La última viñeta de la tabla Imágenes para
fandom_insano , que está también en la comu
reto_diario y que forma parte de la historia de Nadie es Nadia. He intentado explayarme un poco más en cuanto al tema, pero la verdad... no sabía qué más podía decir. No es la típica viñeta que acabe alegre, pero al menos tiene su moraleja y su advertencia :)
Algunos lo llaman miedo; otros, en cambio, no se atreven a ponerle nombre. Prefieren ignorar su existencia, evitarla, evadirla, negarla aunque parezca evidente. Y así es como se hace más y más grande.
Es como un pasillo largo cuyo final se ve a duras penas, pues a veces tiene forma laberíntica. En el rincón más alejado se encuentra nuestro yo, arrodillado y apesadumbrado, abrazándose las rodillas en un intento de ocupar lo menos posible. El suelo está lleno de tierra, polvo y pelusas, porque hace tiempo que nadie ha pasado por allí. Ni la figura ha intentado recorrerlo solo, ni nadie ha venido a buscarlo para sacarlo de allí. Y si alguien lo intenta, hay miles y cientos de miles de trampas para caer por el camino.
Así es como a Nadia le gusta describir el miedo, con las analogías en una mano y la moraleja en la otra. Como si se tratara de un cuento, una historia que alguien ha escrito para ella pero que nace desde lo más hondo de su corazón. Un consuelo cuyo autor se esconde tras remolinos de polvo, tierra y pelusas, y que sólo se acerca hasta el borde del precipicio para lanzar hacia el abismo las palabras que le hacen sentirse mejor.
Pero esta vez, de poco le sirven esas palabras, de nada saber cómo se siente. Esta vez, el problema es otro. Esta vez, el meollo de la cuestión no es saber distinguir el miedo, sino saber cuándo ella se rindió a sus caprichos.
Hace tiempo que no habla con Aída y los días se le hacen eternos cuando no sabe nada de Daniel. El silencio se ha convertido en su idioma favorito, pues es el único que no miente y con el que no tiene que enfrentarse a la verdad. El silencio es su única arma, en una guerra en la que pelea por la soledad, sin que ella si quiera se percate de ello. Porque, al final, cuando no hablas, cuando no encuentras el valor para enfrentarte a tus miedos, lo único que queda tras nosotros es la soledad; y pesa, pesa demasiado.
Sin embargo, y aunque Nadia lo sabe -y por eso, precisamente, su miedo se agudiza -desconoce cómo actuar. Ignora porqué ese guardián que se ha apostado entre el mundo y ella no puede dejar de alimentarse de un orgullo estúpido, de una cabezonería absurda y de miles de dudas que no recuerda ni siquiera de dónde han salido. Lo peor de todo es que, a pesar de que es consciente de que, tarde o temprano, tendrá que salir de allí y que, cuando lo haga, a lo mejor su vigilante salga con ella. Lo peor de todo es saber que a lo que más miedo tiene es a actuar con miedo, a dejarse llevar por un orgullo con el que no gana nada, con una cabezonería con la que sólo se pierde en sí misma, a dejarse caer en ese mar de dudas que ni siquiera tienen consistencia por sí mismas. Lo peor de todo es que, en cuanto dejas al miedo entrar en tu mundo, ya no hay manera de hacerle salir; y saberse el centro del huracán que lo arrasa todo -en lo que creíste y en lo que aspiras a creer -no puede augurar nada bueno.