Control. O la falta de él.

Oct 25, 2008 18:44

Autora: riatha
Fandom: Original
Pairing: Elisa/Lucía
Rating: PG-13
Advertencias: Femslash y un poco de dominación, pero nada.
Notas: Para neyade. Se suponía que iba a ser para su cumpleaños, pero claro, las musas son unas zorras y me tienen totalmente abandonada. No me acaba de convencer el final, pero llevo más de un mes dándole vueltas y me lo tengo que quitar de encima. Así que, regalo de Letta. Felicidades atrasadas, sabes que eres especial y blablabla cursiladas varias que se suelen decir pero que yo no digo. (Suposo que ho saps i si no doncs mira, ho hauries de saber. Cosa teva.)


La primera impresión que le dio fue la que da un apretón de manos demasiado fuerte y rápido y una mirada inteligente sobre unas gafas de montura metálica que parecía escrutarla sin demasiados miramientos.
Fría. A Lucía, Elisa le pareció una mujer fría.
Quizás también influyera la fama de mujer ambiciosa sin escrúpulos que Elisa arrastraba y que no se molestaba en cambiar.

Todo lo que sabía de Elisa Serra lo sabía de boca de otros. De otros que estaban bajo sus órdenes.
Nada era bueno.
Elisa tenía fama de ser intransigente, déspota y arrogante. Se paseaba por los pasillos con mirada altiva y porte orgulloso, siempre mirando al frente con la cabeza alta y con la espalda recta. Era brillante y lo sabía, y no dudaba en hacer uso de todos los recursos a su alcance para obtener lo que quería. Algunos sostenían que era gracias a esos otros recursos que Elisa había ascendido tan rápidamente.
Ella hacía caso omiso de esas críticas y se limitaba a hacer su trabajo y a ganarse a los clientes.
No pensaba ser una empleada eternamente, y cuando creara su propio bufete de abogados, se llevaría a los mejores.
Quizás era por eso por lo que la llamaban trepa.
O quizás era porque nunca se relacionaba con el resto de sus compañeros y prefería pasar su descanso investigando para un caso especialmente difícil que hablando del hijo que había tenido la recepcionista o del nuevo chico que había conocido la secretaria del jefe.
Sinceramente, todo eso no le interesaba lo más mínimo.

****

La mañana en que Lucía pensó que quería follarse a su jefa se le cayó el café mientras escribía un informe, se le colgó el ordenador tres veces, se tropezó con el último escalón, perdió dos veces el metro y desnudó mentalmente a Elisa mientras pensaba en el pedido que tenía que hacer a la central. Fue una mierda de día.
Los siguientes no fueron mejores.

Elisa es la clase de mujer que puede volverte loca. Siempre subida en tacones de escándalo y pantalones estrechos que dibujan piernas imposibles, camisa demasiado ceñida y casi transparente, pecas en el puente de la nariz y sonrisa desdeñosa, ojos claros tras gafas de montura metálica y eterna mirada altiva.
A Lucía no le costó enloquecer.

Tener a Elisa de jefa era un continuo suplicio. Además de las broncas que Lucía tenía que aguantar (que eran muchas y largas), estaba el tenerla siempre rondando a su alrededor y verla cada jodido segundo de su jornada laboral. Jornada que era propia de una esclava, por cierto.

****

Lucía trabajaba como secretaria de Elisa en un bufete de abogados. El trabajo en sí no era un mal trabajo; se encargaba de pasar los informes, hacer pedidos de casos antiguos a la central cuando Elisa los necesitaba, organizar citas, escoger los casos importantes, atender llamadas, ese tipo de cosas. El problema es que con Elisa era bastante difícil trabajar.

Pedía a Lucía cosas que no formaban parte de sus funciones y que a veces la obligaban a alargar todavía un poco más su jornada laboral, usaba siempre un tono de voz exigente y autoritario que provocaba un continuo estado de tensión en Lucía, pedía cosas estúpidas como café con leche antes de comer y revisaba el correo antes de irse por la noche cuando era evidente que a esas horas nadie escribía correos; no la dejaba descansar ni un momento y a pesar de llevar tres meses trabajando juntas, aún dejaba que Lucía la llamara por el apellido.
La señorita Serra era una verdadera déspota.
Y a Lucía eso le ponía bastante más de lo que debiera.
Muchísimo más, de hecho.

****

Tenía veintisiete años, tres relaciones fracasadas a sus espaldas (la última de ellas hacía menos de dos meses) y ganas de tirarse a su jefa.
Lo que tenía era un serio problema.

