Todavía no me pasé a dejar mis corazoncitos en el
meme del amor, y como soy un poco vaga para ir buscando el thread donde cantar las loas de cada una de las mega-awesome chicas en mi f-list, decidí dejar los regalos directamente acá y de spués, con mucha fuerza de voluntad, les podnré los links y mis *hugs* y corazoncitos en el comment correspondiente.
Estos no son todos los regalos, aclaro, los demás llegarán cuando venga la inspiración pero que llegarán, llegarán (lo mismo vengo diciendo de los regalos de Navidad, juaaas). Porque mi f-list es larga y genialosa, por lo que voy a estar algunos días con esto. Además, he comprobado por enésima vez que soy físicamente incapaz de escribir drabbles.
Para
theburroowxFandom: Supernatural (Sí, soy lo más caradura que hay)
Personaje: Dean (Porque Jensen Ackles lo vale)
Dean era ese chico. El chico de la sonrisa ladeada, el destello en sus ojos, el encanto fácil. El chico al que le bastaban unas pocas palabras y miradas sugerentes con los ojos entornados, le alcanzaba con reclinarse contra el capó del coche (no que el Impala fuera cualquier coche, por supuesto; era su orgullo, su legado y la niña de sus ojos) y dibujar una sonrisa ladeada para que cualquier chica en la que hubiera fijado su mirada cayera bajo el hechizo y se subiera al auto, dispuesta a dejarse llevar a donde fuera. Y con Dean Winchester, a donde fuera siempre era un sitio interesante y digno de ser recordado.
Dean era ese chico. El chico al que se le daban bien los deportes, el chico rebelde que con una sonrisa podía ganarse a sus compañeros y profesores por igual. El chico al que le habría sido fácil ser popular, el capitán del equipo, el rey del baile de fin de curso... si le hubiera importado, si hubiera tenido el tiempo. Porque Dean podría haber sido ese chico, pero mamá murió, papá se encegueció con el deseo de venganza y alguien tenía que cuidar de Sammy, hacer las compras, aprender a dibujar círculos de sal y cargar una escopeta, por lo que nunca quedaba mucho tiempo para bailes ni tareas escolares y de todos modos, el inteligente de la familia siempre fue Sammy.
Sería una mentira decir que alguna que otra vez Dean no se preguntó cómo habrían sido sus vidas si mamá hubiera vivido, si el horror no hubiera tocado la puerta de los Winchester. Sería mentira decir que nunca sintió bronca, que nunca pensó es injusto, que nunca llegó a resentir a su padre y hasta a Sammy por las responsabilidades que ponían sobre sus hombros. Sería mentira decir que jamás tuvo miedo, que jamás se planteó una vida diferente, en la que sus mayores preocupaciones fueran las chicas y sacarse una mala nota, en la que no tuviera que pensar en monstruos de leyenda segando vidas inocentes.
Pero Dean era ese chico, el que seguiría a su padre hasta al fin del mundo, el que nunca podría dejar de cuidar de Sam aunque dejase de ser necesario, el chico que tenía una misión y prefería vivir en el presente antes que perder el tiempo en talvez y quizás. El chico que tomó los limones que la vida le arrojaba y se hizo un trago (aunque prefería la cerveza, pero tampoco era cosa de quejarse por menudencias), el chico que aún después de convertirse en hombre seguiría creyendo en su misión, en un mundo en blanco y negro. El que a pesar de todo seguiría sonriendo y encantando a cuanta chica bonita se le cruzara por delante.
Dean era ese chico pero ya no lo es. Sigue sonriendo, pero sus sonrisas son forzadas, sus labios curvándose al ser tirados por los hilos de la costumbre, de lo que se espera de él, sigue sonriendo para no asustar a Sam pero son sonrisas vacías. Sus ojos ya no brillan con picardía, ya no quieren mirarse al espejo. Son ojos que han visto horrores y espantos que no puede ni quiere describir, horrores de la sustancia de sus peores pesadillas, que a veces suben por su garganta impidiéndole respirar y tiene que aferrarse al volante, a la escopeta que lleva en la mano, a lo que sea porque si no, no puede respirar.
