TITULO: "Reencuentro (Cap.IV y final)
PERSONAJES: Booth y Brennan.
EXTENSIÓN: 13.770 caracteres o 2.487 palabras.
SPOILERS: Ninguno, de nuevo todo es absolutamente inventado
SUMARIO: Los momentos decisivos acaban llegando, y si no, se provocan...final del fic.
Brennan entra en el Founding Fathers con una secreta esperanza, y cuando abre la puerta y mira alrededor no puede evitar un pequeño aleteo en el estómago. Booth está sentado al final de la barra, según su costumbre, toma la botella de cerveza por el cuello y da un profundo trago sin mirar hacia ningún lugar en especial.
-¡Doctora Brennan! ¡Me alegro de verla!
Josh, el camarero de la noche, la saluda con efusión. Brennan piensa que puede deberse, sobre todo, a la última vez que se vieron, cuando ella recuerda mínimamente su animada conversación sobre restos humanos y cadáveres. Todo ello con Will delante, claro.
-Hola Josh, yo también me alegro.
-El agente Booth está al final si le busca -dice señalando con la cabeza en su dirección.
-Le he visto, gracias - dice Brennan algo incomodada-. Josh, ¿está con alguien?
-No, doctora Brennan. Pensé que la estaba esperando a usted. Lleva un buen rato ahí sentado.
-Gracias otra vez. ¿Me pones una cerveza a mí también, por favor?
-Por supuesto.
Ella se dirige hacia donde está Booth con cautela, pero pensando a toda velocidad qué va a hacer cuando llegue a su lado. Qué va a pasar cuando se siente en aquel taburete...
Pero no lo piensa más y finalmente se sienta a su lado sin que él se dé cuenta.
-Hola -le dice simplemente.
El se da la vuelta y sonríe. Qué maravillosa sorpresa. Ella siempre aparece cuando él conjura su presencia una y otra vez. Y desaparece cuando menos lo espera también.
-Hola. ¿Quieres tomar algo?
-Josh me ha puesto ya una cerveza.
-Estupendo.
Se miran un momento y él aparta la vista. No desea que lo que es tan intenso quede en evidencia. No puede dejar que se haga evidente. No debe dejarlo.
-¿Qué te trae por aquí?
-Nada especial. Acabo de salir del laboratorio y quería desconectar un poco antes de volver a mi apartamento.
-¿Desconectar? -Booth la mira con asombro-. Tú no desconectas ni siquiera cuando duermes. ¿Quieres contarme algo?
Maldita sea. La conocía mucho mejor de lo que suponía. Años y años de interrogatorios del agente se volvían ahora en su contra.
-¿Por qué me dices eso?
-Porque algo en tu comportamiento me dice que no hay casualidad. Porque además tú no crees en ella. Porque yo estaba aquí antes que tú.
-No entiendo qué tiene que ver eso con el hecho de que yo...de que me apeteciese....no hay nada..
-Venga, Huesos. Te conozco. Ya sabes: tu flor preferida, tu planeta favorito...todas esas cosas y muchas más. Y puedo saber cuándo me mientes.
Brennan se siente pillada. Pretendía comenzar una conversación intrascendente y se encuentra metida de pleno en el ojo del huracán.
-Pues estás equivocado -contesta manteniéndose en sus trece-, no hay nada de lo que quiera especialmente hablar, ni siquiera contigo. Sólo buscaba desconectar, ya te lo he dicho. ¿Y tú? ¿Qué buscabas al venir aquí esta noche?
Por un momento él se siente incómodo. Calla sin decir nada. Bebe de nuevo de la botella sin mirarla. Finalmente habla.
-No sé lo que buscaba. De verdad que no lo sé. Quizá un poco de alboroto que rompiera el silencio de mi casa.
-¿Vas a contarme lo que ha pasado con Elizabeth?
Booth la mira rápidamente.
-Las noticias vuelan. Y Hodgins es el piloto más rápido de todo el circuito.
-Bueno -ella se siente incómoda de repente, es más que evidente que a él no le hace ninguna gracia hablar de ello, pero es necesario-, él se lo contó a Angela y ella me lo contó a mí. Dice que Hodgins te encontró en el laboratorio muy... abatido, y que tú le contaste que habías terminado con Elizabeth.
-Es cierto -de nuevo deja de mirarla-, pero si no te importa no quiero hablar de ello.
-Pero tú siempre dices que es bueno hablar de las cosas que nos preocupan...
-Elizabeth ya no me preocupa. Ella seguirá su camino y yo el mío.
-Pero tú...bueno, vosotros...parecíais... -Brennan habla con duda.
-Vale, hablemos de ella -dice Booth encarándose con determinación-. ¿Qué quieres saber? ¿Por qué lo nuestro ya no funciona cuando parecía ir sobre ruedas? ¿Por qué no he sido capaz de mantener una relación que parecía perfecta?
-No -ella vuelve a tener la sensación de que su cabeza y sus labios no han seguido el mismo ritmo-, en realidad a mí...