****

Lucía no era una chica particularmente guapa. Tampoco era particularmente fea.
Más alta que la mayoría de hombres y tan delgada que daba la sensación de que se iba a desmayar en cualquier momento, solía impresionar a los hombres. También solía impresionar a las mujeres, lo que, la verdad, le interesaba bastante más.
Tenía una sonrisa bonita que no usaba casi nunca y ojos oscuros que parecían saber siempre qué estabas pensando.
A Elisa no la impresionaba en absoluto.
Lucía no estaba acostumbrada a que alguien a quien sacaba casi una cabeza la tratara de esa manera.
Le gustaba.
El sentirse por primera vez expuesta tenía algo que le provocaba una sensación agridulce en la boca del estómago; por una parte, la hacía sentirse vulnerable y débil, por otra, no estaba segura de que eso la disgustara del todo.
Preocupante.

****

Con todos esos datos uno pensaría que la que dio el primer paso fue Lucía.
Error.
Fue Elisa la que lo dio.
Coincidieron en el baño cuando ya casi habían cerrado. No quedaba prácticamente nadie en las oficinas y Lucía estaba refrescándose la cara buscando algo de la tranquilidad que Elisa le quitaba, cuando ésta salió de uno de los cubículos.
-Creí que estabas acabando el informe.
-Y yo creí que tenía permiso para ir al baño al menos una vez.
La mirada de Elisa la atravesó reprochándole la impertinencia. Sonrió de medio lado.
-No lo tenías.
Y probablemente Lucía hubiera debido sentirse ofendida o humillada, pero lo único que sintió fue un tirón en la parte baja del estómago y la sensación de que se hacía un poquito agua.
-¿Vas a volver al trabajo o no?
Y Lucía, lo único que pudo hacer fue asentir lentamente y dirigirse hacia la puerta con las piernas flaqueando y el corazón bombeando más rápido de lo que debiera.
No había alcanzado aún el pomo de la puerta cuando la mano de Elisa se cerró alrededor de su muñeca y se encontró con unos ojos verdes que la miraban directamente.
-Y no vuelvas a hablarme así.
Y el beso no lo esperaba, la verdad.

La tiene cogida por la muñeca y la otra mano la sujeta por la nuca. La besa metiendo la lengua sin avisar y mordiendo un poco, con los ojos abiertos y la mirada clavada en la suya.
Y Lucía no puede evitarlo; gemir un poco y abrir más la boca, apretarse contra Elisa y cerrar los ojos mientras se derrite contra ella. No puede evitar ladear el rostro y sacar un poco la lengua, apoyar la mano en la cintura de Elisa y apretar un poco con los dedos, tan sólo para cerciorarse de que es real.
Lo es.
Elisa besa como lo hace todo en la vida. Fuerte y rápido, con prisa y un poco de agresividad, dominando el beso y dejando marcas por toda partes. Es un beso posesivo y algo brusco, violento incluso, y a Lucía le cuesta un poco respirar. Nota como le falta el aire por momentos y tiene una sensación de mareo que se ve acrecentada por la lengua bailando en su boca, gime un poco dentro del beso y Elisa muerde, y cuando cree que se va ahogar, Elisa se separa y sonríe con malicia.
-Ve a trabajar.
Y Lucía, aún sonrojada y jadeante asiente con sumisión y se dirige hacia la puerta mientras trata de recuperar un poco de aire.
Le da la sensación de que nunca va a volver a respirar igual.

Estaba jodida del todo. Enferma crónica. Terminal. Irrecuperable.
Pero cuando salió del baño y se pasó la lengua por los labios, no pudo evitar sonreír un poco y adecentarse la ropa y el pelo tratando de quitar esa sonrisa estúpida de la cara.

Cuando Elisa volvió al despacho, se la encontró concentrada, casi parecía que no había pasado nada.
Excepto porque Lucía no pudo evitar sonrojarse y fijar tozudamente la vista en los papeles que tenía delante.
Elisa sonrió de lado y planeó su nuevo ataque.
-Estás sonrojada.
Lucía insistió en seguir mirando el papel, pero cuando resultó evidente que Elisa no iba a dejar de mirarla hasta que dijera algo, respondió:
-Sí, hace calor.
Y cuando Elisa se quitó la chaqueta mientras la miraba fijamente y se acercaba a ella, supo que había sido un error decir eso.
Tampoco es como si se hubiera arrepentido alguna vez.

femslash, fandom: original, pairing: elisa/lucia

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