Reto número cinco

May 10, 2008 22:23


Cuando Kaoru y Hikaru iniciaron una verdadera relación, surgieron unos pequeños problemas. O eso creían algunos, para ellos fue una diversión luego de los embrollos pre-formalización.
Sí, talvez parecería normal, con todos esos actos que hacían en el club, pero eran sólo… actuaciones, por eso la gente las aceptaban sin preocupaciones y, a veces, aplaudían o les dejaban algo sordos con sus constantes chillidos.
Era cierto que desde que Hikaru y Kaoru (o sólo el primero) declararon la relación entre ellos como oficial y verdadera, el número de desmayos entre las clientas aumentó considerablemente (tanto que los “Hosts” habían empezado a discutir acerca de contratar un equipo de paramédicos), dejando a Tamaki llorándole a “mamá” por no ser el causante de éstos. Mas ahora tenían que enfrentarse a aquellos que sólo lo habían soportado como un juego.
-Qué asco, ¡son hermanos! -exclamó una chica, frunciendo el ceño, al fondo del salón.
Los gemelos la escucharon y Hikaru salió en la defensa de ambos, de una forma muy típica suya: impulsiva y algo estúpida.
-Me pareció que la dulce señorita hablaba de nosotros, ¿no es así, Kaoru?- dijo el chico, acercándose con él a la mesa de la chica.
Kaoru suspiró. Bien, ahí empezaba otra vez. De todas formas, ¿podía detenerlo? Había ocasiones en las que podía controlar a Hikaru, aún si éste insistiera (sin éxito) en seguir el estereotipo seme-uke, pero esa vez no era una de ellas. Se puso al lado de su hermano con la típica sonrisa segura de ambos.
La alumna les miró con desprecio, torciendo la boca.
-Repugnante -murmuró, cuando vio el brazo de Hikaru rodeando la cintura de su hermano. Ambos se miraron.
-Mh, parece que tiene un problema -exclamaron al unísono-, ¿cuál es?
La muchacha apartó el rostro y puso una expresión de desagrado tan exagerada que por un momento, sólo por uno, Kaoru deseó que aquellos monos de procedencia desconocida le tiraran una cáscara de banana.
Suerte que se habían preparado de antemano para ese tipo de cosas, si no, sabía que Hikaru ya estaría llamando a Renge para decirle que aquella chica era la fan número uno de “Ukidoki Memorial” en la escuela.
-El incesto es repugnante. Personas de la misma sangre juntas -comenzó a decirles la chica- y, además, ambos  hombres… Asqueroso. ¿Cómo es posible que se hayan “enamorado”?
Haruhi, quien observaba a los gemelos, notó la sonrisa burlona que se formaba en los rostros de ambos y casi sintió pena por la chica. Los gemelos la harían pasar un gran ridículo.
-‘Incesto’ es una palabra dura, princesa- dijo Kaoru, acercándose más a su hermano-. Gente intolerante, son juguetes divertidos.
-Y nos pregunta cómo podemos sentir esto por el otro. ¿No podemos sólo por el hecho de ser hermanos?- continuó Hikaru.
-¿No es eso algo superficial?- preguntaron ambos.
La chica alzó una ceja, disgustada. ¿Qué tipo de razonamiento era aquél? ¡Completamente estúpido! Indignada, preguntó:
-¿Superficial? ¿Cómo es eso superficial?
Kaoru comenzó a aclarar:
-Princesa, si nos dices que está mal porque somos hermanos…
-… es que no estás viendo más allá. Sólo te quedas con lo que somos.
La chica alzó aún más la ceja.
-De todas formas, si lo quieres ver desde lo superficial...
Hicieron una pausa, toda la clase los observaba.
Pasó un rato, en el que los gemelos se miraron, divertidos. Luego, continuaron juntos:
-…esto es puro y absoluto narcisismo.
La chica abrió tanto los ojos, que parecieron apunto de salirse de las cuencas.
-Porque si es sólo por la imagen -dijo Hikaru -, Kaoru es idéntico a mí y, tengo que admitirlo, soy completamente irresistible.
-Exacto, soy increíblemente guapo y ni mi hermano, como insistes en llamarle, ni yo mismo nos resistimos a mí.
Ambos se abrazaron, mientras la muchacha los miraba, boquiabierta, desde su mesa. Talvez no la habían convencido, pero al menos no comentaría más.

Luego del incidente, por los pasillos de Ouran se vieron enormes carteles con fotos de los gemelos, que decían en grandes y llamativas letras:
“El Hitachiincest es un modelo de ALTA AUTOESTIMA ETERNA.”
-Soy... -comenzó a decir Hikaru, viendo uno de los carteles-... no. Somos geniales.
Aquella era un alma de diablillo partida en dos cuerpos… un alma extremadamente egocéntrica.
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