Lunes. Control de Historia del primer trimestre (en plan repaso y tal) No me lo sé, y me da igual que siempre diga lo mismo. Son demasiados eventos y fechas, y me temo que el que se haya retrasado no me sirve de nada. Cuando consigo aprenderme la unificación de Italia y Alemania, se me olvida casi todo de la Revolución Industrial, y gracias a la estúpida Restauración y al estúpido Congreso de Viena (que al final no sirvieron de nada), no recuerdo ni la silueta de los mapas del Imperialismo. Y OMG, no me he repaso el movimiento obrero y cae fijo. ¿Por qué, Marx? ¿Por qué tuviste que preocuparte de los obreros? ¿No ves que yo soy de familia de clase media (por tanto, burguesa) y que para lo único que me sirve tu teoría sobre el Socialismo es torturarme? Sí, bueno, seguro que sin ella todo sería muy distinto pero tengo que descargarme de alguna manera y tú estás muerto.
* Otro control estúpido es el de teoría y práctica de sintaxis. Normalmente no es compleja EXCEPTO con este profesor... Geez
* Nuevos muebles de habitación. Esto no sería un problema si no fuera por la insistencia de mi madre a buscar otros de madera. Por lo visto, aunque sean mis muebles y mi habitación, mi libertad acaba donde empieza el autoritarismo de mi madre.
* Viaje de estudios. Praga, Viena, Budapest. Según mis padres, no tiene un "precio objetivo". Desde que mi hermana se fue a Italia estoy deseando irme también de viaje, aunque luego sea un rollo y sólo veas museos y no tengas tiempo para nada más. Y aunque ni B ni C ni E quieren venir, me da igual, porque yo QUIERO irme. No me importa que mi tutor me vaya a obligar a escribir un estúpido cuaderno de viaje o que no tenga ni idea de alemán. Bueno, todas estas cosas me importan, claro, pero ya que he conseguido sobreponerme a ellas, esperaba no tener muchas más dificultades para hacerlo. No es que mis padres no puedan permitírselo: pensaban pagar mucho más por el mueble que originalmente me habían elegido. Y encima el plazo para inscribirse en la lista mediante una transacción bancaria acaba el 30, y solamente son 50 plazas. No tengo ganas de quedarme aquí y aburrirme o tener que fugarme todas las clases y jugarme el trimestre. Mi padre comprobó que, efectivamente, todos los precios para ese destino son por estilo, así que mi cabreo (que no es otra cosa: un cabreo de adolescente fastidiada porque se cree incomprendida por el mundo) ha aumentado bastante. En el fondo comprendo a mis padres, y entiendo perfectamente que no quieran aceptar de buenas a primeras si el precio les parece injustificado (ya estoy viendo que haré lo mismo a mis hijos :S), pero eso no me consuela.
* Sigo sin saber a qué dedicar mi vida. O sea, de carrera que pueda alimentarme y realizarme en un futuro. Lo que quiero es escribir, claro, pero entre mi gran habilidad para dejarme las cosas a medio y las posibilidades de vivir del cuento... ¿Aparte de JK, quién vive así? Alguno habrá, pero pocos.
Ya no escribo más porque la gente empiza a despertarse y, en fin, no debería estar aquí. Además, ya me he descargado y no se me ocurren más razones para despotricar contra el mundo en el que vivo.
Curiosa la forma en la que los 16 convierten el problema más pequeño en el centro de su existencia.
XXX
Silvy