crossover: ace attorney/transformers
Titulo: won't you keep the flame for me?
Fandom: Ace Attorney/Transformers.
Character/Pairing: Ema, Gilbert (Starscream).
Notas: FLUFF.
Tienen siete años cumplidos, camas aún parelelas en una misma habitación, los rostros y los cuerpos aún idénticos a primera vista. Sus carácteres no están tan arraigados aún en sus semejanzas para hacer de esta intimidad algo insoportable, para hacer dudar a una de la naturalidad en treparse a la cama del otro cuando en duda, cuando en problemas, para llevar a cuestionar al otro la naturalidad en recibirla.
"¿Gil?". Tu hermana busca tus manos bajo los cobertores, y cuando te vuelves a encararla -ojos entrecerrados, el ceño fruncido-, sólo te resistes unos segundos al contacto antes de ceder y acomodarte junto al nuevo peso en el colchón.
(Aún son jovenes; éste es un momento en el que el amor de los dos no puede ser ni reprimido ni cuestionado, manos sin alejar a una, ojos sin reprochar al otro)
"No recuerdo a papá". Su voz se vuelve muy pequeña, contrariada en lugar de triste; te acercas un poco más, entrelazas un poco más fuerte sus dedos. Por inercia, imita tus movimientos.
(A veces -muy pocas veces-, Lana ha tropezado con la imagen de ambos así, quietos y cómodos y contentos en un sueño que harán su mejor esfuerzo por ignorar al día siguiente)
"No recuerdo a mamá". No estás triste (ella tampoco lo está, realmente) ni perturbado por la mutua confesión, demasiado acostumbrados ambos a esta nueva vida que es, a fin de cuentas, la única vida que recuerdan haber poseído nunca.
De vez en cuando los asaltan sueños o recuerdos, pero son vagos. La sensación de manos firmes levantándolos, el eco de una voz acunándoles por las tardes, por las noches; fragmentos de conversación demasiado difusos para tener sentido. En sus corazones, las manos son las manos fuertes de Neil, la canción viene de la boca de su hermana, las risas y los enfados empapados por los colores de Jake. Saben que no son ellos, pero son lo único que tienen, lo único que les podría llegar a hacer falta jamás.
(Aún no estás consumido por el miedo a la pérdida, ni ella empañada por sus carencias, la inseguridad; desconocen de contenciones, de distancias. Es en estos momentos que pueden mirarse y tocarse y hablarse con tranquilidad, con franqueza. Buscarse, como guiados por un sexto sentido, con el desespero de la separación.
En noches como estas compensan)
"No le digas". Susurran, frentes juntas, manos aferradas. 'No dejes que se entere' es lo que buscan decir, la cansada sonrisa de la única madre que han tenido pesándoles, las noches en las que se ha encerrado a llorar en la habitación de los padres que alcanzó a conocer cuando les ha pensado dormidos grabadas y puestas en incesante repetición.
(Y es una promesa que ninguno de los dos rompe. Es a esta a la que vivirán sus días aferrándose, empeñados en ver cumplir)
"Lo prometo, lo prometo". Y tu hermana llora un poco. Por qué o para quién lo hace no importa, pero cuando se le humedecen los ojos, quieto y casi temeroso, la abrazas.
(Estos son los días en los que aún se pertenecen enteros, los que recordarán cuando se hayan vuelto demasiado necios, demasiado tercos, los que evocarán en habitaciones separadas, detras de puertas abiertas)
Fandom: Ace Attorney/Transformers.
Character/Pairing: Ema, Gilbert (Starscream).
Notas: FLUFF.
Tienen siete años cumplidos, camas aún parelelas en una misma habitación, los rostros y los cuerpos aún idénticos a primera vista. Sus carácteres no están tan arraigados aún en sus semejanzas para hacer de esta intimidad algo insoportable, para hacer dudar a una de la naturalidad en treparse a la cama del otro cuando en duda, cuando en problemas, para llevar a cuestionar al otro la naturalidad en recibirla.
"¿Gil?". Tu hermana busca tus manos bajo los cobertores, y cuando te vuelves a encararla -ojos entrecerrados, el ceño fruncido-, sólo te resistes unos segundos al contacto antes de ceder y acomodarte junto al nuevo peso en el colchón.
(Aún son jovenes; éste es un momento en el que el amor de los dos no puede ser ni reprimido ni cuestionado, manos sin alejar a una, ojos sin reprochar al otro)
"No recuerdo a papá". Su voz se vuelve muy pequeña, contrariada en lugar de triste; te acercas un poco más, entrelazas un poco más fuerte sus dedos. Por inercia, imita tus movimientos.
(A veces -muy pocas veces-, Lana ha tropezado con la imagen de ambos así, quietos y cómodos y contentos en un sueño que harán su mejor esfuerzo por ignorar al día siguiente)
"No recuerdo a mamá". No estás triste (ella tampoco lo está, realmente) ni perturbado por la mutua confesión, demasiado acostumbrados ambos a esta nueva vida que es, a fin de cuentas, la única vida que recuerdan haber poseído nunca.
De vez en cuando los asaltan sueños o recuerdos, pero son vagos. La sensación de manos firmes levantándolos, el eco de una voz acunándoles por las tardes, por las noches; fragmentos de conversación demasiado difusos para tener sentido. En sus corazones, las manos son las manos fuertes de Neil, la canción viene de la boca de su hermana, las risas y los enfados empapados por los colores de Jake. Saben que no son ellos, pero son lo único que tienen, lo único que les podría llegar a hacer falta jamás.
(Aún no estás consumido por el miedo a la pérdida, ni ella empañada por sus carencias, la inseguridad; desconocen de contenciones, de distancias. Es en estos momentos que pueden mirarse y tocarse y hablarse con tranquilidad, con franqueza. Buscarse, como guiados por un sexto sentido, con el desespero de la separación.
En noches como estas compensan)
"No le digas". Susurran, frentes juntas, manos aferradas. 'No dejes que se entere' es lo que buscan decir, la cansada sonrisa de la única madre que han tenido pesándoles, las noches en las que se ha encerrado a llorar en la habitación de los padres que alcanzó a conocer cuando les ha pensado dormidos grabadas y puestas en incesante repetición.
(Y es una promesa que ninguno de los dos rompe. Es a esta a la que vivirán sus días aferrándose, empeñados en ver cumplir)
"Lo prometo, lo prometo". Y tu hermana llora un poco. Por qué o para quién lo hace no importa, pero cuando se le humedecen los ojos, quieto y casi temeroso, la abrazas.
(Estos son los días en los que aún se pertenecen enteros, los que recordarán cuando se hayan vuelto demasiado necios, demasiado tercos, los que evocarán en habitaciones separadas, detras de puertas abiertas)