To hold you again (2/3) [Mass effect] Shenko

Mar 11, 2013 23:49

Titulo: To hold you again
Fandom: Mass effect
Pairing: Kaidan/Shepard
Personajes: Shepard, Kaidan, Grunt, Wrex, Miranda, Jack, Garrus, Tali, Liara, Joker, SID, Vega, Cortez, Traynor... vamos, todo el mundo xD
Summary: Shepard tenía varias promesas que cumplir.
Advertencias: Spoilers de ME3. Post-destroy. Altas posibilidades de fluff y mucho angst. Extensión indigna. Uso de recursos tipo "lo hizo un mago".
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Parte II

I

Kaidan se levantó de la camilla pese a que Chakwas se había mostrado tajante al respecto. Debía quedarse en la enfermería recuperándose de las heridas que había sufrido tratando de llegar al Conducto con Liara y Shepard. Sin embargo, la doctora no estaba allí para vigilarle. Hacía quince minutos que se había marchado junto con la asari para comprobar dónde habían aterrizado después de que el rayo del Crisol los alcanzara, arrojándolos a algún planeta de la galaxia. La Normandía había resistido el impacto pero estaba maltrecha, como él.

A Kaidan le dolía todo el cuerpo, pero lo bueno de tener una migraña terrible era que el resto carecía de importancia en comparación. Durante unos segundos la cubierta médica dio vueltas ante sus ojos y todos los objetos se desdibujaron, pero se obligó a seguir caminando. Las puertas automáticas se habían quedado atascadas, aunque había suficiente espacio entre ellas para salir. Un cable suelto, caído del techo, chisporroteaba encima de la mesa del comedor. Kaidan sorteó las sillas desplomadas y los paneles de las paredes volcados y se dirigió hacia el ascensor, cruzándose con un par de soldados apresurados por el camino.

Por suerte el elevador aún funcionaba y lo llevó traqueteando hasta la cubierta de mando. El lugar bullía de movimiento. Varios de los miembros de la tripulación trasteaban en los controles que rodeaban el mapa de la galaxia, tratando de recuperar todos los sistemas. Las luces parpadeaban continuamente y había cables sueltos por todas partes.

El impacto había sido fuerte, pero la nueva versión de la Normandía estaba más preparada que la original. Por dentro la nave sólo estaba un poco magullada y Kaidan esperaba que por fuera no estuviese mucho peor.

Apretándose el costado con una mano, renqueó hasta la puerta de embarque que había antes de la cabina de Joker. Estaba abierta y la especialista Traynor aguardaba allí, mirando hacia fuera con gesto preocupado.

-Mayor Alenko -lo saludó al verlo, irguiéndose y haciendo el saludo militar.

-¿Alguna idea de dónde estamos? -preguntó Kaidan con esfuerzo. En lo más profundo de sus migrañas construir frases con significado requería de toda su atención, así que decidió ir al grano.

-Todavía no -reconoció la joven -pero me pondré en ello enseguida. Joker y los demás han bajado a tierra. Este planeta tiene una atmosfera de oxígeno y carbono parecida a la de la Tierra.

Kaidan apenas le prestó atención, y miró hacia fuera. La exuberante visión de la vegetación y del cielo azul con dos lunas del planeta donde estaban inundó sus retinas. Abajo, Joker, Garrus, Liara, Tali, Vega y Chakwas miraban a su alrededor, con aspecto perdido.

-Alenko, deberías estar en la enfermería -lo regañó la doctora cuando lo descubrió allí. Como respuesta, Kaidan bajó de la Normandía de un salto. Una oleada de malestar lo sacudió y le produjo náuseas cuando tocó el suelo, pero logró contenerlas. Liara le puso una mano en el hombro rápidamente, temiendo que fuese a desplomarse (lo cual era bastante probable).

-¿Cómo está la nave? -preguntó con voz ronca. Miró a Joker y éste le devolvió una mirada angustiada. Sus labios se deformaron en una mueca que Kaidan no supo interpretar.

-Aparentemente los daños no son muy graves, creo que en unos días estará reparada pero… -se interrumpió y bajó la cabeza, de modo que la visera de la gorra ocultó su rostro. Kaidan no comprendía qué estaba pasando ni por qué la mano de Liara ejercía más presión sobre su hombro de repente. Todos parecían serios y apenados, y su primer pensamiento fue que tal vez sabían algo de Shepard que él no. ¿Habrían recibido alguna noticia? ¿Una confirmación de que… de que…? No. No podía ser eso. No podía estar pasando otra vez…

-Hay un problema -intervino Garrus -SID está… bueno, ella…

-Está muerta -sollozó Joker, llevándose una mano a la cara. Tali, apenada, le acarició un brazo.

