Título: Sad eyes.
Fandom: RPS. AU.
Pairing/Personajes: Misha Collins/Jensen Ackles.
Rating: NC-17
Warning: Pornaco... Lo de siempre :D
Beta:
taolee Summary: Misha no está pasando el mejor momento de su vida: se está divorciando y se siente completamente perdido. Hasta que un día se reencuentra con una amiga del instituto y todo cambia aunque no precisamente como a él le gustaría.
Capítulos: 6/6 + Epílogo.
Nota: Bien, al fin terminado. Me ha costado muchisimo. Simplemente cuando me ponía a escribir no me salí nada y cuando lo hacia no me gustaba, así que probablemente esto sea cutre (y malo). No sé. Solamente espero que os guste y que disfrutéis del cambio de perspectiva :DDDD
Agradecimientos: Me gustaría dedicarle el fanfic entero a
taolee que se ha declarado su fan número uno y ¿qué menos podía hacer yo? Si esto se ha terminado de escribir es porque ella es mi pequeño Pepito Grillo a la hora de escribir. Y no, esto no significa que seas mi toca pelotas particular. Que seguro que lo estas pensando XDDDDDD
Y bueno, muchas gracias a todas por leer y por soportar mi incompetencia. Sois lo más y os adoro, nenas. No sabéis cuanto &hearts
La convivencia debe tener unas diez mil cosas negativas y en dos semanas Jensen ha comprobado todas y cada una de ellas.
Todo empezó dos meses atrás. El casero de Misha le informó que tenía que abandonar su piso o comprarlo puesto que no tenía intensión de seguir alquilándolo. Collins decidió no aceptar su oferta de compra y le dijo que se marcharía. Cuando Misha se lo dijo a Jensen no se le ocurrió otra cosa que decirle que se fuera a su casa. Lo dijo sin pensar. Simplemente le salió antes de ocurrírsele que solamente llevaban seis meses juntos y que el periodo máximo de tiempo que habían convivido eran dos días (y se los habían pasado follando, claro). Por suerte (o no) Misha parecía tener dos dedos de frente y le dijo que no, que lo mejor sería buscar otro piso.
Y lo buscó. Un mes y medio buscando piso y nada. Todo era muy caro (Voy a tener que vender mi cuerpo para esto… Sin ofender, Jensen), muy pequeño (Ni se te ocurra que vaya a dormir a un zulo, Collins), muy oscuro (No puedo dibujar aq… ¡Auch! ¿Qué coño era eso? Mi pierna, joder), muy sucio (Oh, mira. Tendrás mascotas. Saluda a la señora rata.) o estaba en la otra punta de la ciudad y tenía que pasarse dos horas de camino para llegar al trabajo. Pronto estuvo claro que no iba a encontrar nada y Jensen volvió a hacer su oferta.
-No necesito caridad, Jensen -masculló con el ceño fruncido.
-No es caridad, joder. Quiero que vengas.
-¿Seguro?
-Seguro.
-Bueno… Tendrás que dejar de desayunar recién nacidos, entonces.
-Vas a acabar durmiendo bajo un puto puente, Collins.
Ahora cuando recuerda ese día no puede evitar pensar que en algún momento del último año Misha se había convertido en un pilar de su vida. No se imaginaba su vida sin él y si lo hacía resultaba que era una puta mierda. Así que la opción de vivir juntos le pareció la más valida en aquel momento… Ahora no estaba tan seguro.
Mientras cruza su salón lleno de bolsas y cajas por todos lados, solamente puede pensar en cuánto tiempo necesita un hombre para deshacer su equipaje. Vale, quizás puede que Misha haya tenido que trabajar y el tiempo que no ha estado trabajando se lo han pasado revolcándose por todas las superficies disponibles de la casa. Quizás por algunas del piso inferior. Pero ¿sinceramente? Misha ya debería haber abierto sus cajas y guardado las cosas que no iba a necesitar.
Se pasa una mano por la cara, molesto y camina hasta donde Collins está sentado en el suelo rodeado de juguetes. Le da un pequeño golpe a uno con el pie y alza una ceja, preguntando sin palabras porqué sigue todo eso allí.
