sin novedades/no news

Jun 08, 2005 13:38



No ha noticias nuevas, solo que ya tengo cirujano y me dio cita para mañana a las 8 am. para conocerme y yo espero fervientemente para darme fecha de la operacion para al menos ya tener algo seguro.

Hablando de otras cosas mas agradables se me habia olvidado por completo que termine mi fic "La Razon" basado en la cancion de Hoobastank "The Reason" (aunque no es songfic). Asi que aqui se los pongo para que lo chequen.

Desde la primera vez que oí la canción de Hoobastank “The Reason” me llamo a escribir un fic basado en esta canción, ojala y les guste

Titulo: La Razón
Autor: Niza_74
Pareja: H/D por supuesto.
Clasificación: R (es slash y tiene relaciones un tanto descriptivas entre dos hombres, así que prosigan con cautela)
Nota: Los personajes no me pertenecen, todo Harry Potter pertenece a J.K. Rowlings y Scholastics, no se esta generando ganancias económicas con este escrito (¡por favor!)

La Razón

La noticia llegó a oídos de Harry Potter como todas las malas noticias parecen viajar; por medio de un rumor.

Draco Malfoy estaba de vuelta en el Mundo Mágico.

No paso mucho tiempo en que el ligero rumor se convirtió en un hecho comprobado por varias personas que de viva voz le decían a Harry que habían visto a Draco Malfoy en tal o cual lugar, haciendo tal o cual cosa.

Habían pasado once años desde la última vez que había visto al rubio Slytherin, y tan solo pensar en esa última ocasión hacia que todos los objetos de cristal que estuvieran en la misma habitación que Harry corrieran el peligro inminente de volar en mil pedazos por la magia involuntaria que desataba su coraje.

Cuando empezaron a surgir los rumores Harry deseaba una pequeña idea de donde encontrar a Draco Malfoy y… no sabía exactamente que iba a hacer, pero por la cantidad de hechizos Reparo que tenía que hacer cada vez que tan siquiera pensaba en eso, pues no iba a ser algo muy bueno.

Aparentemente no había revista o periódico en el Mundo Mágico que no tuviera un reportaje o diez del ex Slytherin. También parecía que la gente en la calle, en las tiendas y en cualquier lugar donde más de dos magos o brujas estuvieran juntas, no tenían otro tema de conversación que no fuera Draco Malfoy. Así que Harry, quisiera o no, estaba continuamente siendo informado de las nuevas andanzas del ex Slytherin.

Aparentemente Draco Malfoy había regresado para aportar su granito de arena (o más bien su roca de Gibraltar) por la cantidad de apoyos y aportaciones a obras de caridad que estaba haciendo.

Habían pasado cinco años desde que Harry Potter, apoyado por la Orden del Fénix y el Ejército de Dumbledore, habían destruido por fin la amenaza de Voldemort y sus Mortifagos de una vez por todas. El fin de la batalla no había significado el fin de los problemas de la población mágica en Inglaterra, sino el principio del recuento de los daños y la reconstrucción de una sociedad que había perdido demasiados miembros de su comunidad en ambos bandos, así como muchísimas poblaciones que habían sido arrasadas por el fragor de las batallas.

El costo de la guerra resulto altísimo y todavía la comunidad mágica seguía luchando por enderezarse.

Era de todos bien sabido que Draco Malfoy había desaparecido de Hogwarts a mediados de su séptimo año, en principio todos habían creído que se había ido de la escuela para reunirse a los Mortifagos junto a su Padre, ya que Lucius se había fugado de Azkaban a principios de ese año escolar. Pero cuando Narcisa Malfoy se había presentado histérica en el Ministerio de Magia exigiendo la búsqueda de su único hijo y heredero a la fortuna Malfoy, la gente empezó a dudar.

Harry por su parte no había tenido ninguna duda de que Draco Malfoy se había ido para reunirse a Voldemort y a Lucius, e incansablemente lo busco en cada una de las batallas que luchó, sin dudar por un momento que en una de las batallas se lo encontraría, donde por fin podría dar rienda suelta a su coraje y resentimiento contra Malfoy.

Pero ese momento nunca llegó, jamás pudo ver el inconfundible brillo de cabello casi plateado entre las cabezas de sus enemigos (no se podía confundir con el cabello de Lucius ya que el del mayor Malfoy era más oscuro que el de su hijo), tampoco vio ese color de ojos gris metálico detrás de las máscaras de los múltiples mortifagos con los que luchaba cara a cara. Ninguno de los rostros que vio en batalla era el de Draco Malfoy.

Y la información que llegaba del lado de Voldemort gracias a los espías confirmaba lo que ya se sospechaba, Draco Malfoy no había huido para unirse a Voldemort, simplemente había huido.

E increíblemente el que Malfoy hubiese simplemente huido no había hecho más que enfurecer más al Gryffindor.

Y ahora aquí estaba de regreso Draco Malfoy, después de reclamar la herencia que era legalmente suya (tanto Lucius como Narcisa habían muerto durante la guerra y el no había participado en ella en ninguno de los bandos), procedió a gastarse dicha fortuna en un sinfín de obras de beneficencia, que las revistas con gusto detallaban una tras otra.

Aunque toda la Comunidad Mágica estaba feliz con lo que el joven Malfoy estaba haciendo y lo estaban aceptando con los brazos abiertos, Harry Potter no estaba nada contento, es más, el estaba seguro que esto no era otra cosa más que un plan por parte del tramposo Slytherin para hacer… algo, Harry no estaba seguro de qué, pero Malfoy se traía algo entre manos.

Y como cualquier héroe común y corriente debía de hacer, Harry Potter tuvo que tomar el asunto en sus manos y buscar respuestas donde el resto de los magos y brujas solo veían prácticamente un santo con todo y milagros en Draco Malfoy.

No quedaba de otra, tendría que enfrentarse con su antiguo Némesis.

Habría que analizar los posibles lugares donde una serpiente como Malfoy estaría escondido.

La Mansión Malfoy estaba fuera de las posibilidades ya que había sido destruida en una de las últimas batallas, así que Harry se preparó mentalmente para la obra colosal de tratar de localizar al escurridizo rubio, por que con planes maléficos en proyecto de seguro Malfoy estaría escondiéndose.

Mayúscula fue su sorpresa cuando vio que en uno de los múltiples reportajes acerca del rubio en El Profeta venía la dirección de su apartamento, y aparentemente el departamento estaba en una zona 100% muggle.

Esto sencillamente no iba con lo que Harry estaba esperando, pero como la guerra le había enseñado, uno tenía que estar preparado para cualquier cosa.

No tenía caso retrasar lo que era un inminente enfrentamiento entre las fuerzas opuestas de la magia, Harry lo había hecho una vez y lo haría las veces que fueran necesarias.

Se rehusó a reparar en el hecho de que se cambio cinco veces antes de ir a dicho enfrentamiento, la mitad del triunfo de una batalla es presentarse seguro de si mismo, después de todo.

Así fue como Harry Potter se encontró una tarde de un miércoles parado frente a un edificio muggle donde, francamente, no se podía imaginar ni en sus más locos sueños que Malfoy pudiera pasar 5 minutos, mucho menos vivir ahí.

