Oct 09, 2008 01:02
AVISO: Si no estudias psicología en la UAM igual te da bastante lo mismo esta entrada, o sea que te la puedes saltar. Igualmente, si estudias psicología ahí pero no te importan demasiado las discusiones epistemológicas, también te lo puedes saltar.
La costumbre guía nuestra vida. Los hábitos nos generan, más que al revés. Pero no es de eso de lo que voy a hablar, al menos no de momento. Voy a hablar de costumbres agradables y costumbres molestas. Algunas de estas costumbres, tal vez obedeciendo a la teoría memética de Dawkins e indudablemente sometidas a las leyes del refuerzo, se extienden o se mantienen. Voy a hablar de una en concreto, desplegada habitualmente por algunos profesores de mi facultad cercanos al ámbito de uno en concreto de ellos -que no mencionaré porque estaría feo, y se me ha reforzado consistentemente por no hacer ese tipo de cosas- . La costumbre, en términos descriptivos y/o funcionales, es la siguiente:
-Cada vez que se menciona al conductismo, se mencionan regímenes opresores de manera contingente. La relación es casi 1, es decir, debe ser casi una contingencia perfecta.
-De la misma manera, cada vez que se mencionan principios o leyes que forman los cimientos del conductismo, se dicen frases resonantes pero vacías de contenido. Como ejemplo, las siguientes: "obviamente esto no funciona: no somos ratas"; "mirad qué simplificación tan absurda".
-Cuando se haga mención a cualquier tipo de herramienta o principio cercanos al positivismo lógico y al falsacionismo, como las técnicas cuantitativas de recogida y procesamiento de información, la estadística o el realismo "aparente" con el que trabaja la ciencia, se repetirá la primera contingencia, la relativa a los regímenes opresores (habitualmente fascistas). Expresiones como "el Antiguo Régimen", "esto es un poco nazi", "pérdida de libertad", "determinista y simplista" (en el sentido mal usado del primer término, como veremos después); "ingenuidad", "lavado de cerebro", etc, son especialmente populares. De la misma manera, cada vez que se mencionen técnicas impropias de la ciencia o sólo parcialmente fiables, o de alguna manera opuestas a lo dicho anteriormente, se procurará una contingencia total con expresiones relativas a la rebeldía positiva y juvenil, la actitud contestatario-constructiva y la actitud artística y creadora, todo esto acompañado naturalmente de una prosodia tal que enfatiza los aspectos positivos.
Vayamos por partes:
Sé que soy muy pesado con estas cosas, pero creo que conviene dedicarle un poco de atención a ciertas cosas. Vamos a definir términos, ¿sí? Empecemos por lo que esta gente (y yo) entendemos por "Antiguo Régimen" y esa serie de cosas que dicen después.
Se refieren obviamente a un estado de pérdida de libertad en el que tu libertad personal, tu derecho de elegir, se ve superado o pisado por un gobierno que, con la excusa del bien común, lo restringe de tal manera que decide por tí y castiga ciertas opciones que no considera correctas o aceptables. Esto es importante: otra persona te quita tu libertad y te obliga a hacer lo que quiere que hagas. Además, se tiende a tratar a las personas como partes de un todo pretendidamente superior, en lugar de como totalidades en si mismas, como pequeños engranajes (si me permitís el chiste privado) que deben girar en su sitio para que la máquina del Estado funcione perfectamente. Todos estamos de acuerdo en que estos regímenes son moralmente malos y no deberían darse en ninguna situación.
Este tipo de gobierno político es también, por definición, oscurantista: un pueblo desinformado es un pueblo dócil, y argumentos como el "derecho divino" y diversas tonterías derivadas del dualismo fueron esgrimidas consistentemente en este tipo de régimen. Todos estamos también de acuerdo en que esto es malo.
Por último, estos gobiernos descansan casi siempre en la amenaza del poder militar. Hay que obedecerlos, porque todos los sistemas de seguridad del estado están a su disposición, y en este caso la frase de "el Estado tiene el monopolio de la violencia" se tiñe de un tono aún más siniestro de lo habitual. De nuevo, todos estamos de acuerdo con que esto es incontrovertiblemente malo.
Bien. Ahora veamos qué principios del conductismo y por extensión de la ciencia critican estos señores:
> Según el conductismo, la conducta humana está determinada por los consecuentes (por paradójico que parezca), por lo que, enfrentado a una disyuntiva cualquiera, una persona sólo podría reaccionar de una determinada manera, determinada por su experiencia previa. En esto no hay ningún fallo en el sentido lógico del término (aunque es una aseveración poco científica en el sentido de que no es falsable). Ahora vamos a ver qué esgrimen en contra de este argumento:
-Pero yo elijo, tengo una serie de argumentos y decido qué hacer según me apetezca. Tengo elección.