-Hey.
Misha lo mira y sonríe antes de volverse hacia la caja y sacar otro muñeco de acción.
-Pensaba que ibas a guardar todo esto en el trastero.
-¿Qué? No, no puedo. Los necesito, son mi inspiración.
-¿Inspiración?
-Claro, necesito tenerlos cerca.
Jensen bufa y se agacha hasta quedar a su altura, se balancea sobre las puntas de sus pies mientras agarra un peluche y lo agita delante de su cara. Sonríe burlón.
-Reconoce que te gusta jugar con esto cuando te bloqueas.
Es el turno de Misha de bufar.
-Sí, Jensen. Cuando me bloqueo me pongo a jugar a las casitas -agarra un muñeco del suelo. -Éste eres tú, ¿ves? Y éste -agarra otro muñeco más grande- soy yo.
Jensen no puede evitar hacer una mueca mientras Misha sonríe ampliamente.
-Oh, mira y éste -agarra un pequeña figura de un dinosaurio- es nuestro bebé, bebé que no te puedes comer, ¿eh? Es nuestra cría.
-Eres gilipollas.
-Yeah -asiente con una sonrisa mientras deja caer los muñecos- pero estás enamorado de mi y eso me da poder, cariño.
-A veces lo dudo.
Misha lo mira fijamente antes de sonreír y ponerse en pie.
-Yo no.
Jensen se queda allí de cuclillas mientras lo observa alejarse levantándose los vaqueros que se le caen. Misha se inclina sobre su mesa de dibujo (que ha ocupado el lugar más soleado delante de los ventanales) y agarra algo antes de sentarse. Segundos después está completamente perdido en sus dibujos, olvidándose del mundo y de él. Y puede, que eso no le guste nada.
Porque Jensen ha descubierto que la convivencia trae millones de problemas pero hay veces que está bien. Aunque eso no lo reconocerá nunca delante de Misha porque el muy cabrón se lo creería y Jensen se ha pasado toda su vida levantando barreras a su alrededor como para que Collins y las tire todas. Que ya ha tirado más de la mitad y se ha metido de lleno en su vida y su corazón (sin contar su casa), pero hay algunas fortalezas que Jensen insiste en mantener levantadas contra todo el mundo, incluido Misha.
Aunque con Collins es muy difícil.
Se yergue y camina hasta la mesa de trabajo. Merodea un poco alrededor, antes de desaparecer en dirección a la cocina y volver con dos cervezas. Misha acepta una de las botellas y se lo agradece con gesto ausente antes de volver a sus dibujos, como si Jensen no existiera y eso es jodidamente insultante pero finge que no le importa.
Jensen se va al salón y enciende la televisión mientras se bebe su cerveza. Tendría que reconocer que mira más la espalda curvada de Misha que a la propia televisión, pero la imagen es mucho más atrayente. La tele no tiene largas manos de dedos fuertes que se mueven mientras dibujan como si hicieran magia, tampoco tiene unas caderas estrechas, ni se le ve la rajita del culo cuando se remueve en su silla. Que va. Misha es mucho más interesante que la televisión.
Se pone en pie, va a dejar la cerveza en la cocina y vuelve hasta donde está Collins. Lo ronda un poco y se siente como un perro esperando la caricia de su amo, lo cual es patético. Así que decide atacar porque tiene derecho a tocar a Misha cuando le dé la gana que para eso es su casa, ¿no? Vale, ahora es de los dos.
-Jensen…
Misha se queja cuando desliza sus manos sobre su pecho y lo cubre desde atrás apoyando el mentón en su hombro.
-¿Qué?
-Estoy trabajando.
-Siempre estás trabajando, nene.
Se pega más contra él y sonríe cuando escucha a Misha retener una risilla, es adorable (y JAMÁS reconocerá que lo ha pensado).
-¿Tú no tienes que estudiar?
-Tengo tiempo, todo el tiempo del mundo.