Era un edificio común y corriente, con ningún tipo de lujo aparente. Estaba ubicado en un área de nivel medio y la calle se veía muy tranquila, salvo uno que otro carro que pasaba por la calle y los niños que jugaban en las banquetas, el lugar era completamente pacífico.

Por un segundo Harry amasó la loca idea de preguntarle a uno de los niños que jugaba en la puerta del edificio si es que conocía a Draco Malfoy y casi se carcajea de su tontería, si es que Malfoy vivía en este edificio (y la posibilidad de que eso fuera cierto a Harry se le hacía cada vez más ilógico) de seguro lo hacía de incógnito o cuando menos espantaría a cualquier muggle que se le cruzara en su camino.

El Gryffindor estaba a punto de dar la vuelta y regresar a su casa a hacer un correcto trabajo de investigación y tratar de meterse en la cabeza que nada que imprime El Profeta es cierto cuando oyó algo que lo hizo detenerse en seco.

- ¡Slytherin gana!, Te dije que éramos los mejores.

El que había hablado era uno de los niños muggles que jugaban en las escaleras del edificio, no cabía duda de que los tres chiquillos ahí sentados lo eran, Harry no podía percibir ni una gota de magia en ellos, pero ¿cómo era posible que conocieran la palabra Slytherin?

Harry se acercó en silencio para ver que demonios podían estar jugando esos niños como para haber mencionado a la casa más odiada de Hogwarts, y en manera tan positiva además.

Los tres niños estaban sentados en círculo y sostenían un juego de cartas en las manos, dichas cartas tenían escudos de colores y cada carta aparentemente tenía un valor, los escudos de colores eran por supuesto de las cuatro casas de Hogwarts.

Tratando de ocultar su asombro y trepidación Harry les habló a los niños, -Disculpen, ese es un juego muy interesante, ¿me podrían decir dónde lo consiguieron?

Sin dejar de mirar sus cartas ni dejar de prestar atención al juego en curso uno de los niños contesto; “El señor Dragón me los regaló”

Las cejas de Harry se fueron hasta el techo, pero no tuvo tiempo de decir nada por que el comentario del niño que contestó causo una pequeña trifulca, ya que aparentemente el “Señor Dragón” le había regalado las cartas a cada uno de ellos en particular.

Antes de que la discusión entre los tres niños llegara a mayores una voz interrumpió entre los reclamos de - ¡son mías… no mías… me las dio a mí!

-Niños, niños. Primero que nada les he dicho mil veces que mi nombre es Draco no dragón y el estuche de cartas se los regale a los tres y prometieron que las compartirían sin pelear.

Aparentemente las sorpresas del día no estaban por terminar sino aumentar a un nivel nunca antes visto, ya que parado en la puerta del edifico, vistiendo jeans deslavados y una playera blanca, hablándole a los niños de la manera más cordial que Harry había visto a éste joven hablarle a nadie durante todos sus años en Hogwarts, estaba Draco Malfoy.

Harry estaba tan sorprendido por toda la locura de esta situación que se le olvido lo enojado que había estado con el rubio por los últimos once años.

- ¿Malfoy?

La pregunta había salido de los labios de Harry antes de que pudiera procesarla, ya que no había duda alguna de que ese atractivo joven rubio no podía ser otro que Draco Malfoy.

Nadie más podía tener ese tono de cabello tan particular de rubio platinado, ni esos ojos gris metálico que parecían tener luz propia, ni ese tono tan blanco de piel que contrastaba tan bellamente con el resto de sus rasgos.

Claro que estaba ligeramente diferente con once años más de edad, su rostro era un poco más angular y seguía siendo delgado, pero la playera y los jeans parecían indicar que había músculos definidos en ese delgado cuerpo; pero era en el rostro de Draco donde se veía más la diferencia, ya que en sus ojos se veía paz y su rostro estaba relajado.

No había el más lejano trazo de la sonrisa maliciosa que parecía haber portado permanentemente durante la escuela.

Esos ojos tan familiares pero a la vez tan extraños se volvieron hacia Harry, y eso pareció despertarlo.

-Draco Malfoy, este sería el último lugar donde hubiera esperado encontrarte, si es que me hubiera tomado la molestia de pensar en ti, claro- Harry quiso ser duro en su comentario, quiso de alguna manera matar las miles de hormigas que extrañamente parecían haber aparecido en su estómago desde el momento que Draco hizo aparición, pero el comentario sonó hueco incluso a sus oídos.

Draco solo miró fijamente a Harry y las hormigas parecieron convertirse en ratones.

-Te tomaste la molestia ahora.

Cuando el Draco de antes habría hecho sonar esa frase como un insulto, este extraño conocido en frente de Harry solo lo dijo como un hecho, nada más.

Y Harry si se había tomado la molestia ahora y también se había tomado la molestia once años atrás con Malfoy, y esto inevitablemente le hizo recordar la última vez que había visto al Slytherin, curiosamente la última vez que Harry se había tomado la molestia con cualquier persona.

Faltaba poco tiempo para las vacaciones de Navidad del séptimo año, y la situación entre los bandos de Voldemort y Dumbledore no podían ser más tensas. No tenía ni un mes que se habían fugado todos los Mortifágos de Azkaban, entre ellos Lucius Malfoy, y en cualquier momento se esperaba el éxodo de los alumnos que se quisieran unir al lado oscuro.

En Hogwarts parecía mantenerse un cese al fuego obligado entre las casas que más tenían apostado en cada bando de la guerra y la tensión se sentía claramente en el ambiente.

Pero en esta situación tan caótica no pudo escapar de la atención de Harry lo que le estaba sucediendo a Draco Malfoy.

Era inevitable que se diera cuenta ya que para Harry era una costumbre arraigada el siempre estar checando al Slytherin por encima de su hombro, en principio era como medida de preservación para no caer en alguno de los baratos trucos del Slytherin, pero conforme la situación se volvió más sería y después del escape de Lucius Malfoy de Azkaban, Harry temía más y más que el Slytherin se podría atrever a hacer algo drástico para ganarse el favor de Lord Voldemort.

Pero lo que vio definitivamente no fue lo que esperaba, ya que parecía que Draco se estaba perdiendo poco a poco en sí mismo, en vez de una celebración a viva voz cuando se hizo del conocimiento general la fuga de Lucius, Draco solo se dedicó a seguir con sus labores como si nada, al parecer completamente normal.

Pero Harry vio algo diferente.

Malfoy empezó a dejar de comer, sí atendía al comedor en las horas asignadas, pero se dedicaba a darle vuelta a la comida de su plato y al final siempre le daba el plato prácticamente lleno a Crabbe y Goyle para que ellos se lo terminaran, y por supuesto que ellos nunca se quejaban.

Dejo de entrenar como solía hacerlo para el Quiditch, Harry sabía que el Slytherin practicaba tres veces a la semana los mismo días que Gryffindor, cada vez solía encontrarse a Malfoy mientras él y su equipo se retiraban e intercambiaban insultos ligeros por costumbre. Harry dejo de verlo en estas ocasiones.

El rostro de Malfoy comenzó a verse ojeroso y cansado, aparentemente tampoco dormía bien.

Lo que Harry no podía creer es que nadie más parecía darse cuenta más que él, los compañeros de Malfoy lo trataban como siempre, como al rey de Slytherin, pero en ese trato no se veía el menos dejo de preocupación por lo que era más que claro le estaba sucediendo a Draco Malfoy.