Corrección: Tienes la sensación de que eliges. Uno puede sentirse libre y no serlo realmente, de la misma manera que uno puede sentirse guapo hoy y feo mañana sin que su cara haya cambiado lo más mínimo. Este argumento es demasiado cándido como para ser tenido en cuenta siquiera.
-Pero eso significaría entonces que el futuro estaría escrito, y eso es una tontería.
Correcto, es una tontería. Pero es más tontería aún confundir el determinismo con el fatalismo! Siendo breves, el determinismo implica que dadas tales condiciones iniciales, el resultado será con una probabilidad 1 (o sea, siempre) tales condiciones finales. El fatalismo es la creencia de que, se haga lo que se haga, el resultado será el mismo (porque está escrito, porque es lo que tiene que ocurrir o lo que sea). Gráficamente:
Determinismo:
Si A, entonces A'
Si B, entonces B'
Fatalismo:
Si A, entonces A'
Si B, entonces A'
Si C, entonces A'
Está claro, no?
Lo que el conductismo postula es que, si se dan ciertas condiciones previas (es decir, una historia de aprendizaje concreta, por ejemplo), se darán SIEMPRE ciertos resultados. Esto también hace que surja el asunto de la predictibilidad de la conducta. De hecho, más que surgir, esto es algo que nos escupen a la cara: "Entonces, ¿podrías predecir mi conducta?". Pues obviamente, si conociera las condiciones previas sí. No tiene mayor misterio, otra cosa es que sea factible realmente: controlar y conocer todas las contingencias previas es, si no imposible, desde luego sí altísimamente improbable con los medios de los que contamos ahora. Pero eso no invalida el argumento, porque lo que se está enunciando es un principio, no una tecnología para llevarlo a la práctica. Es algo básico, me parece a mí.
Incidentalmente, hay cierto profesor que ha escrito, sin avergonzarse después ni caer muerto al suelo por la tontería inmensa que supone, algo así (la cita no es textual pero casi):
"[Uno de los fallos del conductismo es que] ningún conductista aceptaría que sus ideas conductistas son también producto de las contingencias pasadas y el condicionamiento.".
Pues bien, señor Blanco, se equivoca de medio a medio. Aquí tiene a uno: mis ideas conductistas son producto de una historia de aprendizaje que ha convertido en extremadamente reforzante para mí su solidez teórica y la de sus datos. Se me ha reforzado consistentemente en mi entorno familiar y de amigos por mostrar una conducta tal que se enfaticen los aspectos científicos de mis ideas. Efectivamente, querido profesor, mis ideas conductistas al igual que mis ideas políticas, religiosas (o ausencia de tales), sociales, mi forma de tratar a los demás, la forma en que me gusta que me traten, el tipo de bromas que me hacen reír, el volumen al que hablo, cómo camino, a dónde dirijo la mirada cuando hablo, el hecho de que esté escribiendo ahora aquí con un estilo determinado y una amplia variedad más de factores son producto de mi historia de aprendizaje, concretados mediante el condicionamiento instrumental y clásico.
En fin.
Retomando lo de los regímenes totalitarios, este grupúsculo de profesores (y sus monaguillos) suelen enlazar el conductismo con el totalitarismo, cayendo en el mismo error que si alguien acusara a los científicos que demostraron que los hombres morimos antes que las mujeres de querer matar a todos los hombres. El conductismo postula que el libre albedrío y la libertad, como tales, no existen. Lo que estos señores hacen ver es que el conductismo postula que no deberían existir. Craso error, pero muy provechoso para esos mítines a los que llaman "clases" y esos panfletos a los que llaman "manuales".
Ellos prefieren insistir en otro tipo de teorías que "no nos quiten la dignidad como personas", que no nos "simplifiquen tanto". Es decir, en aquellas teorías que mantienen un dualismo aunque sea refinado. Recordemos que eso implica que lo que los separa de una religión es una mera cuestión de grado, no de modo.
Quién es, entonces, la guardia del Viejo Régimen? El científico que no se detiene ante consideraciones morales (o moralinas) ni políticas y hace su trabajo, o el que lo cuestiona porque pone en duda los valores tradicionales? Qué lástima que los que se venden como rebeldes representen un paso atrás tan grande. No somos nosotros la guardia del Viejo Régimen, no. Son ellos. Son la Guardia y el propio Régimen, que ha mutado para tratar de pasar desapercibido y venderse como algo contracultural cuando en realidad representa una palmadita en la espalda de todo lo establecido y tradicional.
Me canso. Buenas noches.