De hecho tiene todo el día. Empezar a estudiar de nuevo fue un poco difícil al principio, pero era algo que había dejado pendiente y que todo el mundo le había animado a continuar. Por supuesto nada de ir a clase con veinteañeros salidos, se negaba. Pero eso no quería decir que no pudiera seguir la carrera a distancia, millones de personas lo hacían.
Había empezado a trabajar como gigoló justamente para pagarse la carrera de periodismo. Siempre había tenido la tonta ilusión de ser escritor pero descubrió que vender su cuerpo era un camino mucho más rápido para hacer dinero. Además no era como si se tuviera que prostituir en las calles. Las mujeres que lo contrataban solían ser medianamente atractivas y los hombres no se quedaban atrás. Por supuesto había algún que otro elemento desagradable pero en general había podido elegir. No se podía quejar; había tenido suerte y después de un tiempo había tenido suficiente dinero para pagarse tres carreras o cuatro seguidas, pero se había acomodado a la vida fácil. Una forma de vivir donde no tenía que mostrarse a nadie como realmente era y donde podía ser quien quisiera cada día. Había sido una buena manera de ocultar sus defectos y sus miedos.
Así que, bueno, ahí estaba él, reanudando sus estudios de nuevo, con dinero suficiente para mantenerse tranquilamente y con alguien con quien compartirlo todo. No se podía quejar a pesar que de vez en cuando se cagaba de miedo. Era extraño tener a Misha en todas y cada una de las facetas de su vida, contar con él, sentirse querido…
-Algunos tenemos que trabajar, Jensen.
Misha lo saca de sus pensamientos removiéndose entre sus brazos, intentando que se aparte.
-Trabajas todo el día, Collins.
-Es lo que sucede cuando tienes trabajo y facturas que pagar.
Jensen se tensa bruscamente y Misha lo imita.
-No quería decir eso por ti, lo sabes -Misha intenta arreglarlo al instante pero Jensen ya ha captado el mensaje. Alto y claro. -Hey, Jensen. De verdad que no…
-No trabajo porque no me sale de los cojones, ni lo necesito. Sí quieres puedo volver a follar con gente por dinero aunque creo que no te haría gracia.
-Lo sé. No lo decía por eso.
-¿Entonces por qué intentas excusarte?
-¡Porque te conozco! Y sé que te agobias porque estas estudiando y no trabajando pero no es nada malo, Jensen.
-Quizás no me conoces tan bien -masculla mientras se aparta.
-Jensen…
Se da la vuelta para enfrentar a Misha.
-¿Qué?
-Sabes que no lo he dicho por eso. Solamente… Bueno, tengo que entregar este proyecto en una semana y no es que haya hecho mucho desde que vivo aquí -sonríe ligeramente y hace un gesto vago con la mano. -Teniendo en cuenta que hemos estado ocupados.
Ocupados en la cama, en el suelo, en la cocina, en el sofá de Jared…
-Ya.
Se relaja visiblemente. Sabe que no debería saltar así pero aún es raro depender tanto de alguien como él depende de Misha, de su presencia, de su amor, de todo. Es jodidamente extraño.
-¿Sigues enfadado?
-No estoy enfadado -masculla cruzándose de brazos.
-Ya, claro.
-De verdad, coño. Yo no me enfado.
-Por favor, Jensen.
Suelta un taco irritado y se acerca hasta Misha. Enreda una mano en el cabello suave de su nuca y lo atrae bruscamente hasta él para besarlo. Hay bastante cantidad de lengua, la justa de dientes y jadeos como para que Misha casi se derrita entre sus dedos.
-No estoy enfadado, Collins -le susurra contra los labios, bajito y húmedo.
Misha se estremece y se agarra con fuerza a su antebrazo como si tuviera que mantener el equilibro.
-Ajá.
Jensen sonríe.
-Me encanta dejarte sin palabras.
Collins frunce el ceño y lo mira, unos enormes ojos claros que lo atraviesan. Deberían prohibirle tener esos ojazos, joder.
-N-no me has dejado sin palabras, gilipollas -se lame los labios antes de inclinarse hacia arriba para buscar otro beso. Jensen se lo da encantando.
Misha se gira por completo en la silla, Jensen se hace hueco entre sus piernas y se entrega por completo al beso. Los dedos de Misha se clavan con fuerza en su cadera mientras sus lenguas se enredan entre jadeos.