En la única persona que Harry vio algo de preocupación fue en Snape (aunque muy a su modo) en un par de clases de pociones Draco estaba tan distraído que hecho a perder sus pociones, en la última clase Snape se acerco a Malfoy y le miro fijamente y de una manera casi silenciosa, le dijo que si necesitaba algo lo visitara en su oficina, Draco solo asintió sin siquiera mirar al estricto Profesor y éste se dio la vuelta sin más. Harry se dio cuenta de este intercambio por la manera en que estaba vigilando ahora al Slytherin, si no hubiera sido así, jamás se habría dado cuenta.

Si Snape se estaba mostrando preocupado, eso sólo podía significar que algo realmente grave le estaba sucediendo a Malfoy, éste ya ni siquiera atormentaba a los Hufflepuf, insultaba a Harry o alguno de sus amigos; Malfoy ahora parecía una sombra de lo que antes era.

Y por alguna razón Harry no podía soportar ver a Malfoy así, así que decidió hacer lo que era algo muy normal para él, meter las narices donde no le importaba. Confrontaría al Slytherin para ver que rayos era lo que le sucedía y tal vez así Harry podría deshacerse de la aparente obsesión que últimamente tenía con Malfoy.

No fue difícil encontrarlo en un pasillo cerca del salón de pociones, como era costumbre últimamente el rubio andaba solo, lo que le dio valor a Harry para acabar con su duda de una vez por todas.

-Malfoy.

Este hizo caso omiso del llamado de Harry y siguió caminando.

- ¡Malfoy!- Harry apretó el paso y agarro el hombro de Malfoy y casi se estampa en él cuando de repente se dio media vuelta y con un - ¿Qué quieres Potter?- lo paró en seco.

Realmente así no era como se había imaginado esta situación en la cabeza, pero Harry debía de admitir que no había pensado mucho en qué le iba a decir al otro chico, su plan había llegado hasta la parte de enfrentar a Malfoy, y por alguna razón creía que esa parte le iba a tomar mucho más trabajo que lo que en realidad le había costado.

-Eh, bueno… veras…

Malfoy lo miro por un segundo, pero no con la mirada intensa y cargada de odio a la que Harry estaba acostumbrado, más bien su mirada era cansada y harta. Sin decir nada más el rubio simplemente se dio la media vuelta y empezó a caminar otra vez.

- ¿Qué te sucede?

Eso no era lo que Harry iba a preguntar, al menos no al inicio de la conversación si es que apreciaba no ser hechizado horriblemente por Malfoy.

Al oír la pregunta el Slytherin se congelo, y sin voltear pregunto: -No se a que te refieres.

Con esa respuesta Harry sintió como que algo se abría dentro de él, algo que ni el podía explicar.

-Por favor, no trates de insultar mi inteligencia Malfoy. Esta más que claro que algo te sucede. No comes, no vas a los entrenamientos de Quiditch y además ya ni siquiera peleas conmigo.

Bueno, tal vez eso era un poquito más de lo que Harry pretendía darle a conocer al otro joven, pero para variar su boca trabaja sin conexión con su cerebro de vez en cuando.

-Oh Potter, no sabía que te importaba tanto- Lo dijo con un tono sarcástico y una media sonrisa casi como las de antes… casi, se notaba a leguas que no había mucha intención detrás de la frase. Como si Malfoy supiera que era imposible que a alguien le pudiera importar él en lo más mínimo.

Harry reconocía el sentimiento detrás de la frase por que era algo a lo que el estaba muy familiarizado, el estar seguro que a nadie le importas, era algo que los Dursley le habían enseñado bien.

Observo al otro joven, su rostro cansado y su mirada vacía, sin furia, ni reto; nada en esa mirada, eso simplemente no estaba bien. Si había algo en lo que Harry contaba sin posibilidad a equivocarse en cada año de Hogwarts era que Draco Malfoy siempre estaría ahí para presionarlo, obligarlo a siempre esforzarse y nunca dar pie a la burla ni las groserías del Slytherin. Era una constante en su vida, y hasta que perdió esa constante no se dio cuenta en cuanto se apoyaba en ella para ser mejor día a día.

-No puedes seguir así, si no comes te vas a enfermar o algo peor.

El delgado joven se recargo en la pared del pasillo, aparentemente cansado ya de ésta confrontación, y sin la mínima intención de poner alguna fachada ante Harry.

-Deberías de estar feliz Potter, saltando de gusto que un enemigo más tuyo se está acabando poco a poco. No me quieras venir a mi con este cuento de ‘heroe de todos’, por que yo no me lo trago. Mejor saca ya de tu sistema a lo que viniste realmente, que es a burlarte de mí y asegurarme que bailaras sobre mi tumba llegando el momento indicado.

Sin saber por que Harry se acerco al inmóvil joven, simplemente no era posible que esta excusa de ser humano fuera Draco Malfoy, ¿Dónde estaba esa intensidad, el reto?

-No estoy feliz, esto no me hace feliz.

Y no que su interacción del pasado lo hiciera feliz, en realidad lo hacia hervir, lo molestaba muchísimo como lo trataba Malfoy y todo lo que hacia para molestar a Harry. Pero la realidad era que muy en el fondo a Harry le gustaba tener el 100% de la atención del Slytherin, le gustaba enfrentarlo y ponerse la tú por tú con el. Con esos enfrentamientos Harry se sentía vivo, más vivo de lo que se sentía con esta locura de vida que le toco vivir, prácticamente sentenciado a morir en las manos del mago oscuro mas poderoso del mundo por que una profecía así lo decía.

- ¿Qué estas haciendo aquí Potter?, ¿Por qué no me dejas en paz?

Así de cerca Harry podía darse cuenta que los ojos del otro joven eran mas bien azules y que tenia pestañas largas, pero eran tan rubias en las puntas que parecían ser mas cortas de lejos.

-Podrías unirte a nosotros Malfoy.

A los dos se le pusieron los ojos como platos, a Draco de incredulidad y a Harry por que esto era realmente lo que había querido desde un principio y hasta ahora se daba cuenta, no que Draco y el ya no pelearan, sino que pelearan en el mismo bando.

-Eso es lo que te esta comiendo, ¿no es así?, crees que no tienes opciones, pero si las tienes. Piénsalo, podrías hacer tantas cosas.

Las facciones de la cara del rubio se endurecieron y entre dientes apretados dijo: -Así que crees que con una poquita de atención del ‘Niño que Vivió’ me voy a volver un traidor y procederé a decirte todo lo que sé y no sé para hacerte feliz.

Harry podía oír como rechinaban los dientes de Draco del coraje que sentía, el rubio siguió hablando, -Estás muy equivocado.

- ¡No!, no. Eso no es lo que quise decir, no me importa que digas o no digas nada, tú serias de utilidad para nosotros por lo que tú eres. Eres un mago que no se tienta el corazón para hacer lo que es necesario, siempre dices lo que piensas sin tapujos, eres completamente fiel a lo que haces y te esfuerzas por ser el mejor sin importar que es lo que tengas que hacer. Ese tipo de intensidad es la que necesito.

