Lagrimas de la luna.

Dec 13, 2008 02:48



Prologo

Sparkling angel I believe
You were my savior in my time of need.
Blinded by faith I couldn't hear
All the whispers, the warnings so clear.
I see the angels,
I'll lead them to your door.
There's no escape now,
No mercy no more.
No remorse cause I still remember

The smile when you tore me apart.
You took my heart,
Deceived me right from the start.
You showed me dreams,
I wished they'd turn into real.
You broke a promise and made me realize.
It was all just a lie.

Angels-Within Temptation

Despertó, los ecos lejanos de una conversación la sacaron de aquel maravilloso reino que visitaba cada vez que se quedaba dormida. Por alguna razón algo le inquietó, debía de ser muy tarde y no eran normales las visitas a esas horas.

Adormilada se levanto de la cama, frotándose los ojos y caminando a tientas hacía la puerta de la habitación. Tubo suerte de no tropezar con algunas prendas que había tiradas en el suelo, la abrió despacio.

-¡Morgana, vuelve a tu habitación!-su madre ni siquiera la dejó poner un pie en el pasillo.

Refunfuño y volvió a cerrar la puerta, ni siquiera había sabido captar el matiz de miedo en la voz de su madre, ni tampoco ver el aspecto que tenían los misteriosos visitantes. Durante quince años había vivido en un mundo seguro, en un mundo en el que podía refugiarse cuando se metían con ella en el colegio o cuando el mundo exterior la asustaba. Sus padres siempre habían sido ese pilar indestructible que sostenía su mundo. Algunos pensaban que era demasiado inmadura por pasarse la mayor parte del tiempo en las nubes y no darse cuenta de lo que en verdad había a su alrededor, pero le daba igual, era feliz así.

Aun así no pudo evitar ser curiosa y quedarse tras la puerta escuchando.

-Como os atrevéis a venir aquí. Esta es mi casa-Escucho recriminar a su padre a la persona que se había atrevido a invadir su intimidad a horas tan intempestivas.

-No has pagado tu deuda con el clan, Simeon-contesto una voz, había algo en ella que le provoco un escalofrío.

-Ya no sirvo a tu señor, no tengo ninguna deuda con él.

-Veo que no estas dispuesto a colaborar-había algo en el matiz de su voz que helaba la sangre.-Entonces muere.-

Un golpe seco como de algo pesado al caer y un grito ahogado de mujer, luego otro golpe algo mas débil. A la joven se le paralizo por unos instantes el corazón y empezó a temblar tras la puerta, sin poder moverse de ahí, aun con la mano aferrada al pomo.

Ni siquiera cuando escucho sus pasos acercarse consiguió moverse, su mente le gritaba que corriera y se escondiera, pero su cuerpo no respondía, no era capaz de mover un solo musculo. La puerta se abrió y Morgana no pudo evitar caer al suelo, entre el caos de ropa, el golpe la hizo reaccionar, se arrastro alejándose de la silueta que se acercaba amenazadora hacia ella.

-Mira lo que tenemos aquí, la guinda del postre...

-No...-murmuro asustada.

Porque aunque era una niña inocente conocía la maldad lo suficiente, y en aquellos ojos veía maldad, pura e infinita, y sabía que iba a devorarla. Estaba acorralada, no tenía donde escapar.

-¡No!-exclama desesperada.

Entonces ocurrió, transformò su miedo en ira e hizo lo que sus padres siempre le habían prohibido hacer. Lo deseaba, ese hombre había matado a sus padres, y que otra salida le queda va a matarla a ella también. Tejió sus pensamientos de forma rápida, creando el hechizo, odiaba a ese hombre, deseaba su muerte y que su dolor fuera de él. Cuando la atrapó para hacerse con ella su magia actuó.

Ni siquiera fue consciente de su fuerza, solo la libera contra su enemigo, que acabo retorciéndose en el suelo. Los alaridos de dolor del que iba a ser su verdugo resuenaron con fuerza en su cabeza mientras vio como su piel se lleno de ampollas. Durante unos instantes se quedó horrorizada observando la imagen, hasta que reacciona y en ese momento corre.

Salio corriendo fuera de la habitación y fuera de la casa, corrio sin mirar atrás pese a que escucho pasos y gritos a su espalda. Corrio pese al peligro de bajar las escaleras del edificio a oscuras y de dos en dos, pero no tenía mas opción que seguir corriendo si queria vivir.

Salio del portal abriendo la puerta de golpe y siguió corriendo, ignoro la rugosidad del asfalto contra sus pies descalzos, debía alejarse, debía huir, debía buscar ayuda... ¿Ayuda? ¿Donde? No podía ir a la policía con la historia de que unos hechiceros habían asesinado a su familia y que ahora iban a por ella.

Las lagrimas enturbiaban su carrera, corría por mitad del asfalto de la carretera, a esas horas el trafico era casi inexistente. No había nadie que pudiera ofrecerle ayuda, aunque fuera para llevarla unas manzanas lejos de ellos.

Tal vez debiera haber gritado, pedir auxilio, pero supo que no es lo mas inteligente, revelaría su posición a los vecinos pero también a sus perseguidores y por ahora tenía la ventaja de que conocía aquellas calles mejor que ellos. Así que siguió corriendo, lo único que podía hacer, continuar sin mirar atrás.

Y siguió corriendo, sin fijarse en el cruce que había delante de ella, sin ver las luces del coche que se acercaba a toda velocidad. Hasta que fue demasiado tarde...

Se estaba preparando para sentir el fuerte impacto, cuando una férrea a mano tiro de ella aferrándola por el camisón y la alejo del impacto brutal. De estar ante una muerte segura se encontró entre unos brazos fuertes que la envolvieron abrazándola.

Algo había en su misterioso salvador que la hizo relajarse como un cachorro ante una caricia. Ni se el pudo pasar la cabeza que fuera uno de ellos.

-Por favor... ayúdeme...-susurro con un hilo de voz.

-Shhh... ya estas a salvo-la voz del hombre carecía de matices oscuros, solo era profunda, relajante...

Y alzó el rostro para mirarle, intentando descubrir la identidad de su ángel de la guarda. No pudo fijarse en todo su rostro, se quedo atrapada al instante por dos obsidianas profundas, heridas, capaces de absorber todo lo que le rodeaba, pero carentes de maldad.

Intentó mantenerse en pie, pero las fuerzas le fallaron... Todo fue oscuridad.
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