Jun 14, 2008 01:13
James entra en la habitación como una ráfaga de aire y mira a sus amigos -Remus lee recostado en su cama y Sirius canta una de esas canciones de los Beatles que le gustan tanto (“She loves you”) saltando en la suya- con ojos emocionados. Remus es el primero en levantar la vista y mirarle, y Sirius, cuando es golpeado por un calcetín hecho una bola en la nuca, también lo hace, dejando de cantar a voz en grito y prestándole, por fin, atención.
- Me ha dicho que sí -dice James, incrédulo. Sus amigos le miran sin saber a ciencia cierta a qué se refiere-. Lily. Me ha dicho que sí.
Sirius le dedica una sonrisa instantánea y luego mira a Remus, que tiene expresión inescrutable, y le tira el calcetín de vuelta, directo a la cara.
- ¡Lunático! ¡James ha dicho que Evans le ha dicho por fin que sí!
- Ya lo sé, Canuto -entonces sonríe y mira a su otro amigo, que parece que todavía no se lo cree del todo-. Enhorabuena, James, ya era hora de que accediera.
Sirius emite un grito de guerra y luego empieza a corretear alrededor de su buen amigo Cornamenta, hasta que se aburre y vuelve a ponerse a saltar en la cama, cantando e interrumpiéndose un momento para decir:
- ¡Te lo dije, cuernos! -y seguir cantando-. She loves you, yeah, yeah, yeah… She loves you, yeah, yeah, yeah… -y luego exclama, con el único volumen de voz que sabe utilizar: a gritos -: ¡Bien!
Y James sonríe también, casi muriéndose de felicidad, y entonces recorre la habitación, buscando algo que, claramente, no encuentra, pues le dirige a Lupin una mirada confusa.
- ¿Y Peter, Lunático? -pregunta.
Sirius no ha dejado de brincar encima de la cama y de cantar a lo loco.
- Creo que fue a los invernaderos, dijo que tenía que comprobar las propiedades de algunas plantas para el ensayo de Herbología -contesta el licántropo.
El animago asiente, se da la vuelta y sale corriendo de la habitación. Entonces, Remus cierra la puerta con un golpe de varita y vuelve a su cama, y en menos de cinco segundos está de nuevo enfrascado en su lectura.
Un ratito después, es interrumpido de nuevo por Sirius, que ha dejado de saltar y de cantar y se ha movido hasta la cama de su amigo, sentándose al estilo indio junto a él y mirándole con curiosidad, sabiendo que así podrá distraerle. Y lo hace.
- ¿Qué quieres, Sirius? -pregunta el lupino exasperado, sabiendo que si Sirius le mira así sólo puede significar que quiere algo.
- ¿Estabas celoso? -pregunta casi inocentemente.
Remus se calla, intentando procesar las palabras que ha dicho Sirius, que le parecen de lo más estúpidas.
- Perdona, ¿qué?
- Que si estabas celoso. De que Evans le haya dicho que sí de una vez -repite el animago.
- ¡No! -Remus parece incluso molesto-. ¿Por qué iba a estarlo? -Sirius murmura alguna tontería que el rubio no alcanza a escuchar-. ¡Es absurdo!
Sirius murmura de nuevo algo que suena a “bien, esto facilita las cosas” mientras Remus se indigna y, cuando el licántropo termina de hablar, se inclina despacito hacia su amigo, terminando el trayecto en sus labios y besándolo suavemente.
Remus le rodea con sus brazos y su boca le recibe gustosa mientras las lenguas de ambos recorren la boca ajena y las manos abarcan todo lo que pueden del otro cuerpo.
Y entonces ambos sienten que todo comienza ahí, que su primer beso es su primer todo, y que habrá muchos besos más antes de que todo se acabe.
FIN
#tabla musical the beatles,
s/r,
teh (beatles)