Jensen aprovecha que está en una posición superior a Misha e impone un ritmo casi violento en el beso, follándoselo con la lengua casi con desesperación. Le gusta pensar que puede hacerlo en cualquier momento y a la vez le asusta la forma en que quiere que Misha sea solamente suyo, que piense exclusivamente en él.
Las manos de Collins se deslizan hasta su culo y aprietan atrayéndolo más, Jensen nota cómo se pone duro dentro de los pantalones y no puede evitar agarrar una de las manos de Misha para llevarla hasta su entrepierna.
Misha deja la mano allí y aprieta suavemente sacándole un jadeo antes de separarse de sus labios. Jensen mueve ligeramente las caderas contra su mano, sintiendo cómo los largos dedos de Misha se deslizan por encima de la tela de los vaqueros y rozan su polla.
-¿Vas a dejar el trabajo para más tarde? -murmura lamiéndose los labios.
-No puedo, Jensen. Debería terminar esto…
-No me jodas, Misha.
-Lo siento.
Collins retira su mano de su erección y Jensen siente como si lo hubiera dado una patada en los huevos. No puede hacerle eso.
-No me puedes dejar así.
-Has sido tú el que ha venido a besarme sí mal no recuerdo, Jensen -Misha sonríe un poco y se pone en pie, le da un último beso antes de empujarlo suavemente hacia atrás. -Dos horas y soy todo tuyo.
Jensen suelta un gruñido molesto.
-No, déjalo.
Él no necesita ni quiere caridad de nadie.
Misha no dice nada mientras se aleja pero Jensen sabe que lo está mirando. Casi puede sentir sus ojos claros clavados en la nuca mientras se dirige hacia su habitación. Una vez dentro comienza a quitarse la ropa casi a tirones antes de dirigirse al baño. Enciende la ducha y se mete dentro sin mucha ceremonia. Aún tiene una erección de mil demonios y necesita tocarse, se muere por hacerlo.
Apoya el brazo contra la pared y la frente contra el antebrazo antes de llevar una mano hasta su polla y comenzar a masturbarse. Está tan cachondo que no puede evitar pensar si será normal. ¿Algún día dejará de sentirse así cuando Misha anda cerca? Personalmente lo cree imposible porque su simple presencia lo pone duro como una piedra.
Respira con fuerza cuando siente que el orgasmo le burbujea en las venas mientras sigue tocándose. Rápido, con fuerza, desesperado por correrse y deseando con todo su cuerpo que la mano que estuviera sobre su polla fuera la de Misha.
Gruñe un poco y gime. Alto, fuerte. Siente cómo se endurece un poco más entre sus dedos cuando está a punto de alcanzar la cima del placer y abre los ojos para observar cómo su erección se folla su puño manchándose los dedos en una mezcla de agua y líquido pre seminal.
Cuando finalmente se corre siente que todo su cuerpo tiembla y vibra mientras jadea el nombre de Misha. No lo puede evitar. Ese hombre se ha vuelto el centro de su vida e incluso se ha metido en cada una de sus fantasías sexuales. Cuando está y cuando no. Siempre. Misha, Misha, Misha… Lo tiene dentro de la piel hasta el último poro. Y no puede evitar sentirse un poco ridículo y patético cómo si lo único que supiera hacer fuera pensar en Misha mientras éste no lo hace.
Bien, puede que eso le joda un poco.
Termina de ducharse rápidamente, apaga el grifo y abre la mampara de la ducha para alcanzar una toalla. Se seca el pelo un poco de forma descuidada antes de ponerse la toalla alrededor de la cintura y salir por completo de la ducha. Al hacerlo ve que no está solo. Misha está allí mirándole con actitud relajada mientras apoya un hombro contra el marco de la puerta. Tiene las manos en los bolsillos de los vaqueros y sonríe como el hijo de puta (ligeramente) sádico que es.
-¿Qué? -le gruñe porque se siente un poco expuesto. Se acaba de pajear como un quinceañero pesando en él y si Misha lleva mucho en el baño lo habrá visto. Tampoco es que le importe o que se sienta vulnerable. Nada de eso.