Ante esa última palabra Harry sintió que la cara le hervía y estaba seguro que se estaba sonrojando y trato de componerla.

-Necesitamos… eh en la orden, si… lo que necesitamos… todos… Dumbledore y nosotros… si eso es… eh, lo que quise decir.

Draco frunció un poco el ceño y se le quedo mirando fijamente, como tratando de resolver un jeroglífico muy confuso. Harry se sentía cada vez más nervioso.

-Este… pues si… esto… realmente era todo, así que… si necesitas algo…

Todo pasó muy rápido y como Harry estaba ocupado viéndose la punta de los zapatos no se dio cuenta de que Draco se incorporo de la pared y se acerco más a él.

-Para mi no hay salida Potter, no hay ninguna salida posible para mi.

Desde esta distancia Harry podía ver que Draco tenía unas minúsculas pecas en el puente de la nariz, no pudo evitar pensar que eran adorables.

-Siempre hay una salida Malfoy- dijo casi con un murmullo.

-No, para mi y no hay nada que puedas ofrecerme que me haga cambiar de opinión.

Durante años y años Harry se reprocharía muchas cosas de esa noche, lo que él había dicho y algunas cosas que deseo cambiar, pero lo que paso a continuación nunca pudo reprochárselo, por que le salió de lo más profundo de su ser.

-No hay nada que yo te pueda ofrecer, pero creo que tu si tienes mucho para dar.

Sin darse cuenta se había acercado aún más a Draco y podía sentir la respiración un poco acelerada del otro joven rozando sus mejillas, también podía detectar su colonia, algo que olía un poco a madera y especias. Harry se empezó a sentir un poco intoxicado y por un breve momento pensó que Draco lo había hechizado y como para tratar de comprobar esto extendió un poco ambas manos para agarrar las del rubio, esperando encontrar una varita en ellas. Draco no tenia la varita en las manos, en las manos no tenia nada, pero a Harry se le olvido soltarlas.

- ¿Qué no te das cuenta que en mi no hay nada para dar?- Esto Draco lo dijo con una voz tan baja que si no hubieran estado así de cerca Harry jamás lo hubiese escuchado y sintió que se le partía el corazón.

-En ti hay todo por dar.

Los ojos con los que Draco lo miró eran tan intensos, que después de haber pasado semanas sin ver esa intensidad en los ojos del rubio, casi le roba el aliento, ‘Sí, así es como siempre te quiero ver’ pensó Harry.

Harry jamás se había sentido como se sentía en ese momento, como si estuviera al borde de un abismo y lo único que quisiera es saltar, saltar, saltar… por que algo muy dentro de él le decía que si saltaba iba a volar, como jamás había podido volar en una escoba.

Y en los ojos de Draco se veía algo, como que una guerra se estaba llevando a cabo en su interior y Harry jamás deseo ver a Draco (o al menos a esa parte de Draco) perder tanto como en ese momento, ya que sentía en los huesos que si aquello dentro de Draco que no quería soltarse se soltaba, algo extraordinario iba a suceder.

La atmósfera alrededor de ellos se sentía cargada, como el cielo de la tarde lleno de nubarrones unos segundos antes de que caiga una agresiva tormenta, y todo se iba a desatar con la decisión que Draco luchaba consigo mismo por tomar, por que en Harry la decisión estaba tomada, quería volar y no entendía muy bien exactamente que era lo que iba a pasar, no lo entendía con palabras, pero las señales que su cuerpo le mandaban no eran mas que de si, Si, SI.

En un segundo todo cambio, se oyó el ruido de pasos que provenían de más adelante del pasillo donde Draco y Harry se encontraban, y eso fue el catalizador para que Draco tomara una decisión.

Para el horror de Harry vio como los ojos del rubio se velaban una vez más, así como estaban antes de que Harry hablara con él. Antes de que pudiera decir nada, que siquiera pudiera lamentar la pérdida de esa intensidad que no sabía que había extrañado hasta que la vio de regreso en los ojos del Slytherin, Draco soltó sus manos, Harry sintió como si le hubieran arrancado una parte de su cuerpo.

Se dio media vuelta y sin mirar a Harry dijo:

-Todo lo que yo tengo por dar ya esta cedido Potter, déjame en paz.

Sin más el rubio se dio la vuelta y se alejo de Harry y este no pudo evitar el pensar que se había perdido de mucho más que la oportunidad de alistar a Draco Malfoy en las filas de lado de la Luz.

Al día siguiente, desde primera hora de la mañana, Harry había buscado a Draco. Quería una nueva oportunidad para hablar con él, durante la noche se había dado cuenta de qué era lo que casi había ocurrido el día anterior, sus sueños y las reacciones de su cuerpo no dejaron lugar a dudas acerca de la naturaleza de su interés por el Slytherin, y aunque estaba sumamente confundido todavía nada lo hubiera podido detener de buscar a Draco otra vez, excepto el hecho de que ese día Draco no apareció, ni ninguno de los días o semanas que siguieron, ya que Draco Malfoy se había ido de Hogwarts.

Harry no quiso recordar más lo que siguió después. Las semanas que siguieron fue un horrible torbellino lleno de dudas e inseguridades sobre su persona y su sexualidad, además de dolor al sentirse abandonado de esa manera, y él sabía perfectamente que no se había dicho nada.

¡Diablos! Ni siquiera eran amigos, eran enemigos jurados; pero ese momento que compartieron en el abandonado pasillo de la escuela había dejado las cosas muy claras, al menos para Harry, y Draco le había dado la espalda de todas las formas posibles.

Requirió un gran esfuerzo ubicarse una vez más en el ahora, volteo a ver a Draco y con una media sonrisa llena de amargura que no pudo esconder le dijo:

-Esta fue la peor idea que he tenido en mucho tiempo-, se dio media vuelta y ya estaba calculando la cantidad de alcohol que su organismo iba a necesitar para ahogar todos los recuerdos que estúpidamente había sacado a la superficie después del trabajo y del tiempo que le había tomado enterrarlos.

-Ha… Potter, ¿No habrás venido hasta acá solo para darte media vuelta e irte?

Harry sintió que la sangre se le helaba, sí se dio cuenta de que Draco casi lo llama por su nombre, pero decidió no pensar mucho en eso, al menos no ahora.

- ¿Por qué no pasas un momento a mi apartamento y… platicamos un segundo?

‘Dios mío’, pensó Harry ‘Estare loco para someterme a esto, debo irme ahora’

-Por Favor.

Harry giró tan rápido que temió torcerse el cuello irremediablemente, no podía creer que había oído salir esa frase de los labios de Draco Malfoy y antes de que su cerebro pudiera registrarlo ya había contestado, -Esta bien, solo por un momento

Draco no quiso darle la oportunidad de retractarse y rápidamente lo dirigió a su apartamento, tuvieron que subir cinco pisos por las escaleras ya que el elevador estaba descompuesto, en cada piso el rubio se había disculpado profusamente y con cada piso que pasaba Harry creía más y más que estaba en presencia de alguien que había usado poción multijugos para verse como Malfoy, simplemente no era posible que el heredero de la fortuna Malfoy estuviera viviendo en estas condiciones.

Pero ni por un momento se quejo de ver subir a Malfoy por las escaleras con esos jeans tan ajustados.

