Dec 28, 2017 18:11
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Abro la puerta de mi mansión blanca y me siento en la blanca alfombra a pensar. Escribo aquí para deshacer los nudos de allí. Nadie que por esta casa pase juzgue este recreo egotista en lo inconsciente, pues hay páginas por ahí escritas con la intención de convencer y de anunciar. Aviso: en esta casa hay mucha psiconáutica y cero apego material. Ocurre, precisamente, que con el sentido práctico semiarruinado, cuesta ordenarse el tiempo. Se palpa una motivación genuina, un impulso estelar en el plexo. Se tropieza, no obstante, el deseo así impulsado, con muros de diverso origen; siempre hay tareas más importantes antes de. Pero es posible esquivar dichas tareas navegando por la zozobra de los pensamientos y deviniendo una suerte de bayeta que absorbe la suciedad social. Al final: ni deseo ni deber, sólo zozobra y sucia sociedad.
Gasto mi inteligencia en minucias sin aparente conexión entre sí. Cualquier insecto que sobrevuela mis libros vive una existencia más íntegra que yo. Sin ánimo para el Trabajo y sin espaciotiempo para plasmar la Ensoñación, vivo en el espacio liminal entre una cosa y otra, como quien pernocta en un puente entre la ciudad y el campo, y ni ciudad ni campo. Tantas ideas me pueblan que pudiera habitar el ensimismamiento alimentada por sonda y despertar en otro siglo. Hemos aquí el drama: que la vida es ya, que nadie espera, que siguen fluyendo los ríos la sangre el esperma el brilli-brilli del amor entre mamíferos, todo eso adelante sin mí.
Algunos llamarán a esto Miedo: fobia a ir hacia delante y fobia a volver atrás. Me yergo para negarme. Voy a establecer una jerarquía en las tareas. Voy a coger la batuta. Voy a creer que las cosas importan. Entrará de este modo, por las raíces que unen mis pies a la vía láctea, una fuerte sensación de seguridad que me volverá magnética. Con mi magnetismo restaurado, devolveré fuerte las miradas. En este mirarnos con fuerza, atravesaré el corazón de un león. Con el león entre los brazos, sentiré que estoy viviendo.
Que esta vez sí.