Una vez están a bordo de la nave de Quill, Jim ve la manera en la que Tony aprieta los puños bajo la mesa y respira milimétrico, pausado y sin un ápice de descontrol.
Jim nunca tuvo interés en ir al espacio, y el Incidente actúa como punto de referencia y comparación para todas las situaciones que pueda imaginarse. Excepto que el Incidente es como los civiles se refieren a ello. ¿Jim? Jim sabe que su verdadero nombre es puta locura. Sabe que el espacio es una cosa para la que deben estar preparados. Que bichos enormes salen de ahí, que hay dioses pululando por la tierra y el resto del cosmos, y que, cinco años después, Tony continúa despertándose entre sudores fríos.
El espacio significa que Tony ladra más que habla, que habrá una reunión incómoda con el resto de sus antiguos compañeros, que los únicos que tienen armas en esa nave son un mapache parlante y un bonsai que no ha pasado aún del estado de conservación de la materia.
El crío es el único que no parece estar preocupado. Revolotea entre los paneles de mandos con la máscara roja a mitad de la cara y evitando la mirada furiosa de Tony. En el punto en que Tony adopta el papel del padre enfadado, Jim necesita ser práctico y trabajar con lo que tiene. Lo que tiene es un es un genio de dieciséis años al que mantener alejado de las explosiones y que probablemente pueda manejar la mitad de esa maquinaria mejor que él.
La Milano es un pedazo de chatarra que no debería volar. Sus piezas parecen sostenerse juntas por pura fuerza de voluntad y cuatro capas de pintura.
Los asientos de la cabina tienen un arnés y el rostro tapado de Peter Parker apenas asoma por encima cuando toman asiento. “No sé mucho de Thanos”, comienza, “pero mi sentido arácnido me dice que tenemos más probabilidad de explotar de camino que otra cosa.”
-No tentemos a la suerte.
Jim Rhodes nunca tuvo interés en ir al espacio, y no está seguro de que el trayecto tenga fecha de vuelta.
jim rhodes; tony stark; rhodey/tony (?)
[1]
i. espacio (la última frontera)
Más que una petición es un secuestro.
Una vez están a bordo de la nave de Quill, Jim ve la manera en la que Tony aprieta los puños bajo la mesa y respira milimétrico, pausado y sin un ápice de descontrol.
Jim nunca tuvo interés en ir al espacio, y el Incidente actúa como punto de referencia y comparación para todas las situaciones que pueda imaginarse. Excepto que el Incidente es como los civiles se refieren a ello. ¿Jim? Jim sabe que su verdadero nombre es puta locura. Sabe que el espacio es una cosa para la que deben estar preparados. Que bichos enormes salen de ahí, que hay dioses pululando por la tierra y el resto del cosmos, y que, cinco años después, Tony continúa despertándose entre sudores fríos.
El espacio significa que Tony ladra más que habla, que habrá una reunión incómoda con el resto de sus antiguos compañeros, que los únicos que tienen armas en esa nave son un mapache parlante y un bonsai que no ha pasado aún del estado de conservación de la materia.
El crío es el único que no parece estar preocupado. Revolotea entre los paneles de mandos con la máscara roja a mitad de la cara y evitando la mirada furiosa de Tony. En el punto en que Tony adopta el papel del padre enfadado, Jim necesita ser práctico y trabajar con lo que tiene. Lo que tiene es un es un genio de dieciséis años al que mantener alejado de las explosiones y que probablemente pueda manejar la mitad de esa maquinaria mejor que él.
La Milano es un pedazo de chatarra que no debería volar. Sus piezas parecen sostenerse juntas por pura fuerza de voluntad y cuatro capas de pintura.
Los asientos de la cabina tienen un arnés y el rostro tapado de Peter Parker apenas asoma por encima cuando toman asiento. “No sé mucho de Thanos”, comienza, “pero mi sentido arácnido me dice que tenemos más probabilidad de explotar de camino que otra cosa.”
-No tentemos a la suerte.
Jim Rhodes nunca tuvo interés en ir al espacio, y no está seguro de que el trayecto tenga fecha de vuelta.
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