Segunda parte del fic

Sep 19, 2007 03:02

El Doctor yace en el suelo, abre los ojos y se levanta, mira a su alrededor, y todo le parece extraño. Lo primero que intenta recordar es cómo ha llegado allí, pero es imposible, ni siquiera recuerda dónde ha estado antes, una mujer que hace footing pasa por su lado y se para a comprobar que esté bien.

“Hola, ¿se encuentra bien?” Pregunta, pero él la mira perplejo. “Bueno intentémoslo otra vez, ¿cómo se llama?” vuelve a preguntar.

Él intenta pensar, recordar su nombre pero no puede, “No lo sé”

“Uf me temo que tendré que llevarte al hospital” Le dice la mujer.

“Gracias se lo agradecería mucho” Le dice el Doctor con una sonrisa.

La mujer lo ayuda a levantarse y le da la mano, “Me llamo Rose Tyler, un placer”

“Bonito nombre” Le responde el Doctor sin ni siquiera darse cuenta de que ya había escuchado antes ese nombre.

Ella sonríe y se ruboriza, y los dos van camino del hospital más cercano.

Llaman a la puerta de la consulta, la placa de la puerta revela el nombre de la doctora, Martha Jones.

Cuando entran, Rose explica brevemente lo que ha pasado, y el Doctor cuenta que no se acuerda absolutamente de nada. Martha lo examina, primero los ojos, no parece tener nada serio, la cabeza, no hay contusiones, el corazón… “Bueno a parte de tener el pulso muy acelerado, no noto nada más. Pero debería calmarse un poco, parece como si tuviera doble pulso” Martha para un momento y le nota algo en el cuello. “Tiene un pinchazo en el cuello, parece como si le hubiesen inyectado algo, tomaremos una muestra de sangre y la analizaremos”.

“¿Me han drogado?” Pregunta el Doctor.

“Puede ser, aunque no sabemos nada de usted, quizás haya sido usted mismo” Dice Martha no culpándolo pero si dándole a entender que no pueden hacer conjeturas tan pronto.

“Bueno no me acuerdo de quién soy, pero creo que tengo claro que no soy”

“No esté tan seguro, nunca sabemos lo que podemos llegar a hacer”

El Doctor queda impresionado por Martha, su manera de hablar, su manera de decir las cosas como si supiera más de lo que aparenta. Rose también lo nota, pero sobre todo porque entiende de lo que está hablando, ella ha hecho cosas que jamás imaginaría haber hecho.

Tras la muestra de sangre, Martha despide al Doctor y a Martha y les dice que les llamará en cuanto tenga noticias.

Rose invita al Doctor a que vaya a su casa, puede pasar allí el tiempo que necesite.

“¿Te fías de mí? A lo mejor ella tiene razón, a lo mejor soy un lunático o algo peor” bromea el Doctor, pero es cierto que le confunde esa manera de ser tan abierta con alguien a quien acaba de conocer y no sabe nada de él.

“Bueno digamos que los desconocidos siempre son los mejores” responde Rose pensando en él, aunque claro esta vez, no sabe que se trata de la misma persona. Ha cambiado mucho, ahora tiene el pelo claro, entre rubio y pelirrojo, ojos azules, un poco de barba la suficiente para darle un toque interesante, y ahora no está tan delgado, lo cual alegró mucho al Doctor cuando se vio por primera vez, también estaba contento con el color de su pelo, aunque echaba de menos sus pelos de punta. “Además hay algo en tus ojos, eres una buena persona, lo leo en ellos” continúa Rose.

El Doctor agacha la cabeza avergonzado y se rasca la cabeza, “gracias” atina a decir.

Rose y el Doctor llegan al apartamento de Rose, un ático en Portobello.

“Vaya, esto es precioso, debes tener un buen trabajo”

“Sí, pero me temo que no puedo hablar de ello”

“Mmm, misterio, me gustan los misterios”

“¿Te acuerdas entonces de algo?”

“Oh, no, solo era una forma de hablar”

Rose se ríe y al escuchar su risa el Doctor empieza a reír también.

