Life is strange: Porn in RL & fic without porn

Apr 23, 2008 23:29

RAZONES

Dicen que nadie sobrevive a Azkaban. Que los presos se vuelven locos la primera noche. Que quien entra no sale jamás. No al menos, siendo el mismo.

Cadena perpetua- las palabras resuenan en su mente como un eco que se distorsiona pero que siempre vuelve. Cadena perpetua.

No hay ninguna luz más que el farolillo que alumbra -levemente- a la proa del bote. Ni luna ni estrellas. Incluso ellas parecen huir de ese punto olvidado del plantea. Todo es oscuridad y la única constancia que Rabastan tiene de movimiento es el continuo chapoteo de los remos al chocar contra las frías aguas del mar del norte.

Cuatro más para Azkaban esta noche.

La respiración de los aurores que los custodian se vuelve más pesada a medida que se acercan y se mueven incómodos en sus asientos de hierro. Rabastan cree que se le ha olvidado como respirar.

El bote choca contra la roca, marcando el principio del fin. Azkaban se alza sobre un precipicio de aguas negras. Oscura. Terrorífica.

-Encuentra tu razón -un susurro tan bajo que casi parece un engaño del viento. Pero la sombra altiva de su hermano pasa junto a él y se adelanta unos pasos. Cabeza erguida y -aunque no puede verla- está seguro de una mirada indescifrable. Fría. Calculadora. No se inmuta ante la presencia de los dementotes, que sin embargo hacen retroceder a un par de aurores unos cuantos metros.

Tampoco Bellatrix parece excesivamente afectada, excepto tal vez por un leve estremecimiento al principio. Aunque puede que fuera el frío.

También ella tiene una razón. Pero lo cierto es que siempre la tuvo. Seguir al señor Tenebroso era lo correcto. Buscarlo. Encontrarlo. Rabastan está seguro de que ni siquiera teme Azkaban, de que su máximo temor es fallarle a su señor. En comparación con eso, el resto son nimiedades.

Rabastan teme Azkaban. Ha oído historias. Teme a los dementotes. Cuando se le acercan le dan ganas de gritar y vomitar y suplicar. Pero no lo hace. El orgullo -el poco que le queda- y el miedo al ridículo frente a su hermano -Muestra el poder de los Lestrange. No cedas. Nunca- son incentivo suficiente. Se traga ese miedo atroz que le corroe por dentro y deja escapar una risa mortal.

-Esconded a vuestros hijos, aurores. ¡Escondedlos bien! Porque el día que salga de aquí, matarlos será lo único que no haga con ellos.

Amenaza. Augura. Acompañado por el gesto aprobador de su hermano y la risa de Bellatrix,  que corta el aire a cuchilladas.

Los aurores no responden. Se mueven inquietos y sin decir nada regresan al pequeño bote encallado en la orilla, dejándolos solos en tierra de nadie. Destinados a ser olvidados.

¿Por qué seguir al señor tenebroso?

Crouch está cada vez más agitado pero también sabe que el ya tiene su razón. Además, después del numerito que montó en los juzgados no le extrañaría que saliese de allí antes de lo se dice quidditch. Si es verdad lo que se dice, que Crouch padre haría cualquier cosa por su mujer, su salvación está asegurada.

Solo queda él.

¿Por qué seguir al señor tenebroso?

Y de repente lo sabe. Como cuando sabe con que hechizo contraatacar o con cual defenderse. Un flash y la certeza de que ya lo tiene. Justo cuando la puerta que lo encerrará durante los próximos quince años se cierra con un golpe seco.

¿Y por que no?

Los dementores se alejan, renqueantes, por el pasillo y Rabastan queda sumido en la más completa de las oscuridades.

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