-...a tí te importa como a todos los demás. Y no, no puedo decir por qué. Ha terminado y punto. No hay una explicación razonable, ni siquiera para mí -Booth apura su cerveza y pide otra con un gesto-. No todo es lo que parece. ¿Y tú? ¿Lo tuyo con el director del Museo Asiático es lo que parece?
-¿Qué? -El contraataque pilla a Brennan con la defensa baja y no puede reaccionar todo lo rápido que habría deseado- ¿Will? ¡No! Sólo he salido con él un par de veces... ¿Quién te ha dicho...?
-Supongo que ha habido un flujo de información en una dirección y en otra, y que el punto de encuentro ha sido el mismo.
Ella se da cuenta ahora rápidamente.
-Angela. Supongo que ella se lo dijo a Hodgins, y él a su vez te lo contó a tí.
-Precisamente fue así, y escogió un momento un tanto delicado para decírmelo.
Booth todavía recuerda el dolor que sintió cuando Hodgins le contó lo de ese tipo con Huesos. Romper con Elizabeth precisamente porque no podía soportar durante más tiempo vivir de aquella manera y enterarse al mismo tiempo de que ella tenía una nueva cita. Y que no era la primera con el mismo tipo. Aquello sólo significaba una cosa: Huesos comenzaba a tener algo con él.
-Ya te he dicho que he salido un par de veces con Will, pero nada más. Precisamente hace un par de noches estuvimos aquí...
-Josh se ha encargado de ponerme al tanto.
-Parece que no puedo dar un paso sin que te enteres. Y te habrá dicho que salí de aquí un tanto...ebria, así que el siguiente paso fue dormir en el sofá de Will.
-¿En su sofá? -Booth parece claramente escandalizado y dolido- Y ahora me dirás que no pasó nada...
-No, no pasó nada. No estaba en.. condiciones de que ocurriera nada, y aunque hubiera estado sobria, no habría ocurrido.
-Claro, por supuesto. Terminais la velada en su casa y no pasa nada. Ahora me dirás que a él ni se le pasó por la cabeza. Já. Valiente idiota.
-¿Es que estás...molesto, Booth?
El está claramente sorprendido por su pregunta y lo que ello implica, pero finge indiferencia al pasar de puntillas sobre ella.
-Por supuesto que no. Eres mi compañera y tienes tu propia vida. No tengo motivos.
Mentiroso, se dice Brennan para sí. Y secretamente se siente muy satisfecha: comienza a ver atisbos del éxito de su plan aún cuando ya no está siendo llevado a cabo. Después de todo no era un mal plan para ser el primero de su vida...y el más importante.
-Y además, si me molestara, no habría esperado a tu...-Booth finje contar mentalmente- quinta cita. Lo habría hecho con el primer hombre con el que has salido.
-¿Llevas la cuenta de los hombres con los que salgo? -Brennan está sorprendida y enfadada, no sabe en qué proporción exactamente pero casi mitad y mitad.
-No, de eso ya se han encargado los demás. Porque como yo tenía una "feliz relación" -Booth entrecomilla con los dedos la expresión- con Elizabeth, nuestros comunes conocidos no han tenido reparos de mantenerme al día de tus citas. En ocasiones ha sido hasta divertido...
El colmo, piensa Brennan. Semanas y semanas intentando olvidarle y él encima dice que sus intentos por conseguirlo han sido "hasta divertidos". La expresión de su rostro, probablemente ceñuda, anima a Booth a seguir con la burla.
-Salir con el director del Museo de Arte Asiático no ha sido lo más raro. También probaste de nuevo con una cita a ciegas a través de Internet, a pesar de que la anterior había salido de pena, y tocaste el mundo artístico con un pintor amigo de Angela. Variedad has tenido, no lo niegues...
-Efectivamente, no te importa con quién salgo, pero veo que estás muy informado aún sin proponértelo...porque tú no preguntaste nunca, ¿verdad? -dice Brennan con cara de inocencia.
-Nunca.
Una nueva mentira. Brennan sabe que Booth, de una manera u otra, se las ha arreglado siempre para enterarse de por qué ella se marchaba más pronto del trabajo o tenía prisa por acabar su tarea diaria, lo que era generalmente indicio de una cita con un hombre. Angela tiene una red de contactos que dejarían en pañales al famoso FBI del agente Booth... y de nuevo le gusta pillarle mintiendo...sobre ella.
-Y ahora que hemos recapitulado sobre nuestras fallidas experiencias..amorosas, ha llegado el momento de preguntarnos en qué punto nos encontramos -dice Booth mirando a su botella como restando importancia a sus palabras.
Pero Brennan sabe que la tienen. Y mucho. Porque no ha sido un encuentro casual, al menos por su parte. Porque al entrar en el bar éstaba casi segura de que lo encontraría, puesto que no estaba en su despacho ni en el Jeffersonian. Porque aunque no sabe cómo encauzarlo está segura de que debe poner un punto y final o un punto y seguido a sus sentimientos. Su mente racional le pide algo definitivo, no vaguedades o simples conjeturas.
-No sé a qué te refieres -contesta también sin mirarle, con un último vestigio de cobardía.
-Lo sabes perfectamente.
Ella toma aire y habla con determinación. Ahora nada podrá detenerla.
