Bueno, la siguiente parte de esto. Lo triste es que sólo tengo una más escrita... debería sentarme y escribir algo, ahora que AÚN no hay tarea.
Haruka no era una sailor en vano y su puesto le otorgaba varios privilegios e influencias. Influencias que, por supuesto, no dudaría en utilizar en esta ocasión.
Tres días después, un Seiya francamente confundido caminaba por el palacio. Ese había sido el día de la audiencia con Serena y estaba bastante extrañado, pues a última hora los guardias le habían dicho que su majestad tenía un compromiso inesperado que no podía ser postpuesto, que volverían a programar su visita y que por favor tuviera paciencia.
Entre enojado y decepcionado decidió salir del lugar de inmediato. No se rendiría tan fácilmente.
-¿Qué tal la reunión Kou?
-Tenou.
-¿Sabes cuál era ese importante compromiso?
Él se detuvo al oír eso, sabía que tal vez trataría de engañarlo, de picarlo, de hacer que perdiera las esperanzas. Pero no podía dejar de escucharla.
-¿Cuál? -La miró fijamente a los ojos.
-El rey le preparó una sorpresa para festejar algo relacionado con su aniversario.
Una ola de celos lo invadió, hizo que su mirada disparara fuego y el poco autocontrol que le quedaba se desvaneció.
Ella sólo sonreía cínicamente, al parecer había logrado su cometido.
-¿Qué pasa Kou, el ratón te comió la lengua?
-Déjame en paz Tenou -dijo de forma cortante y empezó a avanzar hacia la salida.
-Sólo trato de ayudarte, hago que veas la realidad a la que te enfrentas.
-No necesito tu ayuda.
-Aléjate Kou, no eres bienvenido en este palacio.
-No lo haré. No hasta verla.
Se habían detenido, aún faltaban algunos metros para la salida y un par de columnas ocultaban sus figuras de ojos indiscretos.
-Comprende que ella está bien. Es feliz, no te necesita. -Hizo una pausa-. No debes verla.
-¿O qué?
-O te enfrentarás a mí.
-Como si eso me hubiese detenido alguna vez.
-Y al rey. ¿Qué hay de él?
-Que sabe que si le ha hecho daño le partiré su noble cara y no la volverá a ver si está en mi poder.
-Eres un… -dijo Haruka y levantó una mano para darle una bofetada, nadie podía faltarle el respeto a su rey de esa manera. Sin embargo, él la atajó a tiempo.
-Soy un qué, Tenou.
-Un maldito irrespetuoso que debió haberse quedado en su planeta. Sólo vienes a molestar, no hay nada para ti aquí. Ella ama al rey sobre todas las cosas y es feliz junto a…
No la dejó continuar. Su cuerpo terminó actuando sin su consentimiento; sólo quería que callara, no quería oír más. Estaba haciendo más grande la herida, no podía dejarla seguir. La besó.
Fue un beso agresivo, dominante, lleno de violencia y ganas de herirla tanto como lo había herido a él. No fue de extrañar que pronto el sabor de su sangre llegara a sus labios.