-¿Sigues enfadado?
-No estoy enfadado.
Misha pone los ojos en blanco y se yergue sacando las manos de los bolsillos.
-Claro que no, señor tengo un palo metido por el culo.
-Oh, genial. ¿Quieres pelea?
Collins se ríe, encantado y niega con la cabeza.
-No, Jensen. No quiero pelea.
-¿Entonces?
-Nada. Solamente estoy aquí…
-Me mirabas -masculla acusándolo un poco.
-Pensaba que se me estaba permitido mirarte mientras te masturbabas en el baño murmurando mi nombre…
Lo deja caer como si nada y, hey, claro que lo tiene permitido. Son pareja y todo eso aunque no quita que sea un poco violación del espacio personal.
-¿Ahora te pone espiarme?
-¿Ahora?
Puto cabrón hijo de puta.
Jensen avanza el metro y medio escaso que los separa, acercándose completamente contra su cuerpo. Aún hay gotas de agua recorriendo su pecho y no puede evitar sonreír cuando Misha se lame los labios mientras lo mira como si fuera una copa de su vino favorito.
-¿Has estado escuchando y mirando todo el rato?
-Sí.
-Y ahora eres tú el que está cachondo.
Misha frunce ligeramente el ceño pero se relaja enseguida. Desliza un par de dedos por el borde de la toalla y sonríe un poco.
-Puede.
-¿Puede? -Jensen lleva una mano hasta la entrepierna de Misha y aprieta suavemente. Éste suelta un sonido estrangulado que suena a súplica. -Yo diría que estás completamente empalmado.
-Jensen…
-¿Qué? -se lame el labio inferior a la vez que aprieta un poco más sobre el bulto de los pantalones. -Debería dejarte así por cabrón. ¿Qué? ¿Ahora no tienes que trabajar?
Misha se inclina ligeramente hacia delante intentado besarlo pero Jensen se retira antes de que llegue a sus labios.
-Jensen, por favor.
-¿Por favor qué?
Sonríe y comienza a masajearle la polla por encima de los vaqueros, lo cual es un poco ineficiente teniendo en cuenta que le quedan enormes pero Misha suspira y se pega más contra su cuerpo buscando más contacto. Jensen lo agarra por el hombro y lo empuja hacia atrás, separándolo de él. Collins gruñe molesto.
-Eres un cabrón.
-Lo sé. Creo que es parte de mi encanto.
-No, parte de tu encanto es que eres una rubia tonta.
Jensen le aprieta la polla un poco y Misha gime.
-Oh, gracias. Lo tendré en cuenta las próximas horas mientras estás duro como una piedra y no deje que te corras.
Sin decir nada más se aleja de él y sale del baño.
-¡Jensen, joder!
Sonríe mientras camina hacia la cama y se deja caer mirando al techo, segundos después siente como el peso de Misha se le tira prácticamente encima.
-No puedes dejarme así.
Misha le susurra contra el oído antes de comenzar a lamer su cuello y mandíbula. Jensen se deja hacer tranquilamente. Su cuerpo está relajado después de la ducha y, aunque siente cómo se endurece poco a poco, está dispuesto a joder a Misha todo lo que pueda. Y después lo joderá de manera literal.
Ronronea cuando siente los dedos de Misha cerrarse sobre uno de sus pezones mientras el hombre sigue mordiéndole suavemente en el cuello, trazando símbolos abstractos con su saliva sobre su piel y restregando su entrepierna de forma descarada contra su pierna.
-¿Me vas a dejar que te folle? -Misha le muerde el lóbulo de la oreja antes de erguirse para mirarlo a los ojos. -Estoy deseándolo.
-¿Qué soy? ¿Tu puta? -bromea alzando una ceja mientras Collins cambia de posición y se sube a horcajadas sobre sus caderas. -Eso me recuerda que aún me debes dinero.