Sam quiere entender pero no puede y Dean no quiere que lo entienda, no quiere que tenga que entenderlo porque pese a todo Dean Winchester sigue siendo aquel chico que antes que nada tiene que proteger a Sammy, tiene que creer que el mundo aún puede pintarse en blanco y negro para no volverse loco. Se aferra a las palabras de Castiel (porque quizás, quizás, si un ángel aún cree en él entonces no está condenado, no importa lo que haya hecho, lo que haya dejado de hacer). Se aferra a las viejas enseñanzas de John Winchester, no importa cuántas veces le hayan fallado en el pasado, y rechaza de plano los argumentos de Sam. Que sea un demonio no significa que sea malvada. Sabes que Ruby me salvó la vida, ¿no puedes...?
Y no, Dean no puede, porque Dean ya no es ese chico que perseguía demonios y cuidaba de Sammy, Dean es lo que quedó del hombre que bajó al infierno y dejó que lo contaminara, y lo que Sam no sabe y no podrá (porque Dean no puede, no puede permitirlo) es que lo que en verdad le repulsa de Ruby no es su naturaleza, no son sus diferencias... sino el reflejo deforme de los propios horrores que sus mismas manos cometieron.
Dean era ese chico, el de la sonrisa ladeada, el encanto fácil, la luz en los ojos...
Ya no lo es.
Para
vrydeusFandom: Lost
Pareja: Shannon/Boone (Niña, las cosas que hago por vos, siendo Shannon/Sayid shipper como soy)
No entiende nada de ballet. No sabe cómo se llama esa vuelta con giro ni esa pose extraña con los brazos estirados para un lado y las piernas inclinadas hacia otro, nunca sintió pasión por la música clásica y no está seguro de comprender del todo el sentido del argumento, si es que tiene alguno.
No es que le importe, tampoco. El atractivo para él no reside en el programa, sino en la chica de cabellos rubios y movimientos gráciles que gira, se dobla y desdobla sobre sí misma y vuelve a girar, como si fuera más fácil que respirar. Nunca, nunca se cansa de contemplarla cuando baila así, con una sonrisa ausente en el rostro, abstraída del mundo alrededor, olvidada del público, de la presión. Tampoco se cansa de mirarla cuando ensaya y sus labios se fruncen en un puchero porque tal o cual salto no salió como debería, soltando una maldición de cuando en cuando.
No se cansa nunca de mirarla, a decir verdad (cuando tiene sueño y se frota los ojos, cuando está de malhumor y suelta dardos venenosos, cuando se ríe a carcajadas e incluso cuando le pega en el hombro y lo llama idiota) pero cuando está bailando es diferente. Ella se mueve con una gracilidad que le hace parecer etérea, la punta de sus pies apenas rozando el suelo antes de emprender el suelo, y la niña caprichosa, impulsiva y encantadora que lo fascinado desde que tenían diez años deja paso a esta criatura fantástica que no pertenece a este mundo, una doncella escapada de algún cuento o fantasía, que lo hipnotiza con cada giro, con cada movimiento. Una calma llena su pecho cuando la ve así, libre de todas sus ataduras, una calma que raras veces puede sentir cuando está con ella porque Shannon es torbellino, es una carrera desbocada, es un quebradero de cabeza que se niega a abandonarlo, es ruido y velocidad y adrenalina y la furia de la marea contra el acantilado. Shannon es quien perturba sus horas de vigilia e incluso sus horas de sueño, quien nunca se desprenderá de su imaginación por más lejos que se marche, cuya imagen nunca se desvanecerá por más que pasen siglos sin posar sus ojos en ella.
La música y el baile se terminan y también lo hace su calma, porque al caer el telón él vuelve a la realidad y comprende lo que su conciencia siempre intenta negar, entiende que la razón por la que disfruta tanto del ballet que nunca le interesará es porque cuando la ve bailar y Shannon parece tan ajena y extraña, tan diferente a la niña impetuosa con la que se crió y ha aprendido a llamar hermana, ése es el único momento en que se puede permitir desearla.
