Título: Amor en estos (todos) los tiempos.
Autor:
nowhere1girlFandom: Les Misérables.
Paring/Personajes: Enjolras/Grantaire.
Género: Angst/Romance.
Rating: R.
Resumen: AU situado en el moderno Francia en medio de las confrontaciones y la fobia que ha desatado la aprobación del matrimonio igualitario en este país.
Advertencias: Menciones de homofobia y alcoholismo.
Amor en estos (todos) los tiempos
-Vivimos en una época terrible- dice Enjolras, mirando la pantalla de televisión donde muestran imágenes de los protestantes de ultra derecha llenando las calles de Paris, sosteniendo pancartas que rezan “La familia es un acto de amor, no de compra”, ¿qué saben ellos de amor? ¿No sabe más de amor cualquier persona que adopte un niño? Una mujer, una mujer y un hombre, dos mujeres, ¿qué más da? Pero esa gente prefiere condenar a los niños sin padres con tal de no aceptar una ley que va en contra de su moral, su retorcida moral.
-Siempre será una época terrible para los humanos- contesta Grantaire, mirando la botella que sostiene entre las manos nudosas y morenas, de uñas comidas hasta la cutícula. Enjolras lo odia porque sabe que tiene razón pero se niega a aceptarlo.
Es parte de su naturaleza: creer en la humanidad. Enjolras quiere creer en la humanidad con la misma intensidad con la que el resto de las personas quieren creer en Dios. Se tiraría al vacío, tomaría una bala, mataría para demostrar que la humanidad puede ser mejor. Quizá por eso se enamoró de un alcohólico, por su fe enfermiza.
*
Acaba de salir de la cárcel (¡Libertad a los presos políticos! Gritaba Jehan desde el fondo de sus pulmones afuera de la estación de policía), tiene un sabor metálico en la boca y sangre en los nudillos, sólo desea llegar a casa.
-Estoy aquí- anuncia al abrir la puerta, pero las luces están apagadas y no le responde ni el eco.
Grantaire no se presentó a la manifestación y no está en el apartamento, Enjorlas ni siquiera se molesta en buscarlo.
Se amarra el cabello en una cola y va a casa de Combeferre a lavarse las manos y a no estar solo.
Su amigo le venda los nudillos aunque él mismo tiene heridas, le prepara un sándwich y no le pregunta por Grantaire, se limita a pedirle que tenga paciencia.
*
Grantaire es un maldito mentiroso. Dice que no le interesa, que no es su responsabilidad, que la jodida ley ya está aprobada, qué más quieres. Para empezar, sabe que para Enjorlas la lucha va más allá de una ley, después, todos recuerdan su grito de alegría cuando se dio la noticia de que el matrimonio igualitario había sido aprobado. Enjorlas recuerda la manera en que sus ojos sonreían y la forma en que lo besó, eufórico y radiante. Había sido una buena victoria, una victoria compartida, pero como siempre, Grantaire no soporta la idea de que le importe algo.
-No te importa nada- espeta Enjorlas, su respiración pesada.
-Si no me importara nada no estaría aquí- responde Grantaire.
-Nadie te obliga a venir a las reuniones. Si quieres puedes irte.
Los demás están en silencio. Grantaire toma su suéter y sale sin ponérselo ni despedirse. Todos pueden escuchar sus pasos bajando las escaleras rápidamente.
Es Gavroche quien rompe el tenso silencio.
-Creo que pudieron haber manejado esa discusión un poco mejor.
Por cosas y comentarios de ese tipo, Enjorlas no sabe si odia o ama al niño.
*
-Realmente me importas.
Enjorlas finge dormir, pero por supuesto, sólo verlo Grantaire adivina el engaño. Enjorlas está recostado dándole la espalda a la puerta pero su olor a alcohol, a tabaco y a la colonia que le regaló Cosette anuncian su presencia antes de que diga una palabra.
-Sé que estás despierto- insiste Grantaire, Enjorlas rueda en la cama, todo el cabello rubio desparramándose sobre su cara, para estar de enfrente al otro hombre, a pesar de que no lo pueda ver en la oscuridad de la habitación.
-Ahora lo estoy- miente, no podía conciliar el sueño. Escucha a Grantaire tomar aire y luego expulsarlo bruscamente.
-Tú me importas- sentencia- No logro que me importen los demás. Las leyes, la gente, la patria, Francia… Lo siento, no puedo. Pero lo estoy intentando. Por ti, porque tú me importas. Siento no poder demostrarlo cómo debería, pero es verdad.
Enjorlas le cree, pero eso no quita lo difícil que resulta, el hecho de que Grantaire sea desesperanzado y triste y cínico. El hecho de que sea un alcohólico y desayune con whisky por las mañanas. El hecho de que sea más complicado salvarlo que al resto de Francia.
No le puede decir que está todo bien o que lo perdona, así que se limita a dejarlo colarse en la cama sin sacarse la ropa que lleva puesta desde el día anterior, acomodarlo en sus brazos, besarle la cara y los hombros.