Hace un lazo sutil que ata nuestros ojos.
Nada nuestro caduca, dice.
De madrugada ya no queda nada más que restos de palabras haciendo eco. No estás vacunado ante la inestabilidad que surge cuando nos besamos.
Quiero que nos encontremos los lunes en la cama y que los domingos te despidas de mi con flores.
Sólo lo encontraba desnudándome las cosas inequívocas que se dicen en situaciones equivocadas.