Tardé un momento en despertarme
y en darme cuenta
que ya no era todo
como antes fuera.
Me levanté de mi sopor
y se abrieron mis ojos,
a la fuerza,
y comprendí que ya nada había
como antes hubiera.
Es difícil el no desear
que el sueño otra vez vuelva,
porque son bellos
los sueños de la infancia,
y el tiempo y el viento se los llevan.