Rating: Todo público
Warning:
Pairing: Mmmm, los más rebuscados verán DeanCastiel
Status: Terminado
Notas: : Rid me plagió un fic y yo plagié el plagio :3 (
Fic original -
Plagio 1 - Plagio 2)
Se gritaron un par de veces antes de que azotara la puerta contra sus goznes. Dean quiso seguirlo y detenerlo, pero lo golpeó dos veces y le quitó las llaves del Impala. Luego lo amarró a la cabecera de la cama y se fue.
(La idea había sido de Ruby, en tono de broma la había mencionado alguna vez.
No le hacía gracia tener que haberlo puesto en práctica)
Eran casi las 3am cuando regresó. Habían pasado ocho horas desde su salida, y apenas cuando estacionó el auto pensó en su hermano atado y golpeado.
Apresuró el paso y abrió con fuerza la puerta, esperando los gritos desesperados y furiosos de Dean ordenándole soltarle, pero solo encontró silencio.
La soga de la cama estaba sobre la almohada, y nada parecía perturbar la tranquilidad reinante.
Sigiloso, caminó hasta la cocina, en donde encontró a su hermano con las manos firmes en la mesa, y el cuerpo temblando.
-¿Dean?
-…Sammy… ¿C-cómo estás? ¿Cómo salió todo?
No es que quiera… Es cierto que lo dije, pero no es que quiera, sin embargo… órdenes son órdenes, Dean.
-Bien… salvamos… a dos personas…
-Sammy… por favor para con esto…
-No de nuevo Dean, estoy…
-Lo sé, lo sé, estás salvando gente pero… por favor… Castiel dijo que te detendría si yo no puedo y no quiero pensar lo que-…
-No soy el mismo Sam que Lilith atrapó. Puedo defenderme… Y tengo a Ruby conmigo.
-¡Sam, es un Ángel!
Azuzado por la ausencia de gritos y la euforia de dos demonios más exorcizados, Sam abrió los brazos y sonrió.
-¿Y? …Yo soy el Niño Rey.
~+~
Salió de nuevo aprovechando que Dean estaba investigando.
Ignoró el celular las siete veces que sonó y agradeció cuando paró.
-Tu hermano es muy persistente.
-Como no tienes idea.
Lo demás fue muy rápido. El sujeto simplemente había aparecido, ni siquiera la demonio le había sentido entrar.
-Sam -dijo simplemente, con esa voz pasiva.
-…Imagino que debes ser Cas…
El ángel sonrió levemente ante el comentario.
-Era agradable escuchar a tu hermano llamarme así. Los niños suelen ponernos sobrenombres como Señor Ángel o Mensajero de Dios… pero Cas… es un recuerdo que atesoraré, puedo asegurarlo.
Las campanas tardaron demasiado en resonar en la cabeza del psíquico.
-¿Q-qué…?
-No quería… pero órdenes son órdenes.
A Sam no le importó que Ruby cayera de rodillas con los ojos en llamas, ni sus gritos de auxilio ahogados por el ruido del motor del Impala.
Estoy aquí para detenerte.
La habitación del motel estaba vacía. El celular recién comprado de su hermano, la Colt 911 desarmada sobre la mesa y la cerveza ya desvanecida.
En el televisor aún sonaba un programa de ventas cuando finalmente Sam entendió que por salvar a los demás no había salvado al más importante.
Cuando Castiel apareció, extendiendo sus alas majestuosas, ni siquiera levantó la cara.
Es más, lo agradeció antes de caer.