Jan 26, 2011 17:17
Desde hace como medio año, gran parte de lo que leo son autores japoneses. De tal suerte que se han dado dos coincidencias:
-El primer libro que leo de dos autores que me eran desconocidos es el último libro que escribieron... luego, se suicidaron.
Chale, inicio por el final con ellos, qué cosas.
-Tienen muchísimas obsesiones en común y tratan temas medio tabús con tal naturalidad.
Por otro lado, no sé con qué tino he elegido últimamente los libros que leo, que quién sabe cómo me las ingenio, tratan sobre la belleza. Exploran muchísimo de ella y creo que he leído desde la versión optimista, la pesimista, la enferma y perturbadora, la que concierne a la muerte, a los humanos, a hombres y a mujeres, puff... muchas opiniones raras. Y me es raro porque la belleza no es (o al menos era) uno de los grandes temas de mi interés.
Es bellamente perturbador.
Por cierto, el estilo de los japoneses es muy sutil, creo. Me es difícil de explicar, pero es completamente distinto al occidental. No es tan arrebatadoramente pasional, y dice y al mismo tiempo no lo hace. Es como un gran haiku, que es sólo una insinuación y después el silencio. Importa más lo que no dicen que lo que dicen. Creo que es como en su teatro, que se ponen máscaras blancas que no te permiten ver los gestos de los actores, pero la actuación y la proyección que dan debe de ser de tal calidad y profundidad que puedes ver más allá.
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