Suena un grito en la oscuridad de su mente (agudo, femenino) que atraviesa todo colándose por las grietas dibujadas en la superficie de sus sueños. No necesita ver un rostro ovalado; los ojos grandes, abiertos en expresión de miedo; los labios que ha memorizado una y otra vez y que han rozado con anterioridad los suyos en un beso (inesperado, suave, con un toque de premura y un sabor especial). Sabe perfectamente quien es la dueña de ese sonido que desgarra la tela de araña tejida por aquel que usurpa su mente atrapada como un insecto (no se puede mover, pero aún así lo intenta. Es Stiles, el verbo rendirse no existe para él).
Cierra los ojos en sus sueños, hundiéndose en el recuerdo de un pelo largo (rojo como el fuego, suave como la seda) que el viento alborota, rozando cada esquina perfecta de ella (su piel clara, su cuello esbelto, la curva de sus hombros, la forma de su pecho).
Oye de nuevo el sonido de su voz que es arrastrado hasta él de alguna manera. Llega como el único sonido en ese mundo profundo, rompiendo el silencio sólo alterado por el sonido de los pasos de él.
Stiles. Stiles, grita la voz.
Él responde.
Lydia.
Una y otra vez en esa oscuridad.
Pero no sabe si le oye, si nota la desesperación en cada sílaba pronunciada y que es escapa de sus labios con una dificultad que no comprende (siente que tiene la lengua pegada al paladar, que algo le impide abrir la boca). Se permite sentir dicha desesperación, él, Stiles, porque tiene miedo (atroz, que se extiende por su cuerpo como un veneno). Mierdo del que le controla, de él mismo (quiere salir de ahí, coger a Lydia de la mano y alejarse lejos, muy lejos).
Nunca recibe respuesta, pero sigue pronunciando su nombre (él se ríe, se cree invencible).
Lydia. Lydia (como puede. Cada vez más alto, con más insistencia).
Cuando suena un Stiles a continuación se para (su corazón late fuerte, nervioso, a lo mejor le ha oído).
Lydia. Repite una vez más.
Pasan los segundos y no hay respuesta (algo vuelve a doler dentro de él. Es el miedo, retenido su avance en ese segundo de esperanza).
Ella no le oye (o eso piensa). Está solo, con él, con su demonio.
No obstante su nombre sigue en sus labios como una pequeña oración (no es creyente, pero cree en ella, quiere hacerlo, nada se lo impedirá. Ni siquiera él).
Lydia, susurra de nuevo, llamándola en la oscuridad (se aferra la chispa de luz que despide su nombre, al recuerdo cálido que representa).
Cierra más aún los ojos (puede que despierte si insiste, él lo intenta) y por un segundo una mirada de ojos marrones se clava en él.
------
Lejos, o no tanto, Lydia abre los ojos de repente (sobresaltada, el corazón acelerado, una fina capa de sudor cubriéndole la piel).
Stiles, murmura (le ha visto, está segura).
Una lágrima se desliza por su mejilla, curvándose hacia sus labios resecos, sin ninguna persona testigo de su recorrido.
Está en alguna parte, cerca (lo siente). Vivo, solo, encerrado en su celda mental por fuertes barrotes.
No le importa lo duros que sean, lo que se resistan. Ella seguirá intentando llegar a él, derribarlos (romperlos, hacerlos añicos), aunque se quede sin fuerzas.
No va a abandonar a Stiles.
Nada ni nadie se lo va a impedir.
Ni un nogitsune, ni sus propios temores, ni la más horrible oscuridad.
DIOS MÍO, HAN PASADO 84 AÑOS DESDE QUE PIDO STYDIA Y POR FIN ALGUIEN CONTESTA UN PROMPT MÍO DE ELLOS. :''''''''''''''''''''' I ♥♥♥♥ U SO MUCH.
No obstante su nombre sigue en sus labios como una pequeña oración (no es creyente, pero cree en ella, quiere hacerlo, nada se lo impedirá. Ni siquiera él).
Sí, sí, porque Stiles y Lydia se apoyan, se ayudan, son anclas y creen el uno en el otro y lloro mucho, joder.
Tú sabes que yo quería responderte alguno desde hace mil pero soy idiota y lo dejo para más tarde Y ESO ESTÁ MUY MAL. Y vamos, el último episodio me dejó con los stydia!feels que todavía estoy debatiendo con ellos sin mucho éxito.