Para
sara_f_black Fandom: Bones
Personajes: Sweets, Booth/Brennan
Sweets no lo entiende. Sinceramente, no puede entenderlo. Y no porque no esté capacitado para hacerlo. Se ha pasado años estudiando para comprender el comportamiento humano y tiene más de un título colgado en las paredes de su despacho para comprobarlo, pero así y todo no puede entenderlo. Se lo pregunta a Cam pero ella simplemente se encoge de hombros, como diciendo ¿y a mí me lo preguntas?, intenta hablar con Angela pero con una sonrisa enigmática ella esquiva el tema y en cuanto a Hodgins, ni siquiera se plantea mencionarle el asunto. Si hay alguien que sencillamente no puede - y posiblemente no quiera - entender el comportamiento humano, ése es Hodgins. Por algo prefirió a los bichos y las lombrices, después de todo: son más fáciles de comprender, con motivaciones sencillas y predecibles. Nada de ex maridos que miden dos metros ni campanas que suenan en momentos inconvenientes cuando uno lidia con lombrices, lo cual es siempre un alivio pero eso significa que no puede ayudar a Sweets.
Intenta, entonces, sacar sus propias conclusiones y para ello observa, compara y anota todo mentalmente (porque si Booth llegase a encontrar su anotador, quizás no viva para su próximo cumpleaños). Observa las miradas que intercambian, los gestos, compara las sonrisas que le dedican al otro con las que reservan para el resto del mundo, anota mentalmente cada entonación, cada palabra. Sin embargo, después de semanas de intensa observación, no ha podido sacar nada en limpio y la misma pregunta persiste, carcomiéndole tanto como al principio.
¿Cómo puede ser que Booth y Brennan no estén juntos?
Para
x_cursive Fandom: Harry Potter
Personaje: Barty Crouch Jr.
Los siguientes días son una sucesión de sonrisas educadas y apretones de mano, de extraños palmeándole la espalda y felicitándole, como si a él le importasen un bledo sus cumplidos inútiles. Pero él ha estado jugando este juego desde que aprendió a hablar y caminar así que sonríe a su vez y ¿cómo anda su esposa, señor Bones? Espero que todo marche bien en la oficina, señora Hopkirk. Muchas gracias, señorita Jorkins, se lo agradezco mucho.
Las sonrisas mantienen a su madre tranquila, sus ojos perdiendo aquella mirada inquieta de los últimos tiempos cuando él empezó a pasar más y más horas encerrado en su cuarto para luego pasar hora y horas fuera de casa en paradero desconocido. Creería que su madre sospecha algo pero no, ella no es así, su mente no funciona de esa manera. Es incapaz de pensar mal de su hijo, jamás creería ni por un momento que él pudiera desviarse de los códigos morales tan rígidamente inculcados en su cabeza desde la cuna. No su niño, no su pequeño, y él sólo tiene que fingir un poco para mantenerla contenta. No le molesta, porque fingir se le da bien, es lo que ha hecho toda su vida y de todos modos, probablemente su madre (y, quizás, Winky) sea la única por quien se tomaría la más mínima molestia para mantenerla tranquila.
Por su padre no se tomaría esas molestias, pero no hace falta porque de todos modos no está jamás en casa y aunque esté nunca tiene tiempo para prestarle atención alguna. Él lo prefiere así. Hace las cosas más fáciles, porque de un tiempo a esta parte le es cada vez más difícil no apretar los dientes y flexionar los dedos como si quisiera cerrarlos alrededor del cuello de su padre cada vez que éste le dirige la palabra, en esas raras ocasiones en las que recuerda que tiene un hijo. Tiene que controlarse, lo sabe, se lo han dicho una y mil veces, pero a veces no puede evitar pensar lo fácil que sería...
- Felicidades, hijo. Premio Anual, ¿eh? Tu padre debe estar muy orgulloso de ti.
Sonríe y asiente, como se espera de él y su madre se apresura a señalar que en quinto año obtuvo doce MHB, ¿no es maravilloso? La visita, sea quien sea, asiente con entusiasmo y felicita a su madre, por haber criado un joven como corresponde. Oh, sí, todos esperan grandes cosas del hijo de Barty Crouch. Todos menos, quizás, su padre, quien aún así acepta las felicitaciones cuando se encuentra en casa, como si los méritos de su hijo fueran los suyos propios y no le extrañaría demasiado que su padre lo creyera así.