-¿Muerta? -repitió Kaidan, demasiado confuso para procesar la información. ¿SID podía morir? ¿Cómo y por qué? La última vez que la vio estaba a bordo de la Normandía y en perfecto estado.

-Cuando el rayo del Crisol alcanzó la nave… -la voz dulce de Tali hizo una pausa -SID se apagó. Creemos que el Crisol afectó a todos los sintéticos, no sólo a los segadores.

Kaidan guardó silencio, incapaz de encontrar algo que decir. Comparado con lo que había temido, la noticia debería producirle un cruel alivio. Pero no era así. No había conocido mucho a SID y el cuerpo que había escogido no le traía precisamente buenos recuerdos, pero había aprendido a apreciarla y era consciente de la relación especial que mantenía con Joker. Además, sin ella no estaba seguro de si la Normandía volvería a ser operativa. Tenía entendido que de algún modo SID se había convertido en la nave y controlaba todos sus sistemas.

No había sobrevivido para quedarse atrapado para siempre en un planeta extraño. Tenía que regresar con Shepard, le había prometido que estaría allí cuando fuera a buscarlo… De pronto la migraña fue demasiado intensa para sostenerse en pie y notó cómo el suelo se acercaba a su cuerpo. Las manos de Liara le impidieron caer y escuchó la voz de la doctora Chakwas aunque fue incapaz de entender lo que decía. Después se desmayó.

II

Despertó en la enfermería. Estaba a solas en la semioscuridad. Las luces de emergencia iluminaban tenuemente el lugar, lo suficiente para ver la vía que tenía en el interior de la muñeca izquierda, inyectándole un goteo constante de medigel en el cuerpo. Descubrió que la terrible migraña había remitido y sólo quedaban las secuelas: la conocida presión en la frente y tras los ojos unida a un ligero mareo.

Un zumbido extraño llamó su atención. Kaidan se incorporó muy despacio y trató de averiguar de dónde venía. Parecía salir del núcleo de la IA que estaba al final de la cubierta médica. Nunca había entrado allí pero sin duda era el origen del chisporroteo.

Se levantó con cuidado y se arrancó la vía. Las luces de emergía parpadearon durante unos instantes, como si se hubiese producido una bajada de tensión en la nave, pero la puerta automática se abrió cuando Kaidan se acercó a ella, revelando una habitación que no parecía haber salido dañada con el aterrizaje de emergencia. Había una mesa de metal al fondo, vacía, y dos consolas en cada lateral. Una de ellas estaba iluminada y era la que producía el característico zumbido. Chispas de electricidad saltaban de vez en cuando.

Kaidan se acercó con precaución, intentando comprender si se trataba de un sistema dañado o de algo más. Según tenía entendido, allí era donde había estado almacenada SID antes de que tomara el cuerpo de la IA de Ceberus.

El ordenador se apagó de repente, junto con todas las luces de emergencia de la cubierta. Durante unos segundos se quedó sumido en la oscuridad. Luego se oyó un pitido y la energía de la zona se restauró. La consola que tenía delante se iluminó y una esfera plateada se proyectó en 3D desde la pantalla.

-¿Mayor Alenko? -la esfera parpadeó al emitir la pregunta.

Kaidan dio un respingo, sorprendido.

-¿SID? ¿Eres tú?

-Sí -respondió.

-¿Pero cómo…? Pensé… todos pensamos que habías muerto. Dijeron que el rayo del Crisol había destruido a todos los sintéticos.

-Era una de las variables contempladas si la Comandante Shepard tenía éxito y el Crisol se activaba. Tomé algunas precauciones para autopreservarme en caso de que eso sucediera. Camuflé mi hardware y guardé varios núcleos de memoria por toda la nave. Al parecer mis cálculos fueron correctos.

Kaidan sólo creía haber entendido la mitad de lo que SID había dicho, pero la verdad era que no le importaba demasiado. No necesitaba saber cómo había sucedido, sólo que SID había sobrevivido.

-Espera a que Joker se entere.

