Título: Beso
Autora:
lemoutonrose Pareja: Reborn/Lambo
Rating: G. ¡Ya me los sé! Ahahahaha.
Notas: Dedicado a
chron_icle, porque es muy demasiado buena conmigo, que soy una zo**. Feliz cumpleaños hiper-mega-maxi-atrasado, pero ¡prometo!, y es super cierto, que es lo único medionadadecente que he escrito últimamente. Quizás un poquito dedicado a personas que en realidad no lo está porque nunca lo leerán pero me gustaría que se sepa que pienso en ellas: A Kaori, porque es una pu** zorr* de mier** que me hizo pegarme noches sin dormir preocupándome por ella, aunque sabe que en el fondo la quiero de ésa manera en que quiero yo, mientras dejaba Harajuku sin ropa y con mucho dinero ¬¬U, y a Cookie, que está ayudando a controlar ese parrafón de asquero románticas frases que me están soltando. Agh. ¡Dios!¡Los tios que conozco son gilipollas! ¡No te pongas a llorar! - Se irrita -
Lambo recuerda como si fuera ayer su primer beso con Reborn. Recuerda que no se sintió, como todos le habían dicho, el momento mágico y las mariposas en el estómago que se sentían cuando alguien se daba un beso con la persona que le gustaba. No porque fuera el primer beso que daba, porque aunque llorón era pícaro, sino porque sí lo era con una persona que realmente le gustaba -el único, quizás.
Ése día habían ido a un acuario que acababan de abrir. La gran inseguridad por saber qué le iba a contestar (seguramente calabazas), y la extrañeza cuando aceptó a la primera, sin súplicas ni chantajes fueron cosas que no se olvidan fácilmente.
Acababan de ver el espectáculo de los delfines, donde un asustado nadador le había elegido entre el público para pedirle colaboración en el número (Lambo no sabía nada de la visita del día anterior de Reborn con León -que incluía pistolas, balas y una ‘petición’ para mesa vip en el restaurante-, y podría pasarse tiempo sin saberlo), y se habían metido en la parte de los syngnátidos, para admirar a los bonitos pez agujas y los impresionantes dragones de mar.
¡Parecen algas! Exclamó el Bovino cuando se fijó en las prolongaciones que salían del ‘Phycodurus eques’, como rezaba un cartel próximo.
Después de ese comentario, más gritado que otra cosa, Reborn murmuró bajito.
‘Ese caballito de mar tiene rota la silla de montar.’
Y cuando se giró, la ilusión en la cara se trasformó en sorpresa cuando, en vez del caballito de mar, vio la cara de su acompañante a menos de cinco centímetros, y notó los labios (ásperos y duros) sobre los suyos.
Después se entristeció cuando recordó que los caballitos eran demasiado pequeños como para ser montados.
*** Sí, apesta, lo sé. Deberíais ver cómo son los dragoens de mar, so awesome. So cute? Y me puse a medir la distancia entre mi hermana y yo cuando nos dábamos un beso - cerca de lso labios xD- Salió cinco, aproximadamente. Y yo que creía que ponían lo de menos de cinco centímetros porque es un número redondo...