Para cuando llegaron a la puerta del departamento Harry sinceramente creía que nada más lo podría asombrar ese día, pero estaba muy equivocado.

Draco abrió la puerta del departamento y extendió el brazo cediéndole el paso a Harry, y al entrar al apartamento a Harry poco le faltó para que se le dislocara la quijada.

En un lugar así era en el último lugar donde habría esperado ver a Draco Malfoy viviendo.

Era un departamento pequeño, frente a Harry ligeramente a la derecha había un sillón con una mesita de té enfrente y colocada en una base adherida a la pared (puesta ahí sin duda para ahorrar valioso espacio) había una televisión más bien pequeña.

Más al fondo de la habitación se encontraba un desayunador de madera con dos sillas, un poco mas atrás de éste una barra que dividía el espacio de la cocina, donde se podía ver una pequeña hornilla doble, un refrigerador pequeño, una tarja y un anaquel que seguramente guardaba pocos platos y despensa ya que su espacio aparentemente era mínimo. La cocina se veía tan pequeña que seguramente dos personas no podían caber al mismo tiempo dentro de ese espacio.

Al fondo de la habitación del lado izquierdo se veía claramente un pasillo que seguramente se dirigía a las habitaciones (‘o habitación’, pensó Harry, el tamaño del departamento parecía indicar que no habría mas de una habitación y un baño en el pasillo), la pared que se extendía del lado izquierdo del departamento albergaba tres estantes repletos de libros.

Los detalles que le daban vida al apartamento eran sencillos pero bonitos, todo tenia tonalidades mas bien tierra, los muebles se veían limpios pero no tenían ese aire de ser extremadamente caros. Lo que Harry alcanzaba a ver estaba acomodado pero no exageradamente (al menos mucho mas de cómo usualmente el tenía su departamento), sobre el sofá había un libro abierto y había un par de zapatos tenis junto a la puerta de entrada, sobre una de las sillas del desayunador había un suéter.

Pero lo mas increíble del lugar es que no se sentía absolutamente nada de magia en el aire, ahí todas las labores de limpieza y acomodo se hacían manualmente, Harry tenia una alta sensibilidad a los residuos que dejan los encantamientos y hechizos y ahí no había nada de residuos, nada de magia.

-Toma asiento por favor, ¿puedo ofrecerte un poco de té para tomar? Tal vez prefieras agua, lamento decirte que por ahora es todo lo que tengo a la mano, si prefieres a la vuelta de la esquina hay un súper, puedo ir a buscarte un refresco o unas cervezas incluso si eso es lo que te gusta.

Draco se veía sumamente nervioso y trataba de evitar retorcerse mucho las manos, al parecer decidió sorprender a Harry ese día con cada una de las actitudes que Harry jamás le había visto, y que nunca en su vida había esperado ver, en el arrogante Malfoy.

- ¿Por qué no usas Magia?- Otra vez su cerebro parecía andar de fiesta y su boca estaba a cargo de la situación, a este ritmo Draco lo iba a arrojar a patadas en un dos por tres.

A Draco se le pusieron los ojos como plato por un momento, pero con un visible esfuerzo se tranquilizó.

-Tu sí no has cambiado nada Harry. Un Gryffindor hasta los huesos, sin rodeos y hasta el meollo del asunto en un dos por tres. Quería empezar esto con un poco de plática trivial, ya sabes ¿Cómo esta el trabajo?, ¿Cómo te ha tratado la vida?, cosas así, pero será mejor resolver esto de una vez por todas. Por favor toma asiento por que es una larga plática y cuando termine me podrás decir todo lo que quieras.

Todo esto Draco lo dijo con una cara perfectamente controlada y a Harry le pareció por fin ver algo del antiguo Malfoy en este desconocido.

Harry dio media vuelta y se dirigió al sillón, al sentarse no puedo evitar darse cuenta que en realidad era muy cómodo y olía delicioso; a Harry se le puso la piel chinita ya que recordaba perfectamente esa única mezcla de aromas, y le traía a la mente pasillos semi-abandonados de escuela y discusiones que pudieron haber sido mucho más.

Lo saco de sus reminiscencias el que Draco tomara una silla del desayunador y la pusiera de un lado del sillón poniendo una respetable distancia entre los dos, estaba claro que no le interesaba estar demasiado cerca del Gryffindor y esto hizo que a Harry le hirviera la sangre y no precisamente de pasión desenfrenada (aunque algo había de verdad en eso).

-Me facilitaste las cosas Harry, yo tenía pensado pasar a verte una vez que hubiera arreglado todos los pendientes legales que tengo encima, pero no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy, ¿no? Lo había dejado a lo último por que francamente era lo más difícil de todo lo que había planeado hacer a mi regreso a la comunidad mágica.

Draco empezó a hablar con mucha calma y cada palabra que decía parecía relajarlo un poco más, como si se fuera haciendo a la idea de que esto era inevitable y más le valía salir de esto de una vez por todas.

-Para contestar tu pregunta sobre la magia creo que lo mejor será empezar por el principio, y así todo quedará claro, y el principio de todo esto fue el último día que nos vimos, el día que me hablaste de unirme al lado de la luz en la guerra. - Al terminar la última frase tomo un largo suspiro, como tratando de controlarse, y sin mirar a Harry, prosiguió.

-Y tal vez mejor sería ir un poco mas atrás de ese día, mas o menos un mes antes, el día que Lucius escapo de Azkaban. Yo me encontraba en mi cuarto cuando recibí una carta de un ave extraña, era como un cuervo pero aun más horrible, después supe que ese tipo de aves son ideales para mandar mensajes irrastreables y están alteradas con magia obscura. El mensaje era corto pero claro, Lucius había escapado de Azkaban y me informaba que en las vacaciones de Navidad iba a ser mi iniciación al círculo de los Mortifagos y que mas me baila no avergonzarlo ante el Amo Tenebroso. Hubo un momento en mi vida en el que yo esperaba con ansia una misiva así de mi Padre, en que cada noche me quedaba despierto vigilando la ventana pensando que en cualquier momento llegaría, pero eso fue antes.

Harry no podía evitar sentirse un poco frustrado y algo más que desesperado, pero Draco realmente se veía afectado por lo que estaba narrando, así que intento estarse quieto lo más posible y siguió escuchando.

-Yo no sabía lo que era estar sin mi Padre, cuando a él lo encarcelaron yo estaba tan furioso, principalmente contigo, ya que para mi lo único que tenia lógica en ese momento es que tú lo habías metido en Azkaban. No había caído en la cuenta de que mi Padre y otros no se cuantos más adultos mortifagos se habían enfrentado a 6 niños, por que eso éramos en ese momento, unos niños que no sabíamos realmente a lo que nos estábamos enfrentando ni lo que se nos venía encima.

La voz de Draco sonaba un poco más desesperada y hasta cierto punto un poco histérica, pero visiblemente hizo un esfuerzo para tratar de controlarse y siguió hablando.

