Jan 16, 2007 12:02
El optimismo no sólo es una falsa sino también perniciosa doctrina, por que éste presenta la vida como un deseable estado y a la felicidad como su esencia y objeto.
Partiendo de esto, cada cual puede creerse como el más legitimado para proclamar la felicidad y la alegría. Si, como usualmente pasa eso no le entra en el lote, creerá que sufre una injusticia, y de hecho perderá el punto de equilibrio de su existencia; en vez de todo esto, mucho más correcto es recordar el trabajo, la privación, miseria, y sufrimiento, coronada por la muerte, como la verdadera esencia y objeto de nuestra vida (tal como afirman Brahmanismo y Budismo, y también el genuino Cristianismo), y que el triunfo consiste en negar a esa voluntad-de-vivir.
En el nuevo testamento, el mundo es presentado como un valle de lágrimas, la vida como un proceso de purificación, y el símbolo del Cristianismo es un instrumento de tortura.
Querer es esencialmente sufrir, y como vivir es querer, toda vida es por esencia dolor. Cuanto más elevado es el ser, más sufre... La vida del hombre no es más que una lucha por la existencia, con la certidumbre de resultar vencido.
La vida es una cacería incesante, donde los seres, unas veces cazadores y otras cazados, se disputan las piltrafas de una horrible presa. Es una historia natural del dolor, que se resume así: querer sin motivo, sufrir siempre, luchar de continuo, y después morir...
Y así sucesivamente por los siglos, de los siglos hasta que nuestro planeta se haga trizas.