Rose deja al Doctor que se acomode en la habitación de invitados mientras ella se da una ducha y se cambia de ropa. El Doctor contempla su habitación provisional para habituarse a ella.

Cuando Rose está lista llama a la puerta y el Doctor la abre y sonríe, le da las gracias por la habitación, aunque cree que son demasiadas molestias para alguien a quien acaba de conocer.

“No digas tonterías, si quieres puedes tomar una ducha, te he dejado ropa de un amigo por si quieres cambiarte”

“Oh gracias, así que tienes novio”

Rose se ríe ante el comentario, “No, Mickey es sólo un amigo, antes éramos más, pero la cosa cambió. Vale te estoy dando demasiada información, es que todavía no ha aprendido a usar la lavadora y me la da a mí”

El Doctor sonríe abiertamente aliviado al escuchar que no era su novio, se siente atraído por ella, es preciosa, no es que sea la mujer más bella del mundo, pero al verla sonreír es como si el mundo se llenará de luz.

El Doctor se da la ducha y se cambia de ropa, se mira al espejo, no le queda muy mal lo que lleva aunque le parece demasiado moderno para él, pero no sabe por qué.

Cuando sale, Rose sin embargo por su mirada no está de acuerdo con él, le queda perfectamente, está guapo y le da una imagen divertida.

“Estás genial, debo irme a trabajar, tú puedes quedarte aquí. Como en tu casa”

“Casa, esa palabra, creo que no la he escuchado mucho”

“En algún sitio vivirás, bueno me marcho, te dejo el número de mi móvil, si me necesitas llama, tardaré lo menos posible”

Antes de salir por la puerta, el Doctor la llama, “Rose” “¿Sí?” pregunta ella. “Gracias, por todo” Rose sonríe y se marcha.

En Torchwood Rose no para de sonreír como una boba, y todos lo notan. Mickey es el que se da cuenta de que es por un chico, antes sonreía así por él, pero las cosas cambiaron y ahora son simples amigos, pero quizás sea mejor así.

“Has conocido a alguien” Le dice, “¿Cómo lo sabes” Pregunta Rose.

“Se te nota en la cara, además estamos hablando de mocos extraterrestres y sonríes como una tonta”

“Lo siento es que…me siento feliz, un poco”

“Me alegro, ya era hora”

Rose se pone seria, “¿Y ahora qué?” Pregunta Mickey.

“¿Crees que lo traiciono?” Los ojos de Rose se ponen tristes y no hace falta que Mickey pregunte a quien se refiere.

“Sabes que él quiere que seas feliz, hizo todo lo posible por salvarte, ¿no deseas tú lo mismo para él?”

“Sí, pero, no quiero olvidarle, no quiero que me olvide”

“Nunca pasará, ninguno de los dos, no hace falta olvidar para ser feliz”

Rose abraza a Mickey, su mejor amigo, se siente tan afortunada por tenerlo allí.

A la hora de comer Rose decide, en vez de comer en el restaurante de al lado, irse a casa para poder comer con aquel hombre desconocido. Como no quiere dejar a Mickey plantado lo invita a ir también, y aunque éste acepta, la verdad es que la situación puede ser un poco incómoda. Pero Rose piensa que si hay alguien  con ellos correrá menos riesgo de que pase algo, le gusta demasiado ese hombre y se está empezando a asustar sobre lo que pueda pasar.

Cuando Rose empieza a abrir la puerta recuerda una cosa y se vuelve a Mickey.

“Oh, debo avisarte, le he dejado tu ropa”

“Oh genial, y seguro que le queda mejor que a mí”

Rose prefiere no contestar pero Mickey ante ese silencio se siente por aludido.

Cuando entran, el Doctor está sentando en el sofá viendo la televisión.

