El domingo me desperté a las 11 de la mañana con un resacón protohistórico. Es la primera vez que tengo resaca, lo juro. Sé que ya tengo edad para haber nadado en mañanas de resacas al menos un par de veces y para tener mis propias anécdotas molonas sobre la vida como alcohólica (lo justo para no desentonar entre la juventud de hoy día). Pues no, resulta que el alcoholismo es algo desconocido para mí. Pero la otra noche no hubo escalofrío (ése que suele advertirme que ya es hora de dejar de empinar el codo) y acabé cantando "in the name of love" de U2 a grito pelado en la Plaza de la Merced.
Es uno de los retazos de recuerdos que he conservado de la noche del sábado.
Sólo si te gusta Harry Potter y el M!C
A veces hay que dejarse llevar por el hechizo o la maldición. Eso lo sabe bien Remus Lupin.
El leve mareo y la sensación de que debería levantarme otro día me hizo pensar en Remus Lupin. Quizás porque él debe haberse despertado igual en incontables ocasiones tras su conversión a hombre lobo, como si su cuerpo le fuera ajeno y tuviera que reajustarse de nuevo a sus formas humanas (supón por un momento que es un personaje real y que la licantropía existe). O quizás piense en él porque un día de resaca me apetecía ser Lupin en una de esas mañanas que las fanáticas del club Lupin (me incluyo en el amor fanático) han considerado "tópicas": Remus con un batín viejo y un té en la mano, paseando y regando sus macetas.
En una de sus últimas entradas irati homenajeaba al personaje (que cumplió años el 10 de marzo) enumerando todas las canciones que le recordaban a él y a los merodeadores. La casualidad hizo que mientras yo leía su entrada estuviera escuchando en mi reproductor de sonido una canción que de pronto se convirtió en Lupin cantando a la luna en una noche estrellada. Esta canción pertenece a un disco que bajé para un compañero de trabajo que no puede disfrutar del maná cultural que ofrece internet. Escuché el disco por curiosidad, y quizás porque era domingo de resaca, me pareció que muchas de las canciones eran lupinianas
Os dejo la letra para que juzguéis vosotros mismos:
¿Qué Hago ahora?
¿Dónde pongo lo hallado?
En las calles, los libros, la noche, los rostros en que te he buscado.
¿Dónde pongo lo hallado?
En la tierra, en tu nombre, en la biblia, en el día que al fin te he encontrado.
¿Qué le digo a la muerte, tantas veces llamada a mi lado que al cabo se ha vuelto mi hermana?
¿Qué le digo a la gloria vacía de estar solo haciéndome el triste, haciéndome el lobo?
¿Qué le digo a los perros que se iban conmigo en noches perdidas de estar sin amigos?
¿Qué le digo a la luna que creí compañera de noches y noches sin ser verdadera?
¿Qué hago ahora contigo?
Las palomas que van a dormir a los parques ya no hablan conmigo.
¿Qué hago ahora contigo?
Ahora que eres la luna, los perros, las noches, todos los amigos.
Me suena como la canción que cantaría Lupin después de darse cuenta de que Sirius corresponde a su amor. ¿Qué hago ahora que el sueño es real? porque, francamente, él nunca creyó que el sueño fuera hacerse real. ¿Quién iba a querer a un lobo como él? Sólo podía ser Sirius, el perro gamberro, fiel, amigo... que sin avisar se convierte en el sol que hace brillar todo su universo.
La canción para quien la quiera escuchar fue compuesta y cantada por Silvio Rodríguez en el año 78. Aviso que es muy sencilla y escueta, no se parece nada a los Beattles, ni a los Rollings, ni a ninguna música que inspira el M!C, pero aún así me parece que tiene algo de Lupin asomado taciturno a la ventana.
http://www.megaupload.com/es/?d=O228AE32 No más chorradas por hoy, salvo que U2 mola, y no solo porque Dionisios me empujara a decirlo. Realmente molan.
En fin. Dionisios ya no ríe, el dios ha regresado a la profundidad de su cueva donde se esconde agazapado de la rutina de lunes-a-sábado. De vez en cuando me habla, me dice que hay algo más que trabajar con esa camisa naranja. Se pone tan seductor cuando susurra, sobre todo cuando se abandona de esa manera en el diván de terciopelo rojo y agita el vino en la copa sin mirarme a los ojos.
Qué ganas tengo de que lleguen las vacaciones. Cuando estén aquí colgaré un cartel en la puerta que diga: “No molesten con asuntos ordinarios, viviendo la vida”. Quién sabe si dentro de mí hay un Bilbo Bolsón.
Hay una frase del intrépido hobbit (que nunca se consideró así mismo como tal) que me encanta.
-Es muy peligroso, Frodo, cruzar la puerta. Vas hacia el Camino y si no cuidas tus pasos no sabes hacia dónde te arrastrarán. ¿No entiendes que este camino atraviesa el Bosque Negro, y que si no prestas atención puede llevarte a la Montaña Solitaria?
Ojalá me ocurriera a mí. Ojalá el camino bajo mi puerta me llevara a sitios así. Metafóricamente hablando, claro, porque el Bosque Negro me dio mucha grima y la Montaña Solitaria guardaba un dragón colorado con mala leche. Pero ya me entendéis. Tolkien escribió el “Camino” con Mayúsculas por una buena razón.
En fin, me quedaré esperando a que nueve enanos se cuelen por mi puerta y se autoinviten a desayunar. Por que eran nueve, ¿no?
Me siento: Dionisiac@