[Luhan/Yixing] ¿Quién teme al Lobo Feroz?- Parte 3

Jan 20, 2014 18:16

Yixing escuchó como el aullido del lobo, furioso e impaciente, alcanzaba los cielos y entonces la puerta se vino abajo. El lobo que era Luhan resopló furioso sin ocultar su temible dentadura, el aliento cálido creaba humo en contacto con el aire y Yixing se apartó de su alcance caminando sin mirar lo que tenía detrás.

-Luhan, por favor-suplicó Yixing conteniendo el aliento intentando buscar alguna pizca de humanidad en sus ojos de lobo.

El sonido de un disparo resonó en la sala y el lobo se giró en dirección a la puerta. La abuela de Luhan, arma en mano, le observaba ceñuda apuntándole directamente al entrecejo.

-No me obligues a hacerlo, Luhan-comenzó a decir la señora-Lo hice hace años con tu madre y podría volver a hacerlo contigo.

El lobo gruñó mostrando sus dientes, la mujer cargó el arma y la ventó fijando mejor la vista.

-Si te mantuve con vida todos estos años es porque pensé que serías más fuerte que esto. La maldición de nuestra familia. Pero los lobos no soy los animales horribles que todo el mundo cree, un lobo puede amar, Luhan, y lo sabes, un lobo puede romper el destino que la sociedad le ha impuesto sin tenerle en cuenta. Porque cuando un lobo ama lo hace para toda la vida. Dime Luhan-insistió la mujer sin perder la paciencia-, ¿amas al muchacho que pretendes devorar?

El lobo se giró, sin perder la amenaza en sus fauces, y clavó la vista en los ojos asustados de Yixing. Fue entonces cuando el joven que una vez había sido volvió a aflorar en el cuerpo de aquella bestia. Tras él el sonido de un nuevo disparo cruzó el aire rozándole en una pata. Exaltado, el animal se abalanzó sobre Yixing mordiéndole en un brazo. Yixing gritó de dolor y el lobo abrió sus fauces permitiéndole escapar.

Yixing se levantó agarrando su brazo ensangrentado, caminando hacia la puerta. Jongin, de pie bajo el marco, sostenía el arma que acaba de ser disparada. La anciana a su lado, perpleja y asustada, se había quedado totalmente petrificada.

-¡Jongin!-gritó Yixing corriendo hasta él-No lo hagas, es Luhan.

Pero Jongin no quería oírle, sólo pensaba en que aquel a quien su amigo había amado había sido el que le había quitado su vida. Pensaba en Sehun, en las cosas que ya nunca más podrían hacer y el odio nubló por completo su mente. Quería matar a Luhan, quitarle la vida que él mismo había arrebatado, pero en vez de apuntarle a él con el arma apuntó a Yixing.

-Lo sé-le explicó con deje caído en sus palabras, las lágrimas corrían lentamente por las mejillas del cazador-. Di adiós, Yixing-susurró en un hilo de voz el muchacho moreno-. Pues yo me llevaré tu vida, la persona que esta bestia ama, al igual que él se llevó la vida de la persona que yo amaba.

Luhan intentó colocarse de pie, pero la herida en su cuerpo se lo imposibilitó. Yixing cerró los ojos esperando el disparo, pero a pesar de que el sonido había estallado en el aire, no sintió dolor alguno en su cuerpo. Luhan, en un último esfuerzo se había lanzado sobre él recibiendo el disparo.

Yixing contempló como el lobo caía pesadamente contra el suelo. Se agachó y le acarició con ternura hundiendo sus dedos en su pelaje castaño color de paja.

-Luhan-susurró con un hilo de voz-. Luhan-volvió a susurrar hundiendo su rostro en el cuello del animal. Pero no obtuvo respuesta.

La respiración del lobo se iba haciendo cada vez más y más escasa hasta que finalmente, su vientre dejó de moverse. Yixing elevó el rostro cubierto de lágrimas y la sangre que brotaba del cuello de la bestia. Jongin le miró con la cara compungida, apretó los labios y abandonó el lugar huyendo, dejando tras de sí su escopeta. La abuela de Luhan se agachó enfrente de su nieto, todavía convertido en lobo, acarició su pelaje y sonrió con ternura.