“Hola, ya estamos aquí”

El Doctor se levanta y saluda a Rose con la mano, “Tú debes ser Mickey”

“Bueno por lo menos se sabe mi nombre”

“Gracias por la ropa”

“Sí bueno, no la des de sí”

Rose pone al corriente a Mickey sobre lo ocurrido. Mickey se lleva las manos a la cabeza, y dice, “espera a que se entere tu madre”

“¿Por qué? Además no tiene porque saber nada, esto no es cosa suya”

“Rose, tú tienes una obsesión con los extraños, no sabes quién es, puede ser un asesino, y le invitas a tu casa. Ya sé que la última vez la cosa no salió demasiado mal, pero tendrías que ir a terapia o algo”

El Doctor que escucha la conversación se acerca, “Mickey tiene razón, debería irme”

Rose se levanta y lo para, “¿Pero a dónde irías? Además tenemos que esperar a que nos llamen de la consulta”

El Doctor se frota los ojos, Rose tiene razón, si se va no podrán contactar con él, “Bueno pues en cuanto tengamos los resultado me voy”

“No tienes que hacer caso de Mickey, yo sé que eres alguien de fiar”

“Ya bueno pero parece que tú tienes una clara obsesión con los desconocidos ¿no?”

Rose echa una mirada enfadada a Mickey que se encoge de hombros. “Tiene razón”

“Mira, eso fue hace años y fue la mejor época de mi vida, así que no…no quiero hablar de ello”

Rose se vuelve, empieza a enfadarse con todos en verdad, con ella misma por haber invitado a aquel hombre a su casa, con Mickey por sacar el tema del Doctor, y por él por seguir por ese camino. No puede hablar del Doctor, no quiere hablar de él, bastante le ha costado superar que no esté con ella.

“Perdona no quería meterme en tus asuntos”

Rose ni siquiera le hace caso se mete en su habitación un momento, Mickey se acerca al Doctor y le aclara un poco la situación.

“Es difícil de explicar, pero conocimos a alguien, un hombre y bueno ella se enamoró de él y ahora no pueden estar juntos”

“No lo sabía, parece que no lo ha superado”

“Sí lo ha hecho pero a veces, debes saber como es, ah perdona es verdad. No recuerdas nada”

“Sí, si pudiera por lo menos saber como me llamo, ahora soy el hombre sin nombre”

Mickey lo mira un momento sorprendido, las comparaciones empiezan a ser odiosas.

Rose sale de su habitación y le dice a Mickey que no irá esa tarde a trabajar, piensa ir otra vez a la consulta para ver si saben algo ya de los resultados.

Mickey comprende que Rose no está de humor y se marcha, dejando a Rose a solas con el misterioso hombre, él también está seguro de que no es ninguna amenaza, parece simpático.

“Veo que te he molestado” Dice el Doctor.

“¿Por qué lo dices?” Pregunta Rose.

“De repente pareces ansiosa por deshacerte de mi”

“No es eso, es que tengo una vida ocupada, y no podemos perder el tiempo”

“Te he molestado”

“Lo siento, no eres tú, pero ahora mismo me has hecho acordarme de cosas y no quiero”

“Lo siento”

Rose sonríe al Doctor, él no tiene culpa de nada, pero ella tiene razón no pueden quedarse esperando a que los llamen.

Cuando van a la consulta de la doctora Martha Jones, ésta les sorprende con la noticia de que han sido incapaces de detectar el contenido de lo que le inyectaron. Martha parece cansada como si se hubiese pasado la noche trabajando, para intentar averiguar que le pasaba. Rose le da las gracias por haberlo intentado, y le confiesa que ella trabaja en Torchwood, Martha escucha la palabra Torchwood, pensaba que sólo era una de esas teorías de los fans de Expediente X. Rose le enseña una acreditación y le pide que le deje la muestra a ella, se hará cargo de que la analicen en Torchwood.

Martha acepta pero con una condición que la dejen llevar a cabo ella la investigación, al fin y al cabo él era su paciente.

“Si entras en Torchwood, verás cosas que jamás pensaste ver, no podrás salir”

“Hago lo que sea por un paciente”

Rose sonríe y estrecha la mano de Martha.

Rose, el Doctor y Martha se dirigen a Torchwood, allí Rose firma los papeles necesarios para darle el acceso a Martha, mientras Martha y el Doctor charlan.

