Título - Seducir: Engañar con arte y maña.
Autora - AnneD90.
Pareja - Sasuke/Naruto.
Género - Romance.
Status - Completo.
Resumen - Él juega conmigo y cree que no lo sé. O sabe que lo sé y me quiere volver loco. ¿A qué demonios nos llevará esto? Sea como sea, jamás le diré que me gusta. Drabbles.
Notas - Todo pertenece a Kishimoto.
Advertencias: Contenido sexual explícito. No te gusta, no lo leas.
Bajo el cut o en
Fanfiction.
Naruto deslizó sus manos por mi abdomen lentamente. Él era ligeramente más alto que yo, tuvo que inclinarse un poco para rozar mis labios con los suyos y cuando lo hizo, el éxtasis me invadió. Sonrió contra mi boca y con lentitud deslizó su mejilla sobe la mía. Quería besarlo, quería hundir mis dedos entre las hebras doradas de su cabello, quería sumergirme en sus brazos, perderme en su aroma. Pero él al parecer tenía otras intenciones. Sentí su caliente aliento sobre la piel de mi cuello y un escalofrío me recorrió. Contuve un gemido y, temiendo que mis piernas dejaran de responderme, me apoyé sobre el árbol detrás de mí. A la lejanía vi como una señora gritaba algo sobre la decencia, pero yo estaba demasiado embebido por la calidez del cuerpo de Naruto cubriendo el mío.
―Hoy no quiero ir al cine ―sus manos grandes se aferraron al cuello de mi camisa, me jaló de él, tomándome por sorpresa. Su boca candorosa, húmeda y ardiente cubrió la mía por completo, el vaivén de su lengua me enloquecía: recorría mis dientes, lamía mis labios, danzaba con la mía. En mi boca los gemidos se ahogaban por acción de sus besos, en mi interior la pasión se avivaba de tal modo que mi cuerpo se estremecía, mis latidos aumentaban de velocidad y mi ansiedad rápidamente se aproximaba a un punto de no retorno. ¿Qué pretendía Naruto con ello? Lo único que esperaba es que no fuese nada bueno.
―¿Y qué quieres… ―suspiré, sus manos ahora se encontraban en mis nalgas y aquel simple acto me hizo delirar ―… que hagamos?
―Sabes bien lo que quiero que hagamos, Sasuke, siempre lo has sabido.
Tenía que controlarme, algo me decía, una voz a la que hubiese querido tratar de evitar, que aquello era una prueba.
―No, Naruto ―dije. Con dolor, tomé sus manos y las separé de mí. A pesar de las semanas, él podía seguir creyendo que lo único que me interesaba era el sexo y yo quería hacerle ver, pese a mis deseos de adolescente, que en realidad yo lo quería como no había querido a nadie antes. Quería demostrarle que él era especial, aunque sonara como una estúpida niñita cursi.
―¿No? ―arrugó su seño.
―No ―su mirada parecía furiosa, impertinente y deseosa, sin embargo, yo no iba a sucumbir. No porque no quisiera, claro que quería meterme en sus pantalones, hurgar en su ropa interior; mas, la satisfacción sería poco duradera y no quería que eso pasase. Quería que durase.
Desde que formalizamos una relación me di cuenta de que él me parecía más que atractivo, a pesar de su personalidad infantil y de sus modos inmaduros. Él me gustaba y cuando dejamos de ser amigos para ser pareja, en realidad me di cuenta de que lo que sentía estaba más allá de los límites del querer. ¿Es amor?, me preguntaba. Seguía sin tener respuesta a ello, pero de algo estaba seguro, él valía más que todo lo que tenía.
―Bien ―fue su respuesta―. Hoy no quiero salir, nos vemos otro día.
―¡Hey! ―lo tomé de la muñeca y él se jaló. En su rostro se dibujó una mueca de dolor, pero rápidamente fue sustituida por una de seriedad.
―Nos vemos mañana, ¿vale?