Misha suelta un bufido antes de agarrar los bajos de la camiseta y sacársela de un tirón. Cuando lo vuelve a mirar es la viva imagen de la lujuria con todo el pelo desordenado y las pupilas dilatadas. Mueve ligeramente las caderas en círculos haciendo que su culo se restriegue contra su polla y Jensen no puede evitar empalmarse como un adolescente. De verdad, ¿qué coño le hace Misha?
-Nunca te contraté, Ackles.
A Jensen le hace gracia que siga insistiendo con eso así que de vez en cuando lo dice para picarlo, le gusta ver cómo Misha se enfada y saca su mal genio de paseo. Tiene que reconocer que algunos de los mejores polvos que han echado han sido cuando estaban enfadados.
-Ya, claro. Fui a tu casa y te desvirgué ese precioso culito que tienes, ¿tú como llamas a eso?
Misha sonríe ligeramente y está guapo el condenado, demasiado para su bien.
-¿Nuestra primera cita?
Jensen comienza a reír, no lo puede evitar. Misha tiene esa capacidad de convertirlo todo en algo genial incluso cuando no se lo propone. ¿Cómo podría haber evitado enamorarse de él? Jensen debería haber estado sordo y ciego, aparte de ser más gilipollas.
Lleva las manos hasta las caderas de Misha y éste vuelve a frotarlas en círculos contra su erección. Jensen cierra los ojos durante un segundo, intentando centrarse y no lanzarse sobre Misha para follarlo hasta dejarlo sin sentido.
-¿Haces eso en todas tus citas? -murmura.
-No, ya no.
-¿Antes sí? -se muerde los labios cuando Misha se acomoda sobre su entrepierna y le pone una mano sobre el vientre.
-Sí, a todas horas. Ya me conoces, soy el terror de las damas. Las mujeres caían a mis pies y los hombres también, por supuesto. Era todo un Casanova.
-Ya veo, ¿y ahora? -le divierte el juego.
-Ahora estoy con un tío, ¿sabes? Desayuna bebés y tiene el ego más grande que todo Texas. Es un verdadero subnormal.
-¿Y por qué sigues con él? -pregunta completamente serio.
-Te lo voy a contar -murmura, cómplice. Misha se inclina hacia delante como si le fuera a contar un secreto. -Resulta increíble pero como que estoy un poco pillado por ese tío.
-¿Ah, sí? -el pecho le cosquillea de manera agradable. -¿Por qué?
-Sí, mucho. Porque nunca le importó que fuera un completo inútil socialmente. Porque lo dejó todo por mí y consiguió que todo dejara de ser frío y sin sentido -se toca el pecho con la mano. -Aquí. Aquí tenía un vacio y él lo llenó. Porque me hizo darme cuenta de que no era un tío patético o que si lo era, al menos, no lo era tanto como yo pensaba.
Se quedan mirándose en silencio antes de que Jensen se lance hacia delante y lo bese con desesperación. Hunde una mano en la nuca de Misha, pasa otra por su espalda y lo atrae contra él impidiendo que haya el mínimo espacio entre ellos. Pone todo su ser, toda su alma en ese beso y no puede evitar sentirse satisfecho cuando Misha gime contra sus labios.
Ruedan por la cama un poco hasta que Jensen está entre las piernas de Misha y éste está agarrándole el culo y moviendo sus caderas contra las suyas como si se fuera a morir si el contacto terminaba.
Jensen se separa para mirarlo a los ojos mientras sigue moviéndose contra él, demasiado abrumado para hablar o decir nada. Misha cierra los ojos, se muerde los labios y echa la cabeza hacia atrás exponiendo su largo cuello, como si estuviera ofreciéndose para un sacrificio.
-Te quiero desde el primer momento que te vi.
Misha se congela y Jensen se siente ligeramente estúpido. Nunca antes le ha dicho eso aunque puede que sea porque nunca ha querido reconocérselo a sí mismo, ¿quién se enamora de alguien nada más verlo? Eso es completamente patético e irracional.
-¿Qué?
Oh, joder.
-Quiero decir que…
Misha lo mira con las pupilas dilatadas y los labios enrojecidos; Jensen no le mentiría en eso.
-¿Es malo?