“¿Qué es exactamente Torchwood?” Pregunta el Doctor.

“No lo sé, he escuchado que es como Expediente X, pensé que era todo mentira la verdad, algún fan enloquecido”

“¿Qué es Expediente X?”

“Ah perdona, se me olvidaba que tenías amnesia. Es una serie sobre extraterrestres”

El Doctor alza las cejas en señal de incredulidad, “¿No creerás en esas cosas verdad?”

“No lo sé, a lo mejor. Quien sabe a lo mejor tú también pero no te acuerdas. A lo mejor hasta tú eres un extraterrestre”

Martha se ríe y el Doctor pone los ojos en blanco ante el comentario, pero también se ríe.

Rose se acerca y le entrega la señal de identificación a Martha.

“Toma, ellos te indicarán dónde puedes empezar y te ayudarán a ver como va todo. Cuando sepas algo nos llamas”

Rose y el Doctor salen de Torchwood y el Doctor ansioso por saber a dónde van pregunta.

“¿Y a dónde me llevas ahora?”

“No lo sé, pero tengo la sensación de que no deberíamos perder el tiempo”

“¿En qué sentido?”

“Eres nuevo en todo esto, ¿no quieres descubrir las cosas por primera vez’”

El Doctor sonríe, la verdad es que la idea le encanta y decide que Rose le guíe.

La primera parada la hamburguesería.

“Patatas fritas, me encantan”

“Sí, están buenas, saladas”

“Sí, aquel hombre, al que conocí, nuestra primera cita fue aquí, bueno en un lugar parecido”

“¿Era tu novio?”

Rose se ríe, mientras se mete otra patata en la boca, lo que lleva al Doctor a mirar detenidamente sus labios.

“No, bueno era una relación un poco extraña”

“Pero le querías”

Rose ni siquiera puede contestar, simplemente asiente.

El Doctor no quiere adentrarse demasiado en la herida,  simplemente sonríe y sigue comiendo patatas.

Después de la deliciosa comida, Rose decide guiar al Doctor por un paseo turístico, lo lleva a ver los típicos monumentos que visitan todos los turistas, pero se lamenta de no ser lo suficientemente lista como para explicarle la historia de ellos.

“Me gustaría poder contarte las leyendas que hay detrás de todo esto, pero me temo que no fui muy buena en historia”

“¿Leyendas? ¿No serán simples hechos?” Pregunta el Doctor que se muestra curioso ante el término que ha usado Rose.

“Sí, bueno eso pensaba yo, que la historia son hechos concretos, aburridos y sin interés, pero alguien, bueno él, otra vez, me enseñó que no. Hay tantas cosas que no sabemos del pasado, las fechas no tienen importancia, pero las historias personales, echo de menos saber todo aquello”

“Hablas de una forma muy extraña, ¿quién era ese hombre? Parece como si fuera una especie de enviado divino”

Rose se ríe, su risa sorprende al Doctor.

“Enviado divino, le han llamado muchas cosas, pero enviado divino, no lo había escuchado nunca. Pero sí más o menos lo era, por lo menos para mí”

“¿No me irás a decir que era un extraterrestre o algo parecido?”

“Hay cosas que no debería contarte”

Rose contesta seriamente, porque aunque ese hombre que tiene delante hace que se abra como nunca se ha abierto a nadie, o por lo menos después del Doctor. No puede revelar los misterios del universo al primer chico guapo que se le presente, en Torchwood las cosas no son así, y ya le ha costado demasiado mostrar que vale para estar allí para que empiecen a desconfiar de ella.

“Vale ahora me has dado miedo, a lo mejor soy yo él que debería tener más cuidado con hablar con desconocidos”

Rose pone los ojos en blanco y le coge de la mano para tirar de él, pero cuando le da la mano, se queda un momento quieta mirando como sus dedos se entremezclan, el Doctor siente como un escalofrío le recorre la piel al sentir el tacto de Rose. Pero Rose suelta la mano rápidamente, ha sido sólo un momento pero le ha hecho darse cuenta de que era la primera vez que le daba la mano a alguien después de él. Claro que le da la mano a su familia, a Mickey, pero no ha vuelto a confiar en nadie, no ha sentido la necesidad de ir con alguien de la mano.

