Set your music player on shuffle.
Choose a paring/character/whatever to write about.
Write a ficlet for the first five songs that come on you only have the amount of time of the song.
Adivinen quién hizo apenas tres putos fics horribles. ¡Oh, sí, yo!
Martín vio como Manuel se iba por la puerta, aún abotonándose la camisa. Se fue sin refunfuñar, sin mirarlo con odio, sin apretar los labios. Fue extraña su huida (no importa nada, para Martín, era una huida), porque aún sentado en la cama y viendo cómo buscaba sus ropas, Manuel se inclinó y besó su frente, antes de decirle “me voy”.
Nunca ”me voy” fue tan doloroso. Nunca un beso en la frente quemó tanto. Nunca sus dientes lastimaron su labio inferior como ahora.
Y si alguien le hubiera dicho que esta era la mejor manera, que era la única que iría a conocer siempre, lo mandaría al demonio. Se levantaría de la cama, vistiéndose e iría a buscar a Manuel.
Porque esto nunca fue la mejor manera. Pero nunca hubo ese alguien.
Chase Coy, Who's to say
Ajustó la pelotita de papel, pegando su lengua a la comisura de su labio y luego de unos segundos de tensión, la soltó. ¡Y bingo, dio donde quería! Manuel revolvió el cabello, gruñiéndole y lo golpeó con los documentos que estaba firmando.
-¡Para el webeo, oye!
-Sí, mamá.
Volvió a sentir que era fulminado, pero no evitó que siguiera riéndose de buena gana. Que era una reunión aburrida- mejor, bastante aburrida. Miró de reojo a los demás en esa reunión, que parecía más bien un curso disperso y juvenil que países interesados para encontrar algún beneficio para algo que ya se olvidó.
Martín dirigió sus ojos a los de Manuel, deslizando una de sus manos hasta tocar el dorso. Manuel no lo apartó, pero tampoco dejó de enfocarse en los documentos.
-¿Me acompañás al baño?
Manuel alzó las cejas, sonrojándose levemente.
-¿Erí’ mina o qué, weón?
-Es que hay unas cosas que no me quedaron claras.
Un resoplido.
-Podí’ decírmelo aquí.
-Quiero hablar en privado.
-... Tú no quieres hablar, Martín.
Una sonrisa resplandeciente. Otro golpe de los documentos pero Manuel se levantó, más sonrojado de lo recetado por el médico, y afirmó sus dedos a la nuca del traje de Martín. (¡Porque que estuviera vestido así no significaba nada, caramba!).
... Ni que utilizara la expresión “caramba” mientras escuchaba el cerrojo de la puerta del baño.
The All-American Rejects, Time Stands Still
Martín empezó con eso desde la ducha. Y siguió otra vez en la cama, pegándose a Manuel.
-Qué lindo que estás, sos un caramelo -canturreó en la mejilla de Manuel, quien tuvo que rodar los ojos y empujarlo.
-Para la weá.
-¡Qué excitante que estás, tendrías que saberlo! Esa cola es la más sana, la más buscada y esos seno--
-¡Córtala!
Pero Martín no dejaba de besar su cuello, y abrazarlo por la cintura. Y a Manuel le latía el corazón de manera estúpida y por eso consideraba que era un estúpido por reaccionar a las estupideces de Martín.
-No es que quiera molestarte...
-Ajá, claro.
-Pero me es imprescindible, sentarme en un café y soñar un poco -ahora Martín besaba sus manos, dulcemente. Y sonreía-. Y tal vez amarnos.
-W-Weón.
Pero se quedaron callados, Martín se quedó quieto mientras entrecerraba los ojos.
-Si te veo ahora, aunque termine en un hospicio, tomo una botella y... j-juego a la botellita con vos.
Martín parpadeó y revolvió su cabello.
-Desafinás un poco, pero bueno.
-¡Agh, cállate!
Bersuit Vergarabat, Mi caramelo
... agh, qué asco.