-Después de todo, mi pequeño, venciste a la bestia. Aprendiste a amar.

Yixing pasó sus dedos acariciando el hocico húmedo de Luhan, temblando con miedo, esperando a que se volviese a transformar en persona, a que la noche pasase y se despertase de aquella mala pesadilla. Pero nada de eso sucedió, Luhan, la bestia, el Lobo Feroz, el niño huérfano, todos ellos habían muerto.

Yixing elevó la vista al cielo clavando sus ojos en la luna, que ajena a todo continuaba brillando allá en lo alto.

La gente odiaba y temía a los lobos, el miedo a lo desconocido les hace reaccionar de manera imprevisible y peligrosa. El ser humano es capaz de convertir el amor en odio, y a un animal en un asesino. El amor, puede nacer en cualquier lado, incluso en el corazón de una bestia, con tanta o más fuerza que en el de una persona. Porque al final, después de todo, no hay peor monstruo para el ser humano que él mismo.

***

Cuando el maestro terminó de contar su historia un enorme silencio se apoderó de la sala. Yixing observó a cada uno de los niños en sus camas. Algunos de los pequeños ya estaban durmiendo y los otros, luchaban por mantenerse despiertos. Uno a uno se acercó a sus camas y los colocó bien arropándolos correctamente dentro de las mantas. Caminó hasta la puerta del cuarto y les lanzó una última mirada apagando la luz antes de salir.

Continuó con sus pasos atravesando el largo pasillo llegando hasta el salón. Había pasado demasiado tiempo y contar aquella vieja historia le traía recuerdos que pensó que ya había olvidado. Tragó saliva empujando el nudo que quería formarse en su garganta y se asomó a la ventana. Las nieves ya se habían cuajado sobre la tierra construyendo una preciosa alfombra natural de color blanco; la luna, en lo alto del cielo, parcialmente escondida por las nubes, le dedicaba una de sus sonrisas más tiernas y traviesas.

Se colocó la vieja caperuza de color rojo forrada de pelaje blanco y salió por la puerta trasera. Caminó descalzo hasta lo más alto de la montañita que se elevaba tras la gran casa que colindaba con el bosque, dejando tras de sí las huellas de sus pies. Elevó el rostro al cielo y cerró los ojos, percibió como la nieve le acaricia el rostro y alargó su sonrisa estirando los brazos a ambos lados recogiendo los copos con las manos.

A su lado, casi rozándole el rostro sintió el aliento de un animal provocando una nube de vaho que se elevaba disipándose en el ambiente. Yixing se giró y abrazó el morro de aquel animal que, tras él, había dejado huellas de patas al lado de las suyas. Abrió los ojos y clavó la vista en aquella mirada lobuna e intensa que años atrás le había robado el corazón.

Recordó cómo había vuelto a su casa tiempo después y no había encontrado el cadáver de Luhan sobre el suelo y como un surco de patas sobre la nieve se había alejado del lugar. Yixing sabía que Luhan deseaba ser libre y al final lo había conseguido. Había sonreído imaginando al chico corriendo aventuras dentro del cuerpo de un lobo, más allá de los muros de aquel pueblo, más allá de las supersticiones de un bosque.

Había decidido quedarse en el pueblo, hacer creer a todo el mundo que el Lobo Feroz había muerto con Luhan y cambiar la leyenda, transmitir la idea de que un lobo no era un ser temible, sino simplemente un animal diferente, alguien noble, valiente, hermoso y fiel. Había decidido esperar por él, al igual que tiempo atrás Luhan había estado esperando por él.

El lobo bajó el morro y acarició con ternura el cuello de Yixing, éste conteniendo las lágrimas se abrazó a su pelaje, el animal elevó un aullido hasta lo más alto del cielo. Había vuelto, vuelto por él, para quedarse, por y para siempre a su lado.

Yixing sintió como unos labios fríos y cuarteados le acariciaban con ternura buscando su contacto. El joven maestro correspondió aquel beso que llevaba tanto tiempo esperando. A su alrededor la nieve no dejaba de caer y en el cielo, brillante y ajena, la luna llena sonreía traviesa.
Previous post Next post
Up