Cada segundo se siente peor, como si él mismo hubiera tirado todas y cada una de esas murallas que tanto le ha costado construir a su alrededor.
-Quiero decir. Que me enamorara, ¿es malo?
-¿Por qué no me lo dijiste antes?
-¿Cuándo? -masculla. No se puede creer que antes estuvieran restregándose como perros y disfrutando como nunca y ahora estén teniendo esa conversación. Debería coserse la boca.
-Antes, Jensen.
-Ya te he dicho que te quiero. Demasiadas veces, creo.
Misha frunce el ceño y luego niega con la cabeza ligeramente, parece exasperado.
-No, antes de eso.
-Porque yo no lo sabía, ¿vale? No me había dado cuenta.
El ceño de Misha se frunce aún más.
-Te estás enfadando.
-¿Qué? -casi grita. -No, Jensen. Joder. ¿Por qué me iba a enfadar cuando acabas de decirme la cosa más bonita que he escuchado nunca?
Se quedan en silencio unos minutos.
-¿Te das cuenta de que somos asquerosamente moñas? Creo que superamos un nivel normal para adentrarnos en una zona oscura, Collins. Si lo próximo que hago es cantar a Celine Dion… mátame.
Jensen lo siente en el pecho antes de que realmente lo escuche. Misha ríe contento, una risa sincera y feliz. Algo casi líquido y palpable, una felicidad completa.
-De acuerdo -murmura entre risitas. -Lo mismo digo, cariño.
Claramente está bromeando pero Jensen no puede evitar hacer una mueca.
-Podemos follar o prefieres encender unas velas y leemos poesía.
Misha mira hacia arriba como si se lo estuviera pensando durante unos segundos antes de negar con la cabeza.
-Creo -murmura mientras desliza su mano hasta la toalla que cuelga peligrosamente de las caderas de Jensen -que me quedaré con la primera opción.
La toalla cae al suelo segundos después. Misha enredada sus dedos alrededor de su erección y comienza a masturbarlo con suavidad. Sus dedos suben y bajan lentamente, el pulgar traza suaves círculos sobre el glande antes de bajar suavemente y volver a subir. Collins sabe exactamente cómo le gusta, la velocidad, la manera de mover la mano. Todo. Encima le muerde el cuello suavemente mientras ronronea encantado de sí mismo y Jensen solamente puede temblar, estremecerse y jadear con cada movimiento.
-Misha… -masculla con voz ronca mientras comienza a mover sus caderas contra su puño.
-¿Mhm?
-Mucha ropa -gruñe. -Llevas mucha ropa.
Collins no responde inmediatamente pero sí le suelta la polla, apoya su mano sobre su pecho y la desliza suavemente hacia arriba dejando un rastro de húmeda allá por donde pasa. Jensen se estremece al darse cuenta que es su propio líquido pre seminal. No puede decir nada mientras Misha se pellizca suavemente uno de los pezones y arquea el cuerpo. Se muerde los labios y lo mira antes de hablar.
-Quítame los pantalones, Jensen.
Es casi una orden. En cualquier otro momento se hubiera indignado pero Misha sigue haciendo esos ruidos mientras juega con sus pezones y… Tiene que obedecer como un autómata. Se levanta sintiendo que su separación es casi dolorosa y le quita los pantalones sin abrirlos ni nada. Misha siempre los lleva enormes y estos se deslizan por sus caderas con facilidad, exponiendo su erección. Jensen se lame los labios mientras tira los pantalones a un lado. Collins lleva una mano hasta su polla y comienza a tocarse lentamente, abriendo las piernas.
Jensen traga saliva mientras observa el movimiento hipnótico de esa mano, cómo abandona sus pezones y deja la mano sobre su vientre. Misha tiene unas manos grandes, largos dedos que se mueven de forma ágil y perfecta. Son pura pornografía mientras se mueven sobre su cuerpo desnudo y él solamente puede mirar. Sólo mirarlo.
Se le seca un poco la boca pero se controla; ya lo ha visto antes y debería estar acostumbrado, joder.
