Fandom: Supernatural
Claim: Dean/Castiel
Extensión: 892 palabras
Promt: #2 "Somos de mundos diferentes, pero aún así queremos estar juntos"
Reto: Reto cliche (23/09 al 07/10)
Advertencia: Nada de nada
Notas: Ubicado en la 4 temporada. Gracias a
micham_kitamura que me beteo de nuevo *abraza* gracias, muchas gracias
Los engaños, fraudes y mentiras eran parte de su vida, ser un cazador lo ameritaba, pero Dean estaba cansado de eso, de que su vida fuera aparentar ser quien no era, aunque así lograra conquistar chicas de una noche o encontrara la solución de un caso, no le importaba, pero lo que mas odiaba era tener secretos con su hermano, por eso le había dolido tanto que éste le ocultara lo de la sangre de demonio, aunque estaba más que claro que si lo hubiese sabido, no habría dejado que Sammy se convirtiera en un puto junkie. Por eso ahora estaba ahí, sentado en una cama de motel, con una cerveza en su mano, los ojos medio abiertos y la televisión en un canal porno.
Agradecía profundamente que Bobby se quedara con Sam, y, de paso, tener la oportunidad de ir a emborracharse tranquilo, evadiendo magistralmente sus preocupaciones, como lo hacía siempre antes de tener que impedir que los sellos se rompieran y el Apocalipsis comenzara. Cada vez se sentía más frustrado, incapaz de impedir una guerra que pronto estallaría en sus manos. Además se había vuelto bastante idiota, no quería estar solo, pero aun así desechó la oportunidad de llevar a su cama a esa guapa morena del bar. Tan pronto acabó su cerveza, dejó la botella en la mesa, se lanzó desparramado a la cama, y no movió el edredón ni apagó las luces, sólo se quedó ahí. Sus pensamientos se detuvieron en Castiel, quizás debería llamarlo, pedir su ayuda; explicarle que no podía salvar el mundo, que ya no tenía fuerzas para eso, que sólo quería a su familia de vuelta, aunque luego se sintiera un marica por querer refugiarse en el ángel.
Sus ojos se estaban cerrando cuando escuchó un ruido molesto en la puerta, no le prestó la menor atención, los demonios no llamaban a la puerta y él no iba a levantarse por cualquier estupidez; el viento chocaba en las paredes del motel, reviviendo los meses en el infierno que se repetían uno a uno en sus pesadillas, que no lo abandonaban ni con todo el licor y sexo del mundo.
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―Dean, Dean― una voz resonó entre los gritos de los condenados que pedían ayuda hasta romper su garganta, alguien tocó su hombro, exactamente donde tenía marcada la mano que lo sacó del infierno ―Dean― repitió la voz sacudiéndolo levemente.
Abrió los ojos de golpe, mirando a todos lados. Desorientado, se movió un poco.
―Dean
―¿Qué mier … - su voz se cortó al reconocer al ser que lo despertó ―Cas― gruñó con somnoliento.
―Tu hermano quería saber dónde estabas
―Mmm― no sabía porqué, pero al verlo tan cerca, sintió ganas de besar a su salvador, la mano seguía en su hombro quemaba, y aquellos ojos azules clavados en los suyos lo traspasaban, ni siquiera procesaba lo que estaba ocurriendo, era algo superior a si mismo. El ángel lo comprendía todo del mundo, de la vida y de la muerte, había pasado milenios analizando a las personas, sus sentimientos y emociones, tanto, que cualquiera se volvería loco, pero no lograba entender lo que su cercanía provocaba en Dean.
―No sabía que decirle― Las palabras de Cas llegaron lejanas a la mente de Dean, que sólo podía fijarse en esa mirada curiosa que siempre ponía cada vez que estudiaba el comportamiento humano, sólo que esta vez, esa mirada se encontraba fija en sus labios, Dean tragó saliva, mientras pasaba su lengua por los labios secos de una manera inconciente.
Castiel ladeó la cabeza, en ese gesto tan suyo, mientras sentía la mano de Dean posarse en su mejilla, rozándolo con la punta de los dedos, Cas cerró los ojos, sintiendo la textura áspera de la caricia del cazador, mientras la respiración de Dean se agitaba al ver al ángel tan vulnerable.
Winchester creía que si Castiel decidía abrir los ojos, el momento se perdería, y quedaría encasillado solamente como un instante incomodo y raro de cojones, pero no, porque cuando el enviado del señor lo miró, sin retirar la mano de Dean de su mejilla, no pudo evitar sentirse como una quinceañera hormonada, aunque luego se tuviera que dar mil hostias por ese pensamiento, y luego, luego dejó de pensar, y se dedico a eliminar el espacio que lo separaba de Cas, mientras juntaba sus bocas en un beso demandante, agarró su gabardina con fuerza, y provocó que sus cuerpos chocasen. El ángel no tardó en responder, sintiendo por primera vez una ola de deseo recorrer ese cuerpo que no le pertenecía.
Castiel nunca había pensado en besar a alguien, en todos los milenios que llevaba con vida, había visto parejas demostrarse su cariño de ese modo, pero jamás pensó que iba a experimentar la sensación, mucho menos con un ser humano, claro, eso hasta que conoció a Dean Winchester, quien, como siempre, había atentado contra las reglas, incluso cuando estas provenían del mismo cielo. A pesar de disfrutar de la caricia, se vio obligado a separar el cuerpo del cazador del suyo, mientras le explicaba mentalmente que aun no podía permitirse un acercamiento tan físico. Aun ese cuerpo le pertenecía a Jimmy Novak. Pero quizás podría hacerlo algún día. Inexplicablemente ninguno de los dos sintió tristeza, como si la conexión de ambos fuera más allá de lo físico, de lo humano o de lo angelical.