-De acuerdo, lo sé. Sé de qué estás hablando. Y no voy a preguntarme en qué punto me encuentro. Lo sé desde hace tiempo.
-Entonces supongo que no te importará entonces compartirlo conmigo.
Booth siente muy adentro que algo muy importante va a ocurrir. Quiere precipitar los acontecimientos, porque sabe que si no le da un empujoncito a Brennan, ambos, a pesar de todo lo ocurrido, se encontrarán el mismo lugar que hace meses. Y no está dispuesto a que suceda de nuevo.
-Tú ya sabes dónde estoy, ¿verdad? -Brennan teme la respuesta.
-Sí, pero quiero oírlo de ti. No de lo que me puedan contar los demás. De tu boca.
Brennan comienza a hablar suavemente.
-Cuando hace tiempo, quizás demasiado, me dijiste que querías pasar el resto de tu vida conmigo, pensé que no era lo suficientemente buena para tí. Que merecías alguien que te amara como tú amas y se entregara como tú te entregas, sin condiciones y por completo. Pero desde entonces las cosas han cambiado, aunque no lo que sient por tí. Creo que ahora estoy preparada para ser esa mujer con la que compartir tu vida porque ahora sé que no puede haber otra persona en la mía. Porque he llegado a la conclusión, después ver de todo lo que nos ha ocurrido en este tiempo y desde todos los ángulos posibles, que todo me lleva a tí. Tú eres el punto en el que me encuentro. ¿Y tú, Booth? ¿Dónde te encuentras tú?
-Justo aquí, justo ahora -Booth arrima el taburete de ella lo más cerca posible del suyo, y sus piernas se entrelazan para acoplarse mejor. Y deja las manos allí, sobre las caderas de Brennan, y ese geto tan descuidado pero tan sensual hace que ella tiemble-. A tu lado. Pero espero mucho más. Espero estar dentro de tí, de tu cabeza, de tu corazón. Una vez te dije que el milagro del amor se produce cuando dos personas intentan ocupar el mismo espacio al mismo tiempo. Tú dijiste que físicamente era imposible. Te demostraré, si quieres, que tu ciencia está absolutamente equivocada en esta cuestión.
Ella sonríe a medias y tímidamente toca el cuello de la camisa de Booth rozando casi sin querer su piel. El se estremece y con su mejilla roza la mano que le acaricia. Brennan piensa que es el final de un largo y tortuoso camino, el que ha recorrido desde que puso en punto muerto su cabeza hasta que su corazón ha metido quinta. Y ahora no puede parar de dar órdenes absurdas al resto de su cuerpo ¿o no tan absurdas? Porque sin pensar cómo ni por qué, sólo porque le apetece, acerca sus labios a los de Booth y le besa con todo lo que no ha podido dar a nadie y ha guardado para él. Con todo el miedo, el dolor, la alegría, la rabia, los celos y los miles de sentimientos que ha escondido durante todo este tiempo. Y antes de que se dé cuenta, Booth la envuelve con sus brazos, con sus piernas, con todo su ser como si temiera que volviera a escapar, como si no hubiera besado nunca a otra mujer, como si la única mujer en el bar, en la ciudad, en el mundo fuera ella.
Cuando a duras penas se separan sus bocas, todavía queda una atracción invisible que hace que no puedan dejar de mirarse, y que sonrían a la vez, y Booth no puede evitar pensar en aquella vez que estuvieron muy cerca, también en una barra de bar.
-Pediré tequila. Será como volver a empezar.
-No lo hagas. Aquella noche no me acosté contigo porque pensaba que estabas tan borracho que al día siguiente te habrías arrepentido de tus actos, y ahora no quiero que pase lo mismo.
-Estaba muy borracho, pero jamás me habría arrepentido de pasar la noche contigo. Era lo que más deseaba. Y lo que más deseo ahora.
-Quiero estar sobria esta noche para que cuando me lleves a tu casa no me duerma en tu sofá.
-Llamaré a un taxi.
-Hazlo.
Booth deposita unos billetes en la barra y salen juntos, de la mano, con la misma alegría que aquella vez en la que jugaron a salir sin pagar de este mismo sitio. Y mientras levanta la mano para llamar la atención del taxi, Booth toma la cintura de Brennan y de nuevo la besa, con la misma pasión que aquella primera vez en la puerta de aquel tugurio. Y ella responde dejándose llevar por los impulsos eléctricos de todo su cuerpo, por las hormonas revolucionadas, por el corazón desbocado. Por la mente y por el corazón.
Cuando el taxi se para Booth deja de besarla.
-Dos veces estuve a punto de meterme en un taxi contigo para pasar la noche juntos. Las dos te fuiste sola y yo me quedé viendo cómo te alejabas.
Brennan abre la puerta y se acomoda en el asiento trasero. Asoma la cabeza y le dice sonriendo:
-¿Subes?
Booth no puede evitar una carcajada y mirarla con esa expresión igualita a la que pone Parker cuando algo le emociona especialmente.
-Creía que no me lo ibas a pedir nunca...
Cuando el taxi se aleja ya no se ven dos personas a través del cristal trasero. Ya sólo parecen una.