Otra visita llega y se va y Barty Crouch hijo mantiene todo el tiempo su sonrisa y su tono amable, y todos le dicen que llegará lejos y él asiente porque sabe que es verdad, porque sabe que la marca negra oculta por las largas mangas de la túnica le señalará el camino que siempre quiso seguir.
Para
albaclara Fandom: Vientos de Agua
Personajes: Laia/Marianne
Niña-duende, con ojos de aguaclara y andares de hada. Niña-duende con cabellos como hebras de sol, manos blancas y delicadas de cuyos dedos brota la música, mirada curiosa, voz de campanillas y cascabeles. Niña-duende por la que los trasgos salen de sus cuevas para verla pasar, criatura escapada de los cuentos y leyendas de su infancia en el verde del monte.
Niña que se está convirtiendo en mujer sin que nadie se dé cuenta en una casa fría y sombría donde las risas se apagaron y la música es sólo un eco de tiempos idos, un cruel recordatorio y frágil reemplazo de la felicidad perdida. Niña que está cansada de callar, cansada de usar vestidos viejos, cansada de actuar como sustituta-de, siempre en-lugar-de y nunca ella misma. Niña que quiere huir lejos, muy lejos, niña que está aburrida del trajín diario, harta de lo cotidiano y del tedio que Buenos Aires, esa ciudad que nunca ha sido la suya, tiene para ofrecerle. Niña que quiere ver rascacielos y calles estrechas, luces y carteles escritos en la lengua de su infancia.
Niña que te mira a los ojos y te pide, te ruega, te ordena que te la lleves a París con ella, que la saques del encierro, de la muerte en vida. Tú querrías decirle que sí, querrías tomarla de la mano y no soltarla nunca, nunca... Pero sigue siendo una niña, aunque tenga cuerpo de mujer, aunque hable con decisión y haya sufrido tanto que sus ojos se hayan vuelto sombríos. Es una niña y tu vida es todo lo sórdido y oscuro, lo retorcido y vulgar y no puedes mancillar su alma de niña-duende con la fealdad del mundo de la noche y lo prohibido, el único mundo que conoces. Tratas de explicárselo pero ella sólo ve la aventura en tus relatos, la libertad, la oportunidad de escapar. Nada que le digas le hará cambiar de idea, tiene la voluntad del hierro y la tenacidad de la marea que reduce la roca a arena.
¿Por qué yo? preguntas, porque es la primera vez que alguien te elige, porque no puedes comprender qué es lo que la hija de Sophie ve en ti.
Sos la única que aún me llama Marianne y es cierto, porque hasta Felisa ha dejado el francés de lado para reemplazarlo por el más prosaico “Mariana”, un nombre de entrecasa, común y corriente sin musicalidad alguna, un nombre que no le pega en absoluto a la doncella de canción parada frente a ti. Sos la única que no ve a mi madre cuando me mira a los ojos, sos la única que me ve a mí.
Y su sonrisa destruye todas tus defensas porque ay, tú ya has caído bajo su hechizo. Intentas calmar tu espíritu inquieto diciéndote que le estás haciendo un favor a todos, que ella ya no pertenece a esta casa que Andrés insiste en convertir en mausoleo, que por más que quiera a sus hermanos menores ella no tienen nada en común con ellos, porque los niños, encantadores como son, no han heredado la elegancia, la delicadeza, el aura de magia que rodea a su hermana mayor. Ella es una orquídea nívea que en el mejor de los casos esta rodeada por simples margaritas y dientes de león, y quizás tú no seas una rosa, pero tienes las espinas para defenderla de lo que haga falta.
Tomas su mano, entonces, y sabes que la llevarás contigo a donde sea que ella quiera ir, lejos de esta ciudad que nunca ha sido la casa de ninguna de las dos, dejando atrás la tierra del exilio para buscar la tierra de la aventura y la magia.
Niña-duende: es tu perdición y lo sabes, pero preferirías sufrir mil muertes antes que una sola vida sin su hechizo.
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Esto no acaba aquí, permaneced sintonizados, querida f-list. Muack!