Oct 27, 2019 23:27
El cielo no tiene nubes y yo no albergo dudas. Es así de molesto, pero es mejor enramar la esperanza los domingos. La esperanza debe ser una tormenta violenta o una tumba con flores; cualquier término medio no es bienvenido.
Sé que estoy dolido, y no sé por qué. No sé qué es lo que tengo que perdonar, qué es lo que tengo que matar, qué es lo que tengo que dejar morir, que es lo que tengo que ver irse de madrugada, en la niebla. Qué siento que se me debe, yo abanderado de la libertad y de la vida sin ataduras. Me decía Noemí que no puedo cambiar el entorno, como si no lo supiera, como si no hubiese quemado la mitad de este planeta como un niño ofendido que acaba de descubrir que ya no es un niño si hubiera tenido la posibilidad. Que lo único que puedo hacer es cambiar yo; ¿soy yo lo que tengo que dejar morir? ¿Estoy cabreado conmigo? Yo no me noto ofendido conmigo, pero me siento dolido con todo y no sé muy bien qué es lo que me tiene cabreado.
Cuando me esfuerzo, observo disiparse la niebla y veo un patrón; se repite una desconfianza en todo lo que me rodea, y la insistencia de que el mundo entero es una maldita hipocresía, pero no estoy tan seguro. Creo que elijo pensar eso, y me inunda la rabia, la suspicacia y el cinismo. ¿Por qué me hace sentir seguro creer que las personas son lo peor?