Dejé que se fuera. Lidiar con mocosos estúpidos no era lo mío. Lo quería, no obstante, yo tenía límites, límites que si eran sobrepasados, era mejor que no me hablara.
Jadeos. Fue lo primero que escuché, jadeos. No sabía de dónde venían, pero me pusieron tan caliente que incluso pensé que seguía soñando. Pero cuando sueñas no piensas y ese fue la primera señal para saber que algo andaba mal.
―¿Qué…? ―Naruto estaba de rodillas sobre el suelo. Movimientos furiosos lo impulsaban hacia arriba y abajo sobre un mismo punto. Un plug anal se encajaba entre sus nalgas. Salía y entraba descaradamente del culo de Naruto quien contraía su cara en gestos placenteros.
Su miembro estaba grande y brillante y demasiado apetecible. Sus pezones, erectos y firmes, estaban sostenidos por unos clips negros vibratorios que seguramente le mandaban sacudidas placenteras a todo el cuerpo.
―Nar… ―sus ojos se dirigieron a mí. Jamás le había visto así. Era lujuria e impaciencia combinadas, éxtasis y sufrimiento mezclados por igual.
Sacó de entre sus nalgas el plug y lo dejó caer al suelo. Se trepó a mi cama, tiró las cobijas a un lado y me bajó el pantalón del pijama. Todo fue rápido. Yo estaba impactado. Tuve la intención de reclamarle, pero su salvaje boca me quitó todo rastro de razonamiento. Su mano jugó con mis bolas y su lengua hacía maravillas con mi pene erguido y completamente excitado.
Jadeé, gemí, grité, susurré y no recuerdo que más hice mientras mis caderas se empujaban hacia su abertura húmeda que me enloquecía con sus succiones, con sus lamidas, con su jugueteo sucio.
Paró unos segundos para colocar sobre mi falo un condón.
―¿Preparado? ―no había procesado siquiera la pregunta cuando Naruto se empaló en mi erección. Con movimientos suaves se empezó a mover para que mi pene profundizara más en su culo caliente. Se sentía genial. La carne se contraía a mi alrededor.
Comenzó a salir y a entrar, primero a una velocidad moderada y después con rapidez, con agitación, con furia. Nos besamos con locura, con pasión, con violencia. Mordía sus labios, pellizcaba sus pezones rosados y sensibles, jalaba su cabello.
Nos vinimos rápida y arrebatadamente. Estallé cuando el orgasmo me sobrevino. Naruto me siguió, su semen cubrió parte de su firme abdomen, mientras que pequeñas gotas del mismo saltaron hasta el mío.
Permanecimos unos minutos así, con mi pene fláccido dentro del ano de mi novio. El cuerpo laxo de Naruto caía sobre mí, su cabeza apoyada en mi pecho, sus piernas ligeramente flexionadas a un lado de las mías, sus manos aferradas firmemente a las sábanas. Era hermoso. Era hermoso y era totalmente para mí.
Cuando nuestras respiraciones finalmente se acompasaron y nuestro ritmo cardiaco volvió a la normalidad, Naruto se acostó a un lado, dejándome con una sensación de frío. Quité de mi miembro el condón y lo tiré en el bote de basura que tenía a un lado de mi buró.
―Dios, me estaba enloqueciendo no tener sexo contigo. Estaba ardiendo de ganas ayer y… No me dejaste otra opción, Sasuke.
―¿Sabes? Me conformaré con que me digas que nunca antes has seducido a alguien así.
―¿Seducir? ―Naruto levantó una ceja. Ese era un gesto copiado de mí.
―No te hagas el imbécil. Fue tu plan desde el principio.
La cara inocente de Naruto no me convenció en lo más mínimo.
―Está bien. Sí, lo hice y funcionó, ¿no? ―río.
Mi mano se dirigió a su entrepierna. No iba a contestar a ello.
Fin.
Gracias por leer y gracias por su paciente espera. Gracias también por sus comentarios, por su apoyo y su preferencia.