-¿Podrías traer a Jeff? -pidió SID. A Kaidan aún le resultaba extraño escuchar a una inteligencia artificial llamar a Joker por su nombre real, sobre todo porque era la única que lo hacía -Me llevará unas horas conectarme con el resto de módulos de memoria y recuperar los sistemas de la nave. De momento únicamente estoy operativa en el Núcleo de la IA.

-Eso está hecho -prometió Kaidan, y pese al cansancio y la debilidad que sentía, se dirigió a la cabina de Joker todo lo rápido que pudo.

III

La doctora Chakwas permitió a Kaidan trasladarse a la cubierta de observación. No se trataba tanto de que su estado hubiese mejorado como de dejar intimidad a Joker y SID en su reencuentro. Nadie se acercó a la cubierta médica durante unas horas. Mientras tanto la doctora se empeñó en comprobar el estado de toda la tripulación de la Normandía, uno a uno, lo que desvío el foco de atención de Kaidan. Traynor trabajaba sin descanso en los sistemas de comunicación y los ingenieros no se movían del motor de la nave ni para dormir.

A Kaidan le hubiese gustado ayudar en algo, pero cada vez que se acercaba a un pad de datos o a una consola, las migrañas volvían. Tampoco su cuerpo respondía cómo le hubiera gustado, y si intentaba ayudar en el trabajo físico de reconstrucción, acababa mareado y pálido en cuestión de minutos. Todos y cada uno de los miembros del equipo lo habían llevado de vuelta a la cubierta de observación cada vez que lo encontraban intentando hacer algo.

El espectro sabía que se preocupaban por él, pero en realidad no estaban haciéndole ningún favor. Estar allí a solas, sin nada en que ocupar su mente, estaba volviéndolo loco. Sólo podía pensar en Shepard, preguntándose una y otra vez si estaría viva.

Era como revivir de nuevo lo sucedido tras el ataque recolector a la Normandía original. Recordaba las largas horas en el módulo de escape y luego atrapados en la luna de un planeta de Nubia esperando a que alguien los rescatara, sin noticias de Shepard.

Rememorarlo hacía que se sintiera físicamente enfermo y tentado por el minibar del salón que habían añadido a la nave. Quizás si se emborrachaba lo suficiente para no recordar quién era, podría encontrar la paz necesaria para no perder por completo la cabeza.

Había reproducido mentalmente su última despedida tantas veces, cuando ella lo había obligado a subir a la nave ignorando sus súplicas de que no lo dejara atrás, que a veces creía que la había soñado. Y cada vez se lamentaba con amargura por haber obedecido, por haber abandonado a Shepard. Habría dado cualquier cosa por atravesar el conducto con ella y compartir su destino, fuese o no la muerte.

Lo único que le impedía abrir la puerta del minibar e intoxicarse con lo que encontrara allí era la esperanza de que ella aún estuviera viva. Lo había prometido. “Cuando todo esto acabe, iré a buscarte. Más vale que aparezcas”. Quizás estaba buscándolo en la Tierra y sencillamente él estaba tardando más de la cuenta en hacer acto de presencia.

Cada vez que llegaba a esa conclusión, salía con sigilo de la cubierta de observación y se ponía ayudar como podía en las labores de reconstrucción, hasta que algún tripulante se chivaba a Chakwas o alguien de su pelotón lo encontraba y lo escoltaba de vuelta a su celda con vistas.

Así pasó más de una semana, hasta que el trabajo conjunto de todos y la ayuda que su puso SID dieron sus frutos y la Normandía estuvo reparada. Para entonces, Kaidan ya tenía la libertad condicional y le permitían moverse por la nave mientras no intentase hacer ningún esfuerzo. Había aprovechado esa situación para visitar el camarote de Shepard.

Nadie había entrado en él desde que habían partido hacia la Tierra. Estaba prácticamente intacto. El terminal personal de Shepard había caído al suelo y las almohadas yacían a los pies de la cama, pero por lo demás todo parecía en orden. Hasta las malditas medusas que a Shepard tanto le gustaba contemplar para relajarse seguían flotando lánguidamente en la pecera. Kaidan las alimentó, recogió el terminal y ahuecó las almohadas. No pudo resistirse a hundir el rostro en una de ellas. El olor de Shepard penetró en él como un rayo, erizando la piel de todo su cuerpo. Era tan fuerte, tan intenso, como si hubiese estado apoyada en ella segundos atrás.

Estaba seguro de que la última vez que lo había hecho, él había estado a su lado, abrazándola mientras dormían. Su propio aroma se mezclaba con el de ella sobre la tela.

