me muerdes el alma, sólo para que ella grite y se escuche por encima del discurso tan estudiado, tan monótono. Has borrado la mayor parte de mis errores porque yo misma entendí que los ceros comienzan a contar y no importa el momento en el que te encuentres, ni que no sea el más adecuado ni el que tú esperabas. Logré ese impulso concéntrico que tanto quise para mí, que tanto quisiste tú mismo con ese fulgor, de alma dorada, que me suspiraba por las noches. Aspiraste mi vida tan equivocada, tan torcida del camino, me regalaste un nuevo desvío y tantas lecciones para seguir adelante que ni siquiera me importa seguir cometiendo errores, porque quiero 'vivir más'. Te quiero, aunque tantas veces hayas escuchado mi amor negado. A veces te empujo hasta el borde de mí misma, quiero que saltes; pero te has propuesto romper con esa dinámica de antaño y demostrarme que hay gente que se queda. Sí, que se queda. No importa lo que pase, ni cómo pase, tú quieres enseñarme que un círculo se cierra de forma natural, que a veces duele más o duele menos, pero que si duele es precisamente porque estoy viva; que hay más constantes en la vida de las que yo creo. Gracias a ti, cerré de verdad mi primer círculo y sé que, en el futuro, no me arrepentiré, porque ese brillo que yo veía no era más que un espejismo de mi propia estrella. Que lloraba porque no sabía ver lo que otros ojos tenían tan claro. Y llegó el fin, 'limpia, oxigena, respira'.
Espero que entiendas que hay momentos en los que, sin querer, bajo hasta el sótano de la dignidad humana. He perdido a muchas personas, muchas, a las que necesito inevitablemente echar de menos. A veces necesito echarlas de más. Quiero que comprendas que fuiste mi primer gran acierto dentro de un mundo que apenas comenzaba a despertar, y yo necesitaba respirar muchas veces antes de volver la cara hacia ti y decir "sí, quiero quedarme aquí, y no quiero huir nunca más". Aún quedan errores, desperfectos de fábrica que debo arreglar, porque aunque me costó entenderlo, sé que cuando yo sufro, lo haces tú también. Te lo dije: tus evidencias a veces a mí no me lo parecen tanto, y hay cosas tan básicas y tan naturales a las que yo quiero encontrarle explicación y realmente no la tienen. No la tienen porque, sencillamente, existen. Y existen de una forma tan rotunda que hace que me duela el alma, porque el amor debe doler de tanta felicidad. Si me da miedo saber la profundidad de lo que hemos creado es porque sé que tengo mucho que perder, ni más ni menos. Quieres que seamos uno, y a veces se me olvida que dentro de ese 'uno' estás tú también, que mis decisiones afectan directamente a las tuyas. Cuando lloro y me enfado, cuando me quedo callada, no es contigo con quien quiero iniciar la guerra. Es conmigo, trato de encontrar de nuevo el equilibrio, trato de no tambalearme y no empujarte a saltar. Trato de ser yo, sin más.
Apenas sé ya echar de menos, pero tú lo revuelves todo dentro de mí para recordarme todas aquellas razones, los motivos por los cuales estoy hecha para vibrar y sentir. Lo haces todo más sencillo, lo simplificas. Por eso, entre otras cosas, te quiero tanto. Porque me miras y me quieres de una manera tan natural que parece que es innato en ti, y porque aunque sé que puedes vivir sin mí, no quieres hacerlo.
'& dormíamos tan juntos que parecíamos siameses'