#6 LABIOS. #7 DISFRAZ. KITIARA UTH MATAR.

Jan 23, 2008 22:33

x-posted con 30vicios y patatas_de_otik

Nota: como el otro día me animó con estas viñetas, pues se las dedico a demona0, que además no le hice nada por navidad ni su cumple... espero que te gusten :3

Fandom: Dragonlance
Claim: Kitiara Uth Matar
Rating: PG

Advertencia: Situado en Pedernal y Acero. Sin spoilers.
Título: VI.
SESGADA
VI. LABIOS

La espió por encima de la jarra de cerveza espumosa. Ella se reía estruendosamente, golpeando la mesa con el puño, picando al resto de bebedores con bromas de mal gusto, más propias de soldados bravucones que de mujeres hermosas.

Porque era hermosa, a pesar de que sus curvas estuvieran ocultas bajo las protecciones de cuero, que no permitían ni apreciar la insinuación de sus pechos, o de que su pelo fuera tan corto como el de un hombre.

Tanis tan solo alcanzaba a asentir. Le fascinaba aquella mujer de fuerte carácter, agresiva, de movimientos seguros y escasos de protocolo. Tan distinta de las elfas con las que había tratado en Qualinesti. Quizá por eso...

-Estos rumores de guerra sólo pueden significar una cosa -dijo Kit, y le guiñó un ojo al semielfo-. Más trabajo para nosotros.

Luego le preguntó si iba a terminarse la carne, al ver que no la había probado, y Tanis le pasó el plato. Tampoco tenía hambre. Al tenerla ocupada podía contemplarla más detenidamente, aunque algo le decía que Kitiara no era de las que se ruborizaban al saberse observada.

Le gustaban sus pestañas, oscuras y curvadas, y sus rasgos duros, que se relajaban cuando esbozaba esa sonrisa atrevida. Sus labios, expresivos y bien definidos, le volvían completamente loco. Le hacían sentir inseguro como un niño, como aquellos años cuando abrazaba a Laurana sabiendo que no debía.

Pero eran muy distintas.

La vio apartar el plato y levantarse, aflojándose el cinturón de cuero. Se apoyó en su brazo cuando pasó por su lado, dedicándole una mirada insistente y tan larga que Tanis empezó a respirar más rápido. Se obligó a clavar la vista en su plato, ahora vacío, para no mirarla marcharse a la habitación que habían alquilado para esa noche.

-¡Eh, Semielfo! -llamó la mujer. Tanis se volvió, y la vio apoyada en el umbral. Seducía con su postura, lánguida, como si fuera a resbalarse hasta sus pies de un momento a otro. Kitiara se lamió el labio inferior, delirantemente despacio-. ¿Vas a quedarte ahí? Pensé que te apetecería subir.

Advertencia: Situado en la época que hacen de mercenarios. Sin spoilers.
Título: #VII.
SESGADA
VII. DISFRAZ

Podría tener sueño, pero estaba demasiado acostumbrado a esas horas intempestivas. Ni siquiera había comenzado a amanecer, pero ya estaban levantados, dando los últimos retoques a los preparativos del trabajo que habían aceptado. Habían tenido que encender una vela, y esa era la única fuente de luz que alumbraba la habitación.

Una ventana estrecha, una mesa con una pata coja y dos catres que habían vivido tiempos mejores, de los cuales sólo uno estaba deshecho. Sentada sobre él, Kitiara se ataba las botas altas, apretando bien las tiras de cuero para que no quedasen sueltas.

-¿Estás listo?

-Me vendría bien no tener barba -musitó Tanis, mirándose en el espejo, mientras se llevaba la mano a la corta barba pelirroja, pensativo. Apenas era una sombra.

Kitiara se guardó un par de puñales en la caña de las botas, y otro algo más grande, que sujetó con una tira a su muslo. Cuando se levantó, los faldones largos que llevaba le cayeron hasta los pies, ocultando todas las armas.

Tanis abrió mucho los ojos, poco acostumbrado a ese espectáculo.

-Yo debería llevar el pelo largo, y ya ves -replicó la mujer, ajustándose el corpiño con gestos bruscos. Le subía el pecho, y el hombre no pudo evitar fijarse.

-Dudo mucho que alguien se fije en eso.

Kit le lanzó una mirada de soslayo, haciendo apartar a Tanis la vista avergonzado.

Era el trabajo más raro que habían aceptado, y tenía muy claro que lo había hecho por ella, porque se había reído, le había sonreído, y había dicho que sería divertido. Entonces se había visto hablando con sus compañeros, convenciéndolos.

Vestirse de mujeres para colarse en un castillo. ¡Ni que un kender le hubiera poseído para aceptar algo así!

Volvió a mirar a Kitiara, que estaba ocupada recogiendo todas sus pertenencias. Acababa de terminar de guardar sus ropas de guerrera en una bolsa. Cogió su espada, dispuesta a colgársela al cinto como tantas otras veces, cuando cayó en la cuenta de que no llevaba. Chasqueó la lengua, molesta, y la dejó caer junto a la bolsa, que había tirado al suelo.

Era extraño. Se tropezaba con la falda al andar, y había tenido que convertir sus largas zancadas en pasos más pequeños para que ésta no se le enredase en torno a los tobillos. Tanis tenía la sensación de que ella, la única mujer que había entre ellos, era la que se encontraba más incómoda con aquellas ropas.

-¡Esto es intolerable! ¡INTOLERABLE!

Retiraba lo dicho.

En la habitación entró Flint, su marcado rostro congestionado por la humillación y la furia, cargando con su hacha, que movía tanto que se hubiera llevado con facilidad unas cuantas cabezas. De cerca le seguía Caramon, precediendo a su gemelo, que se mantenía, como siempre, en un discreto segundo plano.

Los ojos de Tanis se posaron en el mago. No había cambiado demasiado. Seguía llevando una túnica larga, y se había limitado a cubrirse la cara con unos velos, dejando a la vista sus inquisitivos ojos.

Su hermano ya era otro cantar. Enorme como un oso, ni mil capas de ropa habrían podido ocultar la altura y la fuerza bruta de Caramon. Tenía el entrecejo fruncido, tanto que las espesas cejas casi se le juntaban, y no paraba de estirar sus faldones.

Pero Flint era el peor. Tanis se tuvo que emplear a fondo para lograr contener una carcajada. Bajito pero fuerte, el enano era lo más antiestético como mujer que podía haber. Se había metido en el pecho un par de frutas, que no paraban de bajársele, y la falda le iba tremendamente larga. Por si fuera poco, se había negado categóricamente a soltar su hacha y su casco, que llevaba puesto.

Kitiara no fue tan benevolente. Riendo con ganas, se apoyó en el hombro de Tanis, incapaz de sostenerse por sí misma.

-Creo que no te va a quedar más remedio que afeitarte, Flint.

El aludido dio un brinco, como si acabasen de pincharle en el culo con un alfiler.

-¡POR REORX! -gritó el enano-. ¡ESO JAMÁS!

- tablas, longitud: drabble, * historia: fanfic, comu: 30vicios, claim: kitiara uth matar, fandom: dragonlance

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