Aug 17, 2006 19:06
Pantera entró a su cuarto y se sentó pesadamente sobre el borde de la cama. Se desató el cabello y dejó los lentes sobre la mesa de noche. Luego se quitó la gabardina y el saco hasta quedar en mangas de camisa; entonces, sin volverse, lanzó una pregunta al aire.
- ¿Porqué estás aquí, Iori?
El chico se destapó, con aire travieso y se levantó para aproximarse a Pantera gateando sobre la cama. Sin decir una palabra se acercó hasta rozarlo con el pecho y depositó en su hombro un suave beso.
- Me haces sentir mal, replicó Pantera, levantando una mano para acariciar suavemente la mejilla de Iori.... Ayer te hice mucho daño....
- No. Ya estaba advertido, sabía lo que iba a pasar. Perdón. Tienes la espalda hecha una miseria por mi culpa; estamos a mano.
Luego Iori se deslizó por debajo del brazo de Pantera para acomodarse tranquilamente sobre su regazo, lo miró con ojos luminosos y descansó su frente sobre su pecho.
Pantera acarició la cabeza del muchacho con un aire de tristeza. Luego sonrió.
- A veces me pregunto porque eres un lobo y no un gato salvaje.
- ¡Qué se yo!..., dijo Iori alzando la mirada. Tal vez me falló el z-soul...un híbrido no es igual que un zoolian completo...
- ¡¿Comenzarás de nuevo...?!
- No. No he venido a lamentar mi pasado, sino a reconciliarme contigo, dijo Iori y su expresión se volvió entre dulce y melancólica, luego volvió a bajar la mirada y entonces, como jugando, empezó a jalar la camisa de Pantera, lo cual le hizo mucha gracia a éste y luego empezó a desabotonarla. Cuando estaba por el último botón, Pantera levantó su barbilla con una mano y lo besó en los labios.
Primero un beso suave, luego otro más profundo y finalmente sucumbió a su mala costumbre de besos endemoniados, enloquecedores, de los que hacían temer a Iori que en cualquier momento moriría asfixiado, pero que al mismo tiempo adoraba tanto.
Iori lo abrazó por los hombros, por debajo de la camisa abierta, porque necesitaba asirse de él para sentir que no estaba volando. Pantera daba poca tregua para tomar aliento, tan solo esos momentos en que se detenía a morder sus labios antes de volver con más fuerza a internarse en su boca. Los brazos de Iori resbalaron por la fría espalda de Pantera, cuando de pronto éste soltó la nuca de Iori para sacar fuera esas garras detrás de él.
- Y lo vuelves a hacer!!!!. ¡¡¿Qué es lo que voy a hacer contigo?!!!
- Ya vez que no puedo evitarlo. Es un instinto.
- Si?, pues tú antes no tenías ese instinto...
- Porque tú antes no eras tan bestia!
- Porque tú antes no eras... Es eso... lo que quieres? ¿Que sea delicado?
Iori se quedó pensando en su respuesta. ¿Era eso que deseaba?. Finalmente respondió casi sorprendiéndose a sí mismo, aunque fuera eso lo que en verdad sentía.
- No, ya no. Creo que esas cosas ya no son para nosotros. Si me tocaras suavemente ya no podría sentir nada. Y tu tampoco.
Pantera lo miró con expresión ilegible, pero por dentro sí había sentido el peso de esa respuesta. ¿Que punto sin regreso era ése, y a dónde los estaba conduciendo?.. no queriendo pensar en esas cosas, decidió cambiar de tema o más bien, volver al tema.
- Bueno, pero de todas maneras algo tengo que hacer contigo para arreglar este problema, así que... o te corto esas remalditas uñas, o de plano tendré que amarrarte a la cama... , le dijo, insinuante.
- Entonces..., dijo Iori recobrando su acostumbrada maliciosa sonrisa, ¿qué estás esperando, tonto...para traer una cuerda??
La primera reacción de Pantera fue levantar una ceja en un casi asombro, pero luego se echó a reír de buena gana. Levantó al chico por debajo de los brazos y dando un giro hacia un lado lo tiró sobre la cama y así echado lo besó de nuevo.
- Iori, querido...eres de lo peor!!, le dijo aún riendo.
- ...Gracias. Contestó el muchacho. Tú el doble, ja ja ja ...
Pantera se incorporó un poco y de pronto vino a su mente el recuerdo de la primera vez que Iori se entregó a él. Lo recordó temblando como una hoja entre sus brazos; ansioso pero avergonzado, casi frágil, y se preguntó como había podido pervertirse tanto en tan poco tiempo.
- ¿Qué pasa?. Vas a ir a buscarla o no?, inquirió el chico al verlo indeciso.
Entonces Pantera supo que era cierto, que eso de la dulzura no era para ellos, pero ya no le importó.
- Espera aquí un momento, ahora la traigo.