Gmork mirándote fijamente
A veces el silencio es la nada, la no-cosa que queda después de haber muerto lo que fue. Otras es la espera, la expectación de algo que está a punto de ser pero que todavía no es. De esto los místicos judíos sabían mucho. Yo no. Por eso esperé cuando hacía años que tendría que haber dejado de hacerlo, y desesperé cuando aún quedaba esperanza.
Ah, el ser humano. Siempre tan lleno de dudas; tan dado a lo inefable, tan quejica.