Y buah, que tengo guardaditos los magníficos edits de tumblr, gritando ahí fic ;_________;
Admito que a veces no sé si los estoy shippeando como pareja o BFF, porque a mi me encantan tal y como son (como dices tú, con esa confianza, esa compenetración natural).
Solo sé que me gustan mucho juntos, así de simple.
Voces en lo profundo
Suena un grito en la oscuridad de su mente (agudo, femenino) que atraviesa todo colándose por las grietas dibujadas en la superficie de sus sueños. No necesita ver un rostro ovalado; los ojos grandes, abiertos en expresión de miedo; los labios que ha memorizado una y otra vez y que han rozado con anterioridad los suyos en un beso (inesperado, suave, con un toque de premura y un sabor especial). Sabe perfectamente quien es la dueña de ese sonido que desgarra la tela de araña tejida por aquel que usurpa su mente atrapada como un insecto (no se puede mover, pero aún así lo intenta. Es Stiles, el verbo rendirse no existe para él).
Cierra los ojos en sus sueños, hundiéndose en el recuerdo de un pelo largo (rojo como el fuego, suave como la seda) que el viento alborota, rozando cada esquina perfecta de ella (su piel clara, su cuello esbelto, la curva de sus hombros, la forma de su pecho).
Oye de nuevo el sonido de su voz que es arrastrado hasta él de alguna manera. Llega como el único sonido en ese mundo profundo, rompiendo el silencio sólo alterado por el sonido de los pasos de él.
Stiles. Stiles, grita la voz.
Él responde.
Lydia.
Una y otra vez en esa oscuridad.
Pero no sabe si le oye, si nota la desesperación en cada sílaba pronunciada y que es escapa de sus labios con una dificultad que no comprende (siente que tiene la lengua pegada al paladar, que algo le impide abrir la boca). Se permite sentir dicha desesperación, él, Stiles, porque tiene miedo (atroz, que se extiende por su cuerpo como un veneno). Mierdo del que le controla, de él mismo (quiere salir de ahí, coger a Lydia de la mano y alejarse lejos, muy lejos).
Nunca recibe respuesta, pero sigue pronunciando su nombre (él se ríe, se cree invencible).
Lydia. Lydia (como puede. Cada vez más alto, con más insistencia).
Cuando suena un Stiles a continuación se para (su corazón late fuerte, nervioso, a lo mejor le ha oído).
Lydia. Repite una vez más.
Pasan los segundos y no hay respuesta (algo vuelve a doler dentro de él. Es el miedo, retenido su avance en ese segundo de esperanza).
Ella no le oye (o eso piensa). Está solo, con él, con su demonio.
No obstante su nombre sigue en sus labios como una pequeña oración (no es creyente, pero cree en ella, quiere hacerlo, nada se lo impedirá. Ni siquiera él).
Lydia, susurra de nuevo, llamándola en la oscuridad (se aferra la chispa de luz que despide su nombre, al recuerdo cálido que representa).
Cierra más aún los ojos (puede que despierte si insiste, él lo intenta) y por un segundo una mirada de ojos marrones se clava en él.
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Lejos, o no tanto, Lydia abre los ojos de repente (sobresaltada, el corazón acelerado, una fina capa de sudor cubriéndole la piel).
Stiles, murmura (le ha visto, está segura).
Una lágrima se desliza por su mejilla, curvándose hacia sus labios resecos, sin ninguna persona testigo de su recorrido.
Está en alguna parte, cerca (lo siente). Vivo, solo, encerrado en su celda mental por fuertes barrotes.
No le importa lo duros que sean, lo que se resistan. Ella seguirá intentando llegar a él, derribarlos (romperlos, hacerlos añicos), aunque se quede sin fuerzas.
No va a abandonar a Stiles.
Nada ni nadie se lo va a impedir.
Ni un nogitsune, ni sus propios temores, ni la más horrible oscuridad.
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No obstante su nombre sigue en sus labios como una pequeña oración (no es creyente, pero cree en ella, quiere hacerlo, nada se lo impedirá. Ni siquiera él).
Sí, sí, porque Stiles y Lydia se apoyan, se ayudan, son anclas y creen el uno en el otro y lloro mucho, joder.
escribe más de ellos.
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Y buah, que tengo guardaditos los magníficos edits de tumblr, gritando ahí fic ;_________;
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Solo sé que me gustan mucho juntos, así de simple.
ILU por comentar ♥♥
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