Soltó la almohada con lágrimas en los ojos y se obligó a recordarse que Shepard bien podía estar viva, esperándolo en la Tierra. Tan sólo tenía que regresar y presentarse a la cita.

Perdió la noción del tiempo que pasó allí, intentando recomponerse, pero cuando llegó a la cubierta de la tripulación, se cruzó con Vega, que le dio la buena noticia.

-Hey, Kaidan -lo saludó, palmeándole un hombro -¿No te has enterado? Joker y SID han logrado poner la nave en marcha, ¡volvemos a la Tierra!

IV

El regreso a la Tierra no fue tan rápido como a Kaidan le hubiera gustado. Cuando encontraron el relé de masa más cercano descubrieron que estaba inutilizado. La explosión lo había dañado severamente y llevaría semanas arreglarlo. Por suerte ya había naves quarianas y turianas trabajando en ello. Tali y Garrus hablaron con ellos y regresaron con noticias sobre la Tierra, aunque nadie supo decirles si Shepard había sobrevivido o no.

Viajar de vuelta sin la ayuda del relé de masa les llevaría al menos dos días. Kaidan sentía que se subía por las paredes y no sabía qué hacer para gastar el tiempo. La nave estaba casi reparada y, en cualquier caso, de poca ayuda podía ser en los desperfectos que quedaban.

Los demás se las ingeniaban para mantenerse ocupados. Tali estaba trabajando en reparar el antiguo cuerpo de SID con la ayuda de la propia interesada. Garrus había regresado a sus interminables calibraciones y Liara intentaba recuperar el contacto con sus antiguos agentes ahora que las comunicaciones dentro del mismo sistema eran posibles.

Preocupado y frustrado, Kaidan pasaba las horas en la cabina de Joker, preguntándole cuánto faltaba o si no podían viajar más rápido, hasta que éste acabó suplicándole a Garrus que se lo llevara de allí. Privado de lo único que le aliviaba un poco (acosar al piloto con preguntas sobre cuándo llegarían a la Tierra), Kaidan no sabía qué hacer. Vega intentó tentarlo con alguna partida de cartas pero no tenía la concentración suficiente para jugar. Entonces le propuso que entrenaran un poco. A Kaidan le pareció una buena manera de dar rienda suelta a su desesperación, no obstante, Chakwas se enteró por medios misteriosos (a veces tenía la sensación de que toda la Normandía lo vigilaba, como si estuviesen esperando que hiciera alguna locura) y se lo prohibió terminantemente.

Al final Cortez se apiadó de él y le dijo que podía ayudarlo a reparar la lanzadera si quería. Kaidan no era un gran mecánico, pero el piloto le explicaba con paciencia lo que debía hacer y así lograba mantener su mente lo suficiente ocupada para que las horas parecieran ir hacia delante y no hacia atrás. Cortez era una compañía agradable y paciente, y lo entretenía con anécdotas de todas las misiones en que había llevado a Shepard en la Kodiak antes de que Kaidan regresara a la Normandía. Hablaba de la comandante con cariño y respeto, y siempre en presente, con la inquebrantable certeza de que los esperaba a la Tierra. De vez en cuando Vega intervenía para hacer comentarios jocosos y echarle en cara que se mantuviera alejado del peligro mientras ellos se jugaban el culo en tierra. Los amistosos intercambios de pullas entre los dos soldados, lograban distraer a Kaidan y levantarle un poco el ánimo.

En eso estaban cuando escucharon la voz de SID por el intercomunicador de la cubierta de atraque.

-Mayor Alenko, Miranda Lawson ha contactado con la Normandía, te está esperando en la sala de comunicaciones.

Kaidan soltó el destornillador con el que había estado trabajando y se puso en pie como impulsado por un resorte. Cortez también se quedó quieto y Vega se descolgó de la barra de ejercicio, alerta. Ninguno de los tres conocía muy bien a Miranda Lawson, pero sabían que había formado parte del pelotón de Shepard en la misión suicida. También que había pertenecido a Cerberus y había desertado.

La comandante la consideraba una aliada y amiga, y era quien les había revelado la ubicación de la base del Hombre Ilusorio. Se trataba de una persona con recursos. Quizás tenía noticias de Shepard…

-Vamos, Kaidan, mueve el trasero de una vez -lo exhortó Vega con impaciencia. Kaidan no se hizo esperar más y corrió hacia el ascensor. Cuando llegó a la cubierta de mando, descubrió que Garrus, Liara y Tali lo aguardaban allí con mal disimulada impaciencia. Kaidan sólo necesitó echarles un vistazo para comprender que habían pensado lo mismo que él.