-El verano después de quinto año mi madre me llevo a un crucero por las islas griegas y era con toda la intención de sacarme un poco de lo horrible de la situación. Nunca olvidaré de ese viaje que ahí yo realmente conocí a mi madre, nos la pasamos muy bien vacacionando y hasta nos arriesgamos a solearnos un poco. Regresamos felices y despreocupados, realmente me sorprendí al darme cuenta que el encarcelamiento de mi Padre de algún modo nos había liberados a nosotros en realidad. Ese fue el inicio para mí de la vida sin mi padre, fue como si de repente quitaras unas cortinas que tenían años cerradas en una habitación para de pronto dejar entrar la luz del sol en todo su esplendor y abrir las puertas para dejar entrar a jugar niños en donde nunca a nadie se le había permitido el acceso.

-Mi madre empezó a reír y a dedicarse a nimiedades como cambiar la decoración de algunas de las habitaciones de la casa y salir a comprar ropa nada más por que sí, empezó a trabajar en el jardín de la Mansión y a invitar a las señoras de los alrededores a tomar el té.

Conforme seguía la narración Harry no podía quitar la vista de éste Draco Malfoy que nada tenia que ver con el muchacho arrogante que el recordaba y mucho menos con esa cara de distante felicidad, como la de aquel que está recordando tiempos buenos, pero muy lejanos.

-Yo de buenas a primeras me encontré con todo mi tiempo libre, libre para hacer lo que yo quisiera. Ya no había más lecciones obligadas de Magia Obscura, ni sesiones de comportamiento adecuado en reuniones de ‘Gente Poderosa’ como les llamaba mi Padre, o más bien Mortifagos como yo sabia perfectamente que eran en realidad. Y Harry, déjame decirte que no tienes idea lo que te hace el estar manejando Magia Obscura todos los días, el verme librado de eso fue como una bocanada de aire fresco, empecé a ver las cosas de manera diferente, a darme cuenta de que no todo lo que mi Padre apoyaba del Amo Tenebroso eran lo que yo creía, y además me dejo de importar. Me dejo de importar todas esas tonterías de la importancia del apellido Malfoy, la supuesta superioridad de los Sangre Pura y la supuesta ‘necesidad’ de eliminar a todos los Muggles y los nacidos de Muggles por que nos ‘contaminaban’ con su presencia. Me dejo de importar por que me di cuenta que era un adolescente, me di cuenta de que tenía tantas cosas por hacer y por disfrutar.

-No se si te diste cuenta, pero en sexto año yo mantuve las confrontaciones contigo, Weasley y Granger al mínimo, no te lo tomes a mal pero encontré cosas mucho mejores con las cuales utilizar mi tiempo.

Esa media sonrisita si era toda del antiguo Draco Malfoy, traviesa con un ligero toque de maldad, como diciendo “en verdad no quieres saber”, y Harry maldijo una y mil veces lo sexy que hacían ver al joven rubio y que quería saber exactamente qué fue lo que lo hizo olvidarse de él de esa manera.

No duro mucho esa sonrisa en el rostro de Draco pues una sombra cayo en sus ojos y perdió toda la jovialidad que esa pequeña sonrisa le había dado a su rostro, sin importar que la había puesto en el rostro del exslytherin, Harry la quería de vuelta.

-Pero como en todo, los buenos momentos no pueden durar para siempre. Paso un año y después de haber estado tan relajado, disfrutando con mis amigos y preocupándome únicamente por ser un chico normal de repente me encontré parado en mi cuarto con esa carta en la mano, esa carta que sellaba mi destino y echaba a tierra toda esa ilusión de libertad que yo tenía. Para esos momentos mi visión de la vida se había alterado irremediablemente, no me importaba un comino la supremacía de los Sangre Pura, ni que hacían o dejaban de hacer los Media Sangre o los Muggles. Yo solo quería seguir estando con mis amigos y no preocuparme por nada que no fuera un examen o un castigo después de clases.

Harry no podía creer que algo de esa magnitud se le había escapado, pero era cierto, durante todo sexto año Draco prácticamente los había ignorado. En ese momento habían pensado que algo se traía entre manos, cuando en realidad se había dedicado a ser un joven sin preocupaciones, hasta que llego esa carta. Ahora Harry empezaba a entender, o al menos un poco, lo que había estado pasando Draco en esos momentos.

-Creo que tú sabes después qué fue lo que paso, fuiste de las pocas personas que se dieron cuenta de lo que me estaba pasando. Francamente yo no veía salida a mi problema, me consideraba a mi mismo como un sentenciado a muerte esperando la fecha de su ejecución. Al menos hasta ese día en el pasillo.

Con un esfuerzo sobrehumano Harry contuvo la imperante necesidad de inhalar todo el aire que había en la habitación, al verse como el blanco de la mirada cargada de intensidad de Draco.

Durante lo que se sintió como horas, pero probablemente no fue mas que un par de segundos, Harry estuvo atrapado por esa mirada, que le quería decir mil cosas pero él no entendía nada, ¿cómo podría? Si cada neurona de su cerebro había hecho corto circuito al verse presa de esa energía en los ojos de Draco.

-No tienes idea lo que esa conversación significó para mí. Es justo decir que me cambió la vida.

Harry se sentía hecho un moño, por una parte no podía soltar los sentimientos de despecho y odio que sentía contra Draco y que durante tantos años lo habían ayudado a salir adelante. Pero por otro lado tampoco podía negar lo que esa mirada le estaba diciendo, y era una lucha que estaba perdiendo sin duda.

-Cuando regrese a mi cuarto, después de nuestra conversación, estuve despierto casi toda la noche. Pensé en muchas cosas, principalmente en que posibilidades tendría si me unía al lado de la Luz. Pero sabia que eso no era posible, lo que tú no sabes Harry, es que mi padre tenía múltiples maneras de localizarme, siempre y cuando hubiera magia a mí alrededor. Todo con magia negra por supuesto, pero este pequeño detalle me dejaba sin opciones.

Y con ese último dejo de información todo tuvo lógica para Harry.

-Huiste al mundo Muggle. -Lo dijo casi como una exhalación, por que todo empezaba a tomar forma en su cabeza, la familiaridad con la que Draco vestía como muggle, la falta de uso de magia en su apartamento. -No tenías otra opción, era el único lugar donde Lucius no te iba a encontrar.

De entre tantos sentimientos que se mostraban en los ojos de Draco en ese momento fue más reconocible admiración de entre todos.

-Siempre fuiste más listo de lo que dabas pensar a los demás Harry.

Harry no se estaba sonrojando, simplemente se negaba a admitirlo. También se negaba a admitir que se sentía absurdamente complacido con ese pequeño cumplido.

-Alrededor de las cinco de la mañana llegue a esa decisión, tomé de mi ropa lo que podría pasar como ropa muggle, todo el dinero que tenía a la mano y mi varita. Me fui caminando hasta Hogsmade, ahí pare el autobús noctámbulo y le pedí que me dejara en Londres.

No podía creer lo que estaba oyendo, Draco simplemente había tomado sus cosas y se había ido, se había ido y había comenzado una nueva vida, lejos de las presiones y lugares que ocupar.

Draco había hecho lo que Harry tan solo había soñado con hacer, una y otra y otra vez.

-No lo puedo creer, ¿Por qué no le dijiste a nadie?

-No podía correr el riesgo de que él me encontrara Harry, era una cuestión de vida o muerte, jamás me lo hubiera perdonado y créeme, bastantes veces había sufrido de sus castigos cuando algo no le parecía de mis acciones o mis resultados en la escuela, por algo como esto me hubiera matado.