-Jensen…
Misha lo llama en un gemido ronco y él solamente puede arrodillarse entre sus piernas abiertas, apartar su mano de su polla y metérsela en la boca casi ronroneando de placer. Collins suelta un jadeo y se arquea en la cama hundiéndose en su boca hasta casi su garganta.
Jensen lo agarra de las caderas y lo mantiene contra la cama mientras se la chupa. Misha se remueve un poco, gime y le tira suavemente del cabello pero eso solamente lo alienta a chupar más fuerte e ir más profundo. Le encanta sentirlo retorcerse entre sus dedos y gemir su nombre sin aliento, pero no es suficiente. Necesita más Misha, siempre más.
Se separa de su polla con un sonido húmedo y se incorpora. Apoya una rodilla en el colchón entre las piernas de Misha y se inclina hacia delante para besarlo. Collins le agarra la cara con ambas manos, le mete la lengua en la boca sin piedad, le muerde el labio interior, le besa la barbilla, le muerde el cuello y lo vuelve loco poco a poco.
-Joder… -gruñe sin aire.
Misha abre las piernas más y él se deja caer un poco dejando que sus cuerpos estén en contacto por completo. Sus pollas se rozan a cada embestida de sus cuerpos mientras ambos gimen y se gruñen.
Es Misha quien lleva una mano entre sus cuerpos y los toma a ambos. Es un poco lioso, húmedo y resbaladizo pero cuando la mano de Misha los mantiene unidos es simplemente maravilloso.
Jensen se olvida de todo. Simplemente se deja llevar rodeado por las piernas de Misha, sintiendo su cuerpo sudoroso moverse contra el suyo y su mano masturbarlo a ambos. No piensa en nada más. Solamente se mueve, lo besa y lo muerde hasta que todo pierde sentido. Hasta que el cuerpo le pesa, el corazón le palpita desbocado y el orgasmo le hierve en las venas. En esos momentos se separa para mirar a Misha, le gusta ver cuando se corre, cómo su cuerpo se contrae y se colapsa en una masa jadeante y caliente. Le maravilla verlo así, tan vulnerable, como si lo único que lo atara a ese mundo fuera él. Es simplemente genial.
-Jensen…
Misha jadea, los labios separados en busca de aire y su mano acariciando a ambos. Jensen gruñe y apoya su frente contra él.
-Córrete -susurra. -Córrete para mi, joder. Venga, cariño. Quiero verte.
-Oh, Dios…
Misha se arquea sobre la cama, exponiendo el cuello y apretando la mandíbula. Jensen siente su corrida manchándole el vientre y eso es todo para él. Lo único que puede hacer es hundir la cara en el cuello de Misha aspirando su olor mientras sus caderas se aceleran, el vientre se le prende en llamas para correrse con violencia.
Se derrumba junto a Misha en un lio de piernas y brazos, el corazón aún latiendo desbocado en su pecho.
-Dios…
Jensen sonríe un poco, sintiéndose satisfecho y tranquilo. Todo es perfecto.
-Voy a darme una ducha y dormir el resto del fin de semana -le informa Misha.
Ladea la cabeza para mirarlo con una sonrisa.
-Creo que me apunto a eso. Aunque con un par de polvos y un par de paradas para comer.
Misha alza una ceja y se sienta sobre la cama. Jensen lleva una mano hasta la piel caliente de su espalda, acariciándolo de arriba abajo sobre la columna vertebral. Collins lo mira sobre el hombro aún sonriente antes de estirarse haciendo que sus huesos crujan. Suspira satisfecho y se pone en pie.
-Voy a la ducha -le informa.
-De acuerdo.
Collins se gira en la puerta del baño, su cuerpo aún brillando de humedad. Se pasa una mano por el vientre manchado. Parece un gesto distraído pero Jensen sabe que lo hace a propósito.
-¿Jensen?
Le cuesta un poco apartar la mirada de sus largos dedos para mirarlos a los ojos.
-¿Sí? -murmura distraído.
-Mueve tu culo hasta el baño, anda.
Jensen no tarda ni dos segundos en entrar al baño.
Y tiene que reconocer que la convivencia tiene un millón de cosas malas, pero hay miles de pequeñas cosas que lo compensan con creces.
FIN.