Lento pero seguro.
Ahora que volví a recuperar mis escritos y fanfics, voy a empezar a volver a postearlos. No los escribí para dejarlos guardados en mi carpeta, sino para que vieran la luz del día... o el reflejo artificial de la computadora, vaya uno a saber =P
Asi que mientras termino el capítulo 2 de Fantasías y Realidades (que se me está haciendo más largo de lo previsto) posteo otro fic/drabble para la tabla de
30vicios túFandom: D.Gray-man
Claim: Kanda Yuu/ Allen Walker
Tema: #12 - Mentir
Advertencias: angst
Se le daba tan fácil.
Desde pequeño había aprendido y con el pasar de los años perfeccionó su arte. Era un mal necesario para sobrevivir en un mundo que le daba la espalda a la humanidad y en especial a personas como él que habían caído de su gracia.
Era la base de su máscara, se había convertido en parte de su naturaleza y podía jactarse que a tan temprana edad fuera un maestro en el tema. Aunque en el fondo no estuviera orgulloso de ello lo necesitaba para sobrevivir, lo necesitaba para poder cumplir su objetivo sin perder de vista su camino.
Y el haberse convertido en exorcista le dio la posibilidad de ponerlo a prueba, de demostrar que era todo un entendido del tema. Y las oportunidades nunca faltaron. Una y otra vez ocultando su verdadero rostro tras su máscara. Una y otra vez probándose que tan bueno era. Una y otra vez engañando a las personas que se habían convertido en su familia haciéndoles creer que con cada sonrisa se acercaban más a su corazón, cuando la realidad era otra.
Pero aunque fuera bueno en ello, no significaba que se le hiciera fácil. En especial cuando Kanda estaba involucrado. El japonés malhumorado que con sus insultos y muy a su pesar se había convertido en un obstáculo importante en su camino.
Kanda fue el único capaz de ver más allá de esa máscara de cortesía y modestia, fue el único que descubrió su acto y jamás se molestó en mantenerlo oculto. Y quizás fue por esa misma razón que le resultó inevitable bajar una fracción su guardia y abrir una pequeña parte de su corazón para bañarla en él. Luego entendería lo estúpido que eso había sido cuando al tratarse con el samurai sólo recibía desprecio e indiferencia. Pero para cuándo finalmente lo entendió ya era tarde. Cuando finalmente lo entendió, su corazón no podía quitárselo de encima.
Volvió a ponerse su máscara y esquivaba los insultos de Kanda con un insulto propio y luego un gesto despreocupado cuándo alguien le preguntaba si se encontraba bien.
Estoy bien, respondía siempre.
Y, como siempre, él seguía sonriendo como sí su corazón no se estuviera partiendo a pedazos.
Sí.
Se le daba tan fácil mentir.