Hoy fue un buen día. Me desperté con el suave calor del sol en mi rostro. La primera canción que escuche en el radio era su favorita, nuestra favorita. Me hizo sonreir, y me hizo recordarlo con ternura. Me hizo entender que todavía lo extraño y me lleno de melancolía. Pero melancolía de la buena de esa que te llena de buenos recuerdos y de alegría. No cabe duda que en algún momento el fue lo mejor en mi vida.
Me vestí despacio y sin prisa. Mi vestido favorito, mis botas más cómodas, el collar negro con rojo que me encanta y mi amada sombrilla completaron mi atuendo. Y así me dispuse a explorar el nuevo mundo que se presentaba ante mi.
Me encuentro en San Diego lista para dar una conferencia acerca de los nuevos avances en mi campo, la ciencia forense. Mi público va a ser prestigiados políticos y agentes federales de todas las agencias. A pesar de que la conferencia no será hasta dentro de 3 días, esta mañana me sentía un poco nerviosa así que decidí ir a explorar la ciudad. Nunca había estado en California, bueno a excepción de cuando era niña y fui a la boda de mi prima, pero benditos aguacates no me dejaron conocer ni la salida de la casa.
Camine sin sentido por las calles de la ciudad, admirando su alegría y color, el verde de los árboles y la dulce luz que todo lo cubría y de repente lo vi. Al principio el hombre en la acera de enfrente solo me llamo la atención, alto, delgado con un cuerpo que de esos que te hacen voltear aunque tu no lo quieras. Su cabello era rubio, lo que alcance a ver de su cara estaba cubierta por una delgada barba y sus ojos los protegían unos caros lentes oscuros. Hacía tiempo que no inspeccionaba a alguien de esa manera, pero a pesar de estar sonrojada hasta la conciencia no podía dejar de verlo, había algo en ese hombre que me atraía.
Y en cuanto se quito las gafas lo descubrí. No importaba cuanto cambiara su cuerpo, su forma de vestir, o su rostro yo jamás podría olvidar esos ojos. Tan verdes y cristalinos, tan llenos de luz y de asombro, tan abiertos y a la vez tan enigmáticos. La ventana de sus secretos y la pared de sus misterios. Era el, solo el y siempre el, Tim, mi Timmy, mi McGeek.
Hacía más de cinco años que no sabía de él. Después del retiro de Gibbs, Tony tomo las riendas del equipo. Por supuesto McGee iba a ser su Agente Senior sin embargo los planes del director para McGee eran otros. Y así como así desapareció. Sin un adiós, sin una razón sin una nada.
Y ahí estaba frente a mí, tan igual pero a la vez tan diferente. Quería correr y abrazarlo decirle cuanto lo extrañaba. Cuanta falta me hacía, cuanto lo necesitaba. Y cuando ya estaba decidida a correr a sus brazos la vi llegar. Era una linda morena con el cabello recogido y una sonrisa enorme. Llevaba en brazos un hermoso bebe de enormes ojos verdes. Si tenía acaso alguna duda de quienes eran esta se disipo en cuanto vi la enorme sonrisa y el amor con los que Tim los recibía. Se veía tan feliz.
La verdad es que mentí cuando dije que no sabía porque Tim había aceptado lo que sea que el director le había ofrecido. Si lo sabía y gran parte había sido por mi. Teníamos tantos años bailando alrededor del otro que ya cansaba. Sintiendo celos y enojándonos cada vez que nuestro mundo no giraba alrededor del otro. Sonriendo y soñando cada vez que el mundo giraba alrededor del otro.
Yo siempre he sido un alma sin puerto y el siempre lo entendió nunca me exigió nada, nunca intento anclarme. Siempre estuvo ahí cuando lo necesitaba, siempre fue mi incondicional, pero yo no era la de el. Y no sé como, no se cuando nuestras noches juntos ya no fueron suficientes, y no sé como, no se cuando mis celos ya no lo hicieron sentirse amado, y no sé como, no se cuando lo poco que podía darle no nos sostuvo mas.
McGee me dijo que necesitaba un cambio de aire, con la esperanza de que yo lo hiciera cambiar de opinión y no lo hice, no pude. Yo siempre he sido un alma libre y nunca nadie podrá anclarme.
Cuando Tim se fue sin despedirse, lo maldije, llore, grite, me reí como loca y me enoje con la vida, me arrepentí como nunca. Pero ahora que lo veo tan feliz de la mano de ella me doy cuenta de que tome la mejor decisión.
No me acerque, lo deje pasar, mire con tristeza como sonreía y brillaba de la mano de ella.
Regrese a mi hotel y empecé a investigar el pasado de Tim, ahora que tenía una ciudad para empezar no debía ser tan difícil. Para mi sorpresa paso 1 año encubierto como un hacker estrella de la mafia lo que culmino en un arresto mayor. Después el director le ofreció el puesto de líder en el MCRT de la costa oeste. Se estaba convirtiendo en una leyenda por este lado del país. Callado y sin fanfarrias solo como el sabe hacerlo.
Así que el día de hoy fue un buen día, porque lo vi, se que está bien, sé que es feliz, se que lo que hice le permitió vivir y crecer. Pude cerrar una página de mi vida y una vez más estoy convencida de que no me equivoque. Y es que el fue lo mejor de mi vida y se merece ser feliz, y en mis recuerdos siempre será mi Tim, mi Timmy, mi McGeek, mi incondicional.