Caminó hacia la sala de videoconferencias todo lo rápido que pudo sin echar a correr, sintiendo cómo sus amigos lo seguían. Le hubiera gustado saltarse las medidas de seguridad que la Alianza había instalado en esa parte de la nave y estaba seguro de que con un puñetazo biótico los arcos magnéticos no necesitarían escanearlo nunca más, pero pensó que eso quizás podría asustar a las soldados Campbell y Westmoreland y decidió aguantarse.

En cuanto dejó de percibir la barrera de energía frenando su avance, salió disparado. Pasó por la cámara de guerra, casi saltando sobre el tablero, y llegó a la sala de videoconferencias. El holograma de Miranda Lawson le esperaba allí, con los brazos cruzados y las caderas ladeadas. Kaidan se detuvo, sin respiración y con el corazón palpitándole en las sienes, anunciando la más que probable llegada de una nueva migraña.

-Alenko -lo saludó ella con un gesto de cabeza.

-Lawson, ¿y Shepard? -disparó a bocajarro. Le dio la sensación de que sus prisas divertían a Miranda, que mostró una breve sonrisa antes de contestar.

-Está viva.

En toda su vida, Kaidan jamás había experimentado una sensación de alivio igual. Fue como si hubiese estado caminando con una fauces trilladoras enroscada al cuerpo, hundiendo los colmillos en su pecho y atravesando pulmones y corazón por igual, y ahora de repente su presa se aflojara hasta desaparecer, dejándole con la sensación de flotar, de atreverse a respirar, a latir, por primera vez en muchos días. Escuchó el sollozo ahogado de Tali a sus espaldas, el leve murmullo de Liara y el gruñido de salvaje alegría de Garrus y se dio cuenta de que estaban allí, con él, aunque Kaidan sólo podía contemplar a Miranda, como si esperase que en cualquier momento fuese a sacar a Shepard de una chistera.

-¿Cómo está? -intervino Garrus, colocándose junto a él. Kaidan agradeció que tomara la palabra, porque no estaba seguro de poder hacer algo tan complejo como hablar en ese preciso instante.

-Sobrevivirá -garantizó Miranda -Fue un milagro encontrarla viva. Ha estado una semana inconsciente pero ya ha despertado. Le llevará un tiempo, pero volverá a ser la Shepard de siempre.

Se oyó una carcajada entrecortada y cuando Kaidan y el resto se giraron, descubrieron a Joker apoyado contra una pared, como si fuese a desmayarse de alivio.

-¡Lo ha logrado! -murmuró, con voz temblorosa. Sin duda había abandonado su cabina cuando SID le informó que Lawson les había contactado. Se quitó la gorra, la lanzó al aire y la atrapó con un grito de júbilo -¿Quién quiere emborracharse? Yo invito.

-Nunca rechazó una copa, amigo -se apuntó Vega, que acababa de llegar con Cortez.

-Entonces, ¿la comandante está bien? -preguntó el segundo. Antes de que Kaidan pudiera responder con algo más que una sonrisa que seguramente le hacía parecer un idiota, Chakwas, Traynor y Adams aparecieron por la entrada a la sala de videoconferencias, sobrepasando con creces su aforo.

-¿Hay noticias de Shepard? -inquirió Chakwas, con una mano en el pecho. Kaidan nunca la había visto tan envejecida como en ese preciso instante.

-Está a salvo -les anunció Tali y su sonrisa se intuía a través del casco. En respuesta, Chakwas soltó un suspiro desmayado y Traynor murmuró un “¡Sí!” cerrando las manos en puño.

-No es por interrumpir -terció Miranda desde el holograma, con aire divertido -¿Pero hay alguien a cargo de la nave?

-SID se encarga -explicó Joker, encajándose la gorra de la SR2 de nuevo en la cabeza -Llegaremos a la Tierra en unas horas.

-Bien. Estamos en Londres. Avisadme cuando lleguéis y os enviaré las coordenadas por omniherramienta. Le diré a Shepard que estáis todos bien. Hasta pronto.

La imagen de Miranda se acercó al comunicador para apagar la videoconferencia, pero Kaidan recobró la voz a tiempo.