Harry no tenia que preguntar a quien se refería, también había conocido de primera mano lo que significaba estar del otro lado de la rabia del Lucius Malfoy.

-No fue fácil, no fue nada fácil, créeme. Los muggles no son tan tontos como yo creía y también hay algunos bastante malos ahí afuera. Lo peor del asunto era que no podía usar magia por que entonces mi Padre me encontraría.

Por más que lo intentaba Harry no se podía imaginar al orgulloso chico que recordaba de sus años en Hogwarts pasando hambre y sin un lugar caliente donde dormir.

-Pero tuve suerte, a los pocos días de estar vagando en Londres conocí a Maggie afuera de una panadería.

Oh no, no no no. Se lo debió de haber esperado, Harry debió de haber visto venir algo así. Era imposible que alguien como Draco Malfoy no estuviera con alguien, y ¿Quién mejor que la persona que lo rescato de la perdición y el hambre en Londres?

-Lo más curioso del asunto es que yo estaba planeando robar esa panadería, tenía muchísima hambre y creo que se notaba a leguas, por que cuando ella salió de ahí y me vio supo inmediatamente que yo estaba en problemas.

Harry se tenso y poco falto para que saliera corriendo del departamento, Draco sin darse cuenta de su incomodidad (completamente abstraído en ese increíble momento, según parecía) siguió contando lo que a Harry se le hacia cada vez mas doloroso oír.

-Y paso algo increíble, no me lo esperaba ni remotamente… ¿Harry, a dónde vas?

Ni siquiera se había dado cuenta que se había puesto de pie, pero la pregunta de Draco lo detuvo a medio camino a la puerta, se obligo a detenerse y tomando lo mas silenciosamente posible un suspiro, le contesto sin voltear: -No necesito oír nada más, con lo que me has dicho es suficiente- su mente le gritaba que No, jamás sería suficiente , no de Draco, y es algo que le había quedado claro al otro día de ese corto momento en un abandonado pasillo; mientras buscaba por todos lados a Draco pensaba en todo lo que iba a decirle y lo que iba a lograr que sucediera entre ellos, el hueco que se creo dentro de él cuando cayó en la cuenta de que ya no había mas Draco, nada ni nadie lo había podido llenar en todos estos años.

-Harry, por favor no te puedes ir así. Dame la oportunidad de decirte lo que en verdad importa. No fue mi intención hartarte o aburrirte, simplemente quería que supieras la verdad de lo que había sucedido y por que no había podido regresar hasta ahora.

La rabia que durante años había obligado a Harry a seguir adelante con el día a día por fin no pudo contenerse más y lo hizo explotar, dándose la vuelta para encarar al otro joven Harry dio rienda suelta a su frustración.

-¡No me interesa saber nada de tu perfecta vida de ahora Malfoy! - grito Harry a todo pulmón -No quiero saber nada de tu entupida vida perfecta ni de cómo en una mujer muggle encontraste todo lo que no habías podido tener en el mundo mágico, de seguro me vas a decir que ahora eres un hombre completo y que todo esta bien con tu vida. ¿Por eso regresaste, no es así? Ya todo esta tan bien con tu vida y ahora has venido aquí a darnos una probada a nosotros los pobres mortales de lo bien que estas, ¿es así?.

-Harry ¿de que estas hablando?, ¿a qué mujer muggle te refieres?, Mi vida no tiene nada de perfecta, todo lo contrario.

-¡Oh, por favor! ¿Maggie?, pero no me interesa, no me interesa en lo absoluto.

Si Harry se hubiera tomado un minuto para analizar todo lo que salía de su boca hubiera caído en la cuenta que parecía un novio celoso reclamando un infidelidad de su pareja, pero era tanta su frustración que su cerebro simplemente no coordinaba.

Draco pareció entender al menos una parte de lo que le molestaba a Harry y dio un visible suspiro.

-Por Dios Harry, Maggie tiene 65 años y administra un Refugio para niños de la calle, ella me dio una cama, comida y un techo bajo el cual vivir, le debo la vida a esa mujer y prácticamente es como una abuela para mi.

Al oír eso fue tanto el shock en Harry que sus piernas perdieron las fuerzas y se dejo caer en el piso hasta quedar sentado en el, mientras con la cara alzada no podía quitar la mirada de Draco, ‘No hay ninguna mujer muggle’, era lo único que se repetía una y otra vez en su cabeza sintiendo un alivio enorme.

Draco se hinco frente a donde Harry estaba sentado, lo tomo de los hombros y con intensidad le dijo:

-No hay nadie Harry, para mi no ha habido nadie desde ese día en el pasillo. No ha habido nadie para mi más que tu. Y ¡Dios!, yo sabia que no te merecía, ahora se que en parte también por eso huí, por que yo sabía que en mi no había nada que tu pudieras querer. Yo no era mas que un niño consentido que había dedicado mi vida a hacerte sentir miserable y a maltratar a tus amigos. Y lo siento tanto Harry, no sabes como lo siento, y he dedicado mi vida a hacer algo bueno de mi, a ser una mejor persona para que cuando te buscara pudiera verte con la frente en alto y poder ofrecerte a la persona que tu mereces.

Harry no podía hablar, a duras penas podía mantenerse erguido de la cantidad de sentimientos que le daban vueltas por la cabeza, ¿Draco siempre lo había querido y se había ido por que pensaba que él así no lo aceptaría? ¡No podía estar mas equivocado! Harry lo hubiera aceptado como fuera.

Abrió la boca para decirle que no fuera ridículo, que él lo quería así, así como él era, pero Draco no lo dejo hablar.

-No Harry, escúchame por favor, tienes que oírme. Desde que Maggie me dio un hogar me dedique a ayudarla, orientaba a los niños problemáticos y la ayudaba con trabajos para poder solventar el Refugio y cada vez que sentía que las cosas estaban muy difíciles pensaba en ti, y eso me ayudaba a salir adelante. también en parte regrese por ellos Harry, el Refugio estaba en una muy mala posición económica y estaban a punto de cerrar, hay mas de 300 niños viviendo ahí, y yo sabia que en el mundo mágico había mucho dinero a mi nombre. Yo no sabía que había pasado aquí, pensé que igual y la guerra seguiría, pero estaba dispuesto a enfrentarme a mi padre y a Voldemort con tal de no dejar desamparados a todos eso niños que son como mi familia y sabia que ahora si podría verte con la frente en alto, que había hecho algo decente con mi vida y tendría algo que ofrecerte.

Harry había dejado de tratar de hablar, era claro que Draco no lo iba a dejar decir nada hasta que terminara de decir todo lo que tenia guardado.

-Y resulta que lo derrotaste Harry, los derrotaste a todos. Como yo sabia que lo harías. Y vi todo el daño que esos… monstruos hicieron y también tenia que ayudar, era tanto el dinero que tenía mi padre que era mucho lo que yo podía hacer, y eran citas tras citas y no me dejaban espacio para verte ni hablar contigo. Pero ahora estas aquí y ya dije al menos en parte lo que quería que supieras.

Durante un momento Harry no dijo nada y solo se dedico a mirar a Draco, ya todo un hombre pero aun con la intensidad en la mirada que durante unos valiosos segundos había podido ver en el pasillo hace tantos años atrás en Hogwarts, y esa intensidad lo llamaba y le pedía mil cosas que no se pueden decir en palabras, ahora sin barreras que lo impidieran.

