May 24, 2009 23:45
Experimental, sí, porque le encantaba probar todo tipo de cosas con ese cuerpo del chino, tan bello y delicado; porque Yao era capaz de reaccionar de muchas maneras que al ruso le encantaba observar.
Qué sucedía si lo lamía o lo mordía en determinado lugar y con qué intensidad, si lo ataba completa o parcialmente, si lo acostaba sobre la cama para que Ivan pudiese acomodarse sobre él, hacerlo sentarse sobre su regazo o ponerlo boca abajo; qué debía hacer para que Yao gimiera de placer o gritara de dolor, para que su espalda se arquease, para que hunda sus uñas en el colchón o bien en la piel de Iván, lograr que el asiático se deshiciera por unos segundos de su orgullo y pronunciase el nombre del ruso en éxtasis una y otra vez, para dejarle marcas por todo el cuerpo.
Hasta le había hecho las cosas más extrañas, como hacerle cosquillas hasta que a Yao le doliese, intentar penetrarlo mientras dormía, lamido dentro de la oreja o robado unas esposas de Bielorrusia para usarlas en los tobillos del chino.
No, sus deseos carnales y fetiches con el delicioso cuerpo del asiático no tenían nada que ver con la lujuria.
hetalia