Sería ruin pedir segundas oportunidades a estas alturas, pero, hagamos uso de esos incómodos silencios. ¿Sabes que nuestras miradas llevan implícitos el predicado y el sujeto? compongamos un soneto a base de besos, tu sonrisa sería protagonista de complejas metáforas y cada una de tus fragancias la causa de intrínsecas extravagancias. Podría escribir la mejor de las novelas tan sólo acariciándote, palpando cada uno de tus accidentes corporales, utilizaría tu espalda como lienzo y en ella ilustraría cada uno de tus gestos.
Pero si no quieres decir nada más... shh.