Con una mano temblorosa, Harry tomo la mejilla del otro joven -Yo lo único que quería era a ti. Ese día vi en tus ojos todo lo que podías ser Draco, yo siempre lo supe.

-Todo eso fue por ti Harry, tu hacías salir todo eso en mi-, prácticamente con un susurro lo dijo Draco, mientras dejaba que su rostro se inclinara hacia el calor intenso de esa mano que durante tantos años había querido que lo tocara.

Harry se incorporo en sus rodillas para estar al mismo nivel de Draco y sin soltar su rostro con el otro brazo lo rodeo, ya no sentía la rabia ni el dolor, se sentía seguro de lo que podía ver en lo ojos del rubio, y se sentía feliz como nunca antes se había sentido.

Sintió como las manos de Draco soltaban sus hombros después de haberlos apretado tan fuerte que alguna parte de su mente pensó que dejaría moretones ahí y no pudo evitar sentir un triunfo absurdo al sentirse marcado, aunque sea de esa manera, por Draco. Sintió como los brazos de Draco le rodeaban la cintura y Harry aprovecho la nueva posición para acercarse más a su obsesión de tanto años y una vez más rodearse de ese aroma que, al menos en la mente, jamás lo había dejado.

-Draco, Draco, Draco- Para Harry era importante decir ese nombre una y mil veces, con labios rozando labios, intercambiando aire entre la respiración de los dos. -No te voy a dejar ir nunca más.

-Nunca Harry. Oh Harry, nunca me voy a ir de tu lado, ya no más, nunca más.

El Beso se fue dando poco a poco, entre promesas y juramentos, hasta que todo lo que se decía era con sensaciones intercambiadas, con roce de labios y lenguas, suspiros ahogados y sonidos de felicidad y placer.

La intensidad era imposible disminuirla o frenarla, se iba incrementando irremediablemente, alimentada por los años de separación y frustración que los dos habían sufrido, pero que en el fondo sabían había sido necesario para que todo culminara en este perfecto momento de reencuentro.

Manos se enredaron en cabellos y se entrelazaron entre ellas, recorrieron sus cuerpos con sensualidad, amor y deseo. El movimiento de sus cuerpos seguía el ritmo primitivo que la pasión te marca sin que tu lo pienses.

Los labios por momentos se separaban pero solo para recorrer cuellos, mejillas y sensualmente el contorno de una oreja. Pero no era posible mantener los labios separados por mucho tiempo, ya que no estaba saciada la necesidad de beberse el uno al otro, tal vez nunca lo estuviera.

Los jadeos y sonidos de inmenso placer subían de volumen y, sin poder mantenerse erguidos por mas tiempo, los cuerpos se dejaron caer en la alfombra de la pequeña sala, para poder crear una mejor fricción entre ellos, rozando pelvis contra pelvis con poder y fuerza para que el placer se incrementara más y mas, tratando de alcanzar esa cima que sentían cada vez mas cerca.

El punto culminante llego en una explosión de colores detrás de parpados cerrados y con gritos ahogados que anunciaban al mundo la persona que había logrado llevarlos ahí.

Poco a poco las respiraciones se fueron calmando y uno junto al otro no cesaron de besarse en cualquier superficie de piel que pudieran alcanzar, aunque ya no los apresuraba la pasión. Entres tiernos besos y suspiros se intercambiaron secretos cargados desde la escuela, solo para darse cuenta que era un secreto compartido entre dos, que la necesidad de unión había germinado en los dos.

Harry jamás se había sentido tan bien como en ese momento con Draco en sus brazos y aunque el piso no era el mejor lugar para descansar (y tampoco para realizar la actividad que se había llevado acabo hace apenas algunos minutos) y la alfombra no era nada suave sino más bien de esas para uso rudo Harry no hubiera cambiado nada de este momento. Draco al fin estaba donde debía de haber estado desde su ultimo año en Hogwarts, pero los dos tuvieron que recorrer un arduo camino para estar juntos.

-Oye Draco, ¿a qué estaban jugando los niños muggles allá afuera? Oí que uno de ellos mencionaba la palabra Slytherin.

-Mmm, que bien te sientes Harry, creo que nunca me voy a parar de aquí. Oh, es un juego que invente para entretener a los niños del refugio, es un juego de cartas con los escudos de la escuela y puntos asignados y según como las jueguen es como van ganando, de seguro el que menciono a Slytherin fue Michael, ese niño hubiera sido Slytherin si hubiera tenido un poco de magia en el.

Ahora que Draco mencionaba la magia un pregunta quemaba la mente de Harry, pero no se sentía con el valor de preguntar. Pero no era un Gryffindor por nada, así que tomando un suspiro, dejo salir la pregunta.

-Draco, ¿Por qué no se siente magia en tu apartamento?.

Sintió que Draco se tensaba y maldijo su impetuoso carácter, nada valía la pena para estropear este momento, tratando de aligerar la situación iba a retirar la pregunta pero Draco no le dio tiempo, se incorporo en un codo, de manera que quedaba justo arriba de Harry pero aun con sus cuerpos íntimamente unidos lo cual le dio algo de tranquilidad al otro joven.

-Durante las primeras semanas yo tuve pánico de que mi padre me encontrara, pasaron al menos tres años para que yo usara un poco de magia y solamente fue en casos excepcionales. Ahora que he regresado al mundo mágico me doy cuenta de que usar magia me hace sentir aprehensivo, inseguro; fueron tantos los años que la evite por miedo a mi Padre que ahora cuando la uso no puedo evitar sentir un poco de trepidación.

A Harry se le contrajo el corazón al oír eso, rodeo con sus brazos a Draco y lo abrazo con fuerza mientras le susurraba con intensidad en el oído: -Nunca más te sentirás inseguro Draco, conmigo estarás a salvo siempre. Te lo prometo.

Con satisfacción sintió como Draco se relajaba en el abrazo y paso mucho tiempo para que ellos se levantaran de esa alfombra y aun mas tiempo paso para que pudieran salir de ese departamento.

FIN

"The Reason"

I'm not a perfect person
There's many things I wish I didn't do
But I continue learning
I never meant to do those things to you
And so I have to say before I go
That I just want you to know

I've found a reason for me
To change who I used to be
A reason to start over new
and the reason is you

I'm sorry that I hurt you
It's something I must live with everyday
And all the pain I put you through
I wish that I could take it all away
And be the one who catches all your tears
Thats why i need you to hear

I've found a reason for me
To change who I used to be
A reason to start over new
and the reason is You [x4]

I'm not a perfect person
I never meant to do those things to you
And so I have to say before I go
That I just want you to know

I've found a reason for me
To change who I used to be
A reason to start over new
and the reason is you

I've found a reason to show
A side of me you didn't know
A reason for all that I do
And the reason is you



There is nothing new, just that I have a date with the surgeon tomorrow at 8 am. to get to know him and I fervently hope that he'll give me a date for the procedure so I can have something sure.

Talking about some nicer things I totally forgot that I've finished my fic "La Razon" inspired by Hoobastank's The Reason (not a songfic), it's in spanish and just above this section if you want to practice another language.
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