Hoy vi V for Vendetta como por enésima vez, y me dió el impulso que necesitaba para terminar esto que ya hace bastante tiempo había comenzando. Es un drabble realmente, no es muy extenso, y pues es bastante profundo diría yo, o al menos para mi lo es.
Y no me importa lo que digan de la película, y el montón de diferencias existentes con el comic, fue GENIAL.
Title: Roses in November
Author: Maxu | Primera-Espada
Fandom: V for Vendetta (Movieverse)
Pairing/character: Ninguna, aunque podría considerarse como un VxEV
Rating: K+
Word Count: 726
Summary: Cada año es lo mismo. Una visita, una rosa, y unas cuantas lagrimas derramadas por aquel hombre que existió una vez, y que existe aún por aquella promesa de hace cinco años, por aquel ideal por el cual siempre luchó.
“Recuerda Recuerda
El cinco de Noviembre,
El complot de la pólvora y la confabulación
No existe motivo para el olvido
De la pólvora y la traición.”
Las palabras salen de mi boca con suavidad, cierta tristeza oculta detrás de ellas. Camino con lentitud por las pobladas calles, abrazando mi cuerpo con ambos brazos para cubrirme del frío. Es una helada noche, pero debo seguir con mi camino. Con esta rutina que llevo ya cinco años practicando.
Aún recuerdo la primera vez que lo vi, aquella noche en que lo conocí. Caminaba como hoy, ausente del mundo en general, de mis alrededores, intentando ganar calor al abrazar mi cuerpo en la misma manera que hago en estos momentos, la noche era fría, y aunque llevaba chaqueta, no me brindaba el calor suficiente.
Había toque de queda, y aun cuando creí lograr pasar inadvertida, un grupo de Fingermans me halló, y como era de esperar, me hicieron obvio que no podía andar “merodeando” a esas horas durante el toque de queda, y por lo tanto debían castigarme por ese delito. Afortunadamente para mí, él apareció.
Misteriosa figura cubierta por gruesas ropas negras, una larga capa del mismo color, y por supuesto, su máscara de Guy Fawkes. V era su nombre, o más bien aquel con el cual se hacía llamar, y con inmensa agilidad y precisión, se encargó de mis atacantes en cuestión de segundos.
Desde ese justo momento me vi ligada a él, así lo quisiera o no.
Idealista era la mejor palabra para describirlo. Alguien que seguía sus ideales y vivía de ellos, pero a diferencia de otros cientos de idealistas, el realmente hacía algo para cumplirlos. V no se quedaba sentando esperando a que el mundo cambiara, aguardando hasta que alguien más hiciera el trabajo. No. V era diferente.
Él era lo que en la cultura popular se conocía como superhéroe, un traedor del bien y la justicia. Pero en realidad era diferente a ellos. V no cubría su rostro para ocultar su identidad, para proteger la vida que llevaba cuando no vigilaba las calles. V portaba una máscara para revivir un símbolo, un ideal del pasado que debía renacer en la época de opresión y caos en que solíamos vivir.
“Nos dicen que recordemos los ideales, no al hombre, porque con un hombre se puede acabar. Pueden detenerle, pueden matarle, pueden olvidarle, pero 400 años más tarde los ideales pueden seguir cambiando el mundo.”
V me enseño a vivir sin temor, me enseño que no importa lo que hagan conmigo, no importa si me quitan todo lo que tengo, si me arrebatan la vida, hay algo que no pueden ni podrán quitarme, y es lo más importante que poseo, que poseemos.
Nuestros ideales.
Son estos ideales los que sobrevivirán sin importar lo que suceda. Son estos ideales los que permanecerán con el paso del tiempo. Son estos ideales los que cambiarán el mundo y a las personas que lo habitan.
Son estos ideales los que nos mantendrán vivos por siempre.
Y aquel 5 de Noviembre fue una clara muestra del poder de un ideal, ya que justo cuando las bolas de fuego y juegos artificiales comenzaron a iluminar el cielo con sus potentes destellos de luz, cuando las llamas y explosiones consumieron por completo al Parlamento, justo entonces un ideal se cumplió, y con él revivieron las personas que en el pasado habían luchado por él.
Guy Fawkes, mis padres, Valerie, Gordon.
V.
Todos ellos que murieron por un ideal, y renacieron igualmente por su poder.
Y es para conmemorar aquel día especial, que permanezco hoy frente a las ruinas del Parlamento, lugar que conmemora todos aquellos ideales que no debemos olvidar, y de la esperanza que hace cinco años trajo aquel enmascarado a nuestra sociedad.
Por un momento recordé aquella noche, y todo lo sucedido recobró vida en mi cabeza. Pero entonces me acordé de la hora, y sabía que tenía que regresar a casa, mañana debía ir a trabajar.
Así que con delicadeza coloqué una rosa en el suelo, me puse en pie y comencé a caminar en dirección a mi hogar. Pero antes de alejarme lo suficiente, me detuve y voltee para contemplar por última vez aquel lugar dónde antes se encontraba postrado el Parlamento.
Y sin poder retener unas cuantas lagrimas, me despedí con una sonrisa.
“Feliz 5 de Noviembre, V.”