-Espera un momento -pidió. La antigua agente de Cerberus se detuvo y lo miró, aguardando a que continuara -¿Y Anderson? ¿Ha sobrevivido?

Aunque apenas conocía a Lawson, Kaidan adivinó la respuesta en su cara. Le dio la sensación de que todos lo hacían, a juzgar por el silencio tenso y cargado que se estableció en la abarrotada sala de videoconferencias.

-Entró en el Conducto tras Shepard… No lo ha logrado. Lo siento.

Nadie dijo nada durante al menos un minuto. Todos habían pasado de la alegría a la tristeza en cuestión de segundos. Finalmente, ya que había sido él quien había hecho la pregunta, Kaidan se encargó de finalizar la conversación.

-Gracias por informarnos. Dile a Shepard… -hizo una pausa. Había tantas cosas que quería decirle… pero lo haría en persona. En unas horas estaría a su lado -Dile que nos veremos pronto.

Miranda asintió, después su imagen se desvaneció. Poco a poco todos fueron abandonando la sala en un silencio respetuoso. Si sentían algo parecido a lo que Kaidan experimentaba en esos momentos, estarían demasiado confusos para hablar.

Saber que Shepard había sobrevivido, le llenaba de tal alivio que las piernas le flojeaban. Apoyó todo su peso sobre el tablero de comunicaciones, sin preocuparse de si pulsaba algún botón indebido. En su interior, la euforia se mezclaba con la pena por la pérdida de Anderson. Muchas buenas personas habían muerto en esa guerra, esperaba que el Almirante hubiese sido la última de ellas.

Pero Shepard… ella lo había conseguido y en unas horas volvería a verla. Kaidan se incorporó, sonriendo, y salió de la sala, rumbo a la cabina de Joker.

V

Traynor lo encontró allí, haciendo las labores de copiloto de Joker, como en los viejos tiempos. SID les hacía compañía desde uno de los puertos de acceso que utilizaba antes de tener cuerpo, mientras Tali reparaba su armazón.

-La doctora Chakwas me ha enviado a buscaros. Os espera en la cubierta de la tripulación, junto al resto del pelotón.

-¿De qué se trata? -preguntó Joker, concentrado en manipular los controles táctiles de la nave que estaban desplegados frente a él.

-Es por el memorial de los caídos. Van a añadir el nombre del Almirante Anderson -explicó Traynor.

-Yo me encargaré de la nave, Jeff -se ofreció SID. Él asintió y se puso en pie con la ayuda de Kaidan. Desde el aterrizaje de emergencia, cojeaba un poco más de la cuenta. Los dos acompañaron a Traynor hasta la cubierta tres.

Nada más salir del ascensor se encontraron al resto de la tripulación, congregados alrededor del memorial. Se trataba de un monumento de metal con la insignia de la Alianza en la que habían grabado los nombres de todos los miembros de la Normandía (tanto la original, como la versión mejorada) que habían muerto. Una lista demasiado larga. Los nombres de Ashley y Jenkins estaban allí, y los ojos de Kaidan se desviaban hasta ellos cada vez que pasaba por delante del Memorial.

Al llegar, Chakwas le puso una placa en las manos a Joker. Kaidan pudo leer el texto escrito en letras blancas: “ADM Anderson”. Los dedos del piloto temblaban cuando se irguió, dio un paso adelante y colocó la lámina en el centro del monumento, bajo la insignia de la Alianza. El nombre del capitán original de la Normandia, escoltado por la tripulación de su nave.

Todos la contemplaron en silencio durante unos segundos. Después, Joker, él, Chakwas y Adams, los únicos de los presentes que habían servido bajo sus órdenes, dijeron unas palabras por Anderson. El resto estaban allí por Shepard, pero todos conocían la leyenda del antiguo capitán de la nave y lo respetaban.

Cuando acabaron, el grupo comenzó a deshacerse. Los miembros de la tripulación regresaron a sus puestos. Chakwas fue la última en marcharse, no sin antes depositar en las manos de Kaidan una segunda placa. Él la observó, bajo la atenta mirada del resto del pelotón y del piloto de la nave.

“Comandante Shepard”, ponía, en la misma tipografía con que se había escrito el nombre de Anderson. Algún día la placa reposaría en el memorial, sobre el que había sido su antiguo capitán. Algún día, pero no ese.

Kaidan acarició con los dedos el relieve de las letras y esbozó una sonrisa.

het, pairing: shepard/kaidan, fandom: mass effect

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