“¿Pasa algo?” Pregunta el Doctor un poco cortado por la situación.

Rose lo mira un momento como si no estuviera allí, como si su mente estuviera a años luz.

“Oh, perdona, sí, vamos en esa dirección” Dice señalando.

Dan un paseo por el puente, Rose se mantiene callada durante todo el paseo y el Doctor no se atreve a preguntar nada, pero se muere de ganas por saber a dónde le lleva.

“¿A dónde vamos?”

“Al London Eye, la noria, esperemos que no te den miedo las alturas”

“Supongo que ahora lo descubriremos”

Tras pagar la entrada y esperar la cola, el Doctor y Rose entran en la cabina con algunos turistas.

“¿Qué estás mareado o algo?” Pregunta Rose cuando llegan a una altura considerable.

“No, ya podemos quitar algo de la lista”

Rose saca su móvil y le hace una foto al Doctor.

“¿Qué has hecho?”

“Nada, quería hacerte una foto. Si quieres cuando recuerdes tu correo de email podrías dármelo y te la mando”

“Si te doy mi correo espero que sea para algo más que eso”

Hasta el propio Doctor se sorprende por lo que ha dicho, lo que le lleva a considerar algo.

“Creo que no suelo ser tan directo”

“Da igual, me gusta” Dice Rose que sonríe como una boba.

“¿Qué pasa tu hombre misterioso no era de los lanzados?”

“Digamos que era muy difícil comunicarse con él”

“¿Hace cuánto no le ves?”

Rose no tiene tiempo de responder la noria para y tienen que salir.

Mientras siguen su paseo, Rose habla un poco sobre el Doctor, no le explica quién era pero sí más sobre su relación.

“Era una persona solitaria, no tenía a nadie cuando lo conocí”

“Como yo entonces”

“Sí, debería írmelo a mirar o algo”

El Doctor se ríe.

“Bueno, el caso es que empecé a viajar con él y me enamoré”

“¿Y él…?”

“No lo sé, bueno creo que sí, pero nunca me dijo nada”

“No hay que decir nada para comprobar que quieres a alguien”

“Lo sé, yo lo veía, creo que me quería. A veces no lo sentí como yo quisiese, pero era normal. Él siempre viaja y al final siempre tiene que despedirse de aquellos a los que quiere, era difícil que se abriera a alguien”

“¿Y tú le dijiste que le querías?”

“Fue lo último que le dije”

“Vaya, es una manera preciosa de despedirse”

Rose empieza a llorar y el Doctor la abraza.

“Lo siento, no pretendía, no debería hacerte hablar de esto”

“No pasa nada, en verdad me sienta bien, llevo mucho tiempo callándomelo”

“Si no quieres hablar de esto, lo entiendo, yo tampoco querría”

“No pasa nada, es que él fue a decirme algo y no pudo terminar, nunca supe que me iba a decir”

“Seguro que te iba a decir te quiero, quién no te lo diría”

“Vuelves a ser directo”

“Esta vez he sido consciente de ello”

Rose y el Doctor se quedan un momento callados mirándose a los ojos, el Doctor se acerca lentamente a Rose, acariciándole la mejilla. Le aparta el pelo de la cara y besa dulcemente los labios de Rose, para él es como si fuese su primer beso, no recuerda nada de antes, y al sentir los labios de Rose sobre los suyos, es como sentir por primera vez el amor.

Rose corresponde al beso mientras derrama unas lágrimas, nunca pensó que podría sentirse así otra vez, sólo ha tenido una pareja después del Doctor y nunca había vuelto a sentir algo parecido.

Rose acaricia el pelo de Doctor mientras que le besa apasionadamente, pero la lluvia los hace despertar de ese momento, y ambos ríen como dos niños chicos, mientras corren en busca de un sitio donde resguardarse.

Continuará

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