"¿De qué otra forma se puede amenazar que no sea de muerte? Lo interesante, lo original, sería que alguien lo amenace a uno con la inmortalidad"
Jorge Luis Borges.
Inaguantable. Si Bellatrix tuviera que usar una sola y única palabra para describir el estado de ánimo de su familia, el de su Señor y por ende de todos los mortifagos que habían recibido un castigo solo por ese horrible humor que parecía haberse apoderado del mundo, sería sin lugar a dudas esa: «Inaguantable». ¿Y la razón? Obviamente Regulus Arcturus Black, la nena mimada de la familia. Regulus y su incesante manía por obtener toda la atención y revolver las cosas; primero con su desaparición, después con los rumores de su traición y finalmente con la confirmación de ésta cuando Voldemort dijo que si conseguían encontrarlo no se preocuparan por traerlo con vida, que solo lo trajeran.
Regulus no estaba en ninguna parte, y el resto de la familia Black -menos ella misma, si aún se consideraba miembro de esa familia después de su reciente matrimonio- había retirado su apoyo al Señor Tenebroso.
-Comprendemos tu posición, Bella -Le había dicho su propio padre tan solo unas semanas atrás-, pero comprende también la nuestra.
-Querrás decir: la de la tía. -Había acotado, enojada con su padre por querer desafiar al Señor Tenebroso.
Cygnus suspiró con cansancio. La situación no era nada fácil. Se había confirmado la muerte del hijo de su hermana porque en el tapete familiar ya figuraba un «Regulus Arcturus Black 1961-1979» demasiado fresco y delator como para ignorarlo. Regulus estaba muerto y, conociéndolo, todos sabían que no había hecho nada que justificara que se deshicieran de él. Reggie era responsable y tranquilo, bastante predecible y con una lealtad familiar innegable, cualquiera pondría las manos en el fuego por él. Y para agregar sospecha a la situación, Voldemort fingía no saber su paradero, cuando era sabido por todos que siempre tenía plena conciencia de donde se encontraban sus mortifagos; vivos o muertos.
-Hay algo tórrido en la desaparición de tu primo, Bella -dijo Cygnus, levantando la mirada hacia su hija mayor sentada al otro lado del escritorio de su despacho-. Los Black somos un clan, ya tienes edad como para no necesitar que te lo repita. No hay pruebas de la traición de Regulus ni de que los aurores lo mataran… -Una carta sobre una pila de papeles se sacudió un poco pidiendo ser abierta, pero Cygnus la ignoró-. Walburga cree que Él lo hizo desaparecer sin razones; que se trata de una muerte por cuestiones personales, y quien mata un niño sangre pura sin justificaciones es demasiado peligroso como para ser tomado por líder. El Señor Tenebroso tenía nuestra lealtad, pero pareciera ser que él no le tiene lealtad a nadie más que a sí mismo.
Bellatrix se sorprendió de las palabras de su padre, esa falta de fe le traería problemas y era su deber hacerlo reaccionar.
-¿Niño? ¡Regulus solo jugaba a hacerse el niño frente a ustedes para obtener consideraciones, para conseguir un trato preferencial y los cariñitos de Cissa! Pero te recuerdo que era tan adulto como tú o como yo. Aunque, bueno… -Hizo una pausa tomando aire e inventando una sonrisa-. No puedo hablar de tu edad, padre, viendo que sigues haciéndole caso a lo que dice tu hermana.
-No son solo ideas de Walburga, y no me levantes la voz, Bella -advirtió Cygnus con cansancio. Tratar con su hija lo extenuaba-. No me gusta como se están desarrollando las cosas, y todos lo hemos decidido: los Black nos abrimos, mantendremos una posición neutral. Ahora que te casas, dejarás de llevar el apellido Black y pasarás a llevar el Lestrange; nosotros no enviaremos otro representante de la familia para seguir una causa que nos está aniquilando tanto a nosotros como a nuestros enemigos.
-Solo ha muerto un Black y muchísimos muggles… -Empezó a protestar Bellatrix, pero fue interrumpida.
-La vida de uno de los nuestros, Bella -La cortó Cygnus-, no tiene posible comparación con otras. Podrían morir todos los muggles del planeta, todos los hijos de muggles y también desaparecer los traidores a la sangre y cualquier clase de impuro por el solo sacrificio de un Black. Y aún así, la muerte de ese Black no estaría justificada. Has alterado el orden de las cosas, «la familia va por sobre la causa», no viceversa, hija. «La familia es la causa».
El silencio hizo su valioso acto de presencia, pero no diluyó en nada la sospecha de Bellatrix de que se estaban tomando demasiado en serio la muerte de Regulus, y que eso acabaría mal; demasiado cariño por Reggie y poca lealtad a Voldemort. Suspiró y habló más calmada.
-Piénsalo. No eres tan idiota como para pensar que podrán traicionar al Señor Tenebroso y…
- Y entonces pagaremos las consecuencias.-terminó Cygnus- Servir a alguien sin lealtades es algo que esta familia no hará. La sangre es más importante que todo lo demás.
Fue lo último que Bellatrix había hablado con su padre. Finalmente, la sangre se había derramado. Como represaría por retirar su apoyo, los Black habían pagado, pagado con la vida de Cygnus Black y Orión Black. El apellido de la familia no seguiría, no había más hombres aceptados por el linaje para trasmitirlo. Igualmente, se habían condenado; ya no habría más Black, no más niños con nombre de oscuras estrellas que aprendieran a recitar todas las constelaciones del cielo y vieran allí a los antepasados que los vigilaban.
-Lealtad familiar -susurró Bellatrix con sorna mientras se cubría el rostro con la blanca máscara de mortifaga y se subía la capucha de la túnica negra, casi burlándose de sí misma y de las palabras. Seguía manteniéndose fiel a quien lo había sido con ella. Bellatrix no claudicaría ni envidiaría la fidelidad que su familia había tenido para con Regulus que estaba muerto. En sí misma tenía suficientes convicciones como para mantenerse sin desviarse del camino indicado. Tenía todo lo que ambicionaba, y lo que no poseía; tenía medios, y creía tener tiempo para obtenerlo.
• Fin •