[LTM] Library Bump
Título: Library Bump
Autora: arkady_
Universo: Lie to me
Personajes, parejas: Cal/Gil
Spoilers: temporada 2
Rating: NC-17
Palabras: 2900
Resumen: después de una fiesta (alcohol, discusiones y química).
Notas: con mucho amor para Su Fosterbulosidad.
LIBRARY BUMP
Llegaban contentos de la fiesta. Cal entró arrollando en el Grupo Lightman. Las luces estaban apagadas, pero no se paró a encender, conocía el camino. Gillian le seguía a una distancia prudencial -no se apuraba demasiado para no tambalearse.
Ya en el despacho, se puso a buscar por cajones y estanterías. La luz se encendió y le hizo parpadear. Levantó la cabeza y se incorporó un poco desde detrás de la mesa.
- Me gustaría que dejaras de hacer eso.
Foster estaba apoyada en la puerta, con un vestido rosa ajustado y un escote que acababa justo a la mitad del inicio de los pechos.
- ¿De hacerte de niñera? A mí también, pero se ve que no puedes quedarte solo.
Cal la miró fijamente.
- ¿Qué te pasa?
Había bebido algo en la fiesta, no se habría atrevido a contestarle así sino.
- ¿Que qué me pasa? Pues no lo sé… Quizás que me empiezo a cansar de tus bromitas y juegos con todo par de piernas que se te acercan -advirtió cómo él le echaba una mirada a sus gemelos bien torneados, apreciativo tras el comentario-, o de hacer el trabajo sucio cada vez que te apetece arriesgar la empresa, o de soportar a tus ‘amiguitas’ correteando por aquí cada dos por tres.
Había soltado un discurso repentino que le dejó seco. Se levantó y pasó a la biblioteca, contestándole de espaldas sin dejar de buscar el paquete.
- A veces me recuerdas a mi exmujer, luv.
Su tono había sido casi inaudible pero Gillian tenía un oído prodigioso.
- ¿Qué has dicho?
Se dio cuenta de que se había metido en un gran problema. Se dio la vuelta, poniendo cara inocente.
- Nada, nada… ¿Me ayudas a buscar?
- Cal…
- Vamos, luv. -Se acercó a cogerla de la muñeca para llevarla al otro lado de la habitación, pero ella se inclinó ligeramente hacia atrás, sin soltarse del todo del agarre.- Vamos… -Le acarició el dorso de la mano con el pulgar y la llevó suavemente hasta el escritorio.- Lo debí dejar por aquí.
- ¿Cómo se te pudo olvidar llevarlo antes a casa?
- No lo sé, luv… Ya sabes cómo soy, las agendas no son lo mío.
- Sí, ya sé cómo eres. -Su tono acabó en una mezcla entre risa y bufido.
- Oi, ¿qué fue eso?
El licor se le estaba subiendo a la cabeza, dejó lo que estaba haciendo y se volvió a levantar. La falda se deslizó por sus muslos de vuelta a su sitio, Cal observó la maniobra y suspiró por la pérdida de visión, pero se obligó a alzar la vista al oír su tono severo.
- Estoy harta, Cal. ¿Qué hacemos aquí a estas horas de la noche? ¿Y quién era esa que te dio su número?
- Era una… cliente. -Contestó descolocado.
- Bueno, pues espero que tu cliente no nos traiga problemas.
¿A qué venía toda esta amargura?
- La última nos salvó el culo.
Si las miradas matasen, Cal se habría hecho pedacitos en ese preciso momento.
- Y a ti te hizo más que eso también, sí.
Iba a contestar, preocupado, cuando vio algo en sus facciones y sonrió con la boca abierta, extasiado. Celos.
- ¿Eso te molesta? -Se acercó a ella sin dejar de sonreír. Estaban a unos centímetros y por un momento se endurecieron las miradas.
- Para, Cal. -Rozó con una mano su pecho y se dio la vuelta, alejándose de él. Miraba fijamente unos libros, decidiendo si enfadarse más o dejarlo pasar.
Se acercó a ella por detrás, casi apoyó la barbilla en su hombro y miró en la misma dirección.
- Hueles bien.
Gil se sobresaltó, girando ligeramente la cara hacia él y encontrándole demasiado cerca. Se quedaron quietos un par de segundos, hasta que Cal amagó un acercamiento y ella un retroceso; pararon, comprobando expresiones, intentando pensar dentro de su alcoholismo cuál debía ser el próximo movimiento. Cal se acercó y ella se quedó.
Los labios sobre su mejilla se sintieron húmedos, suaves, cálidos. Gil cerró los ojos con apenas un suspiro. Él la admiró de la que se separaba lentamente.
- Lo siento.
Se volvió a acercar, esta vez a su comisura. Sintió el aire expirado golpeándole en la piel al hacerlo. Un pequeño ronroneo se agolpó en su garganta, y no tuvo tiempo a dejar sus labios para atacarlos otra vez, sin pensar, con una pasión que le llenaba el pecho y le venía de todos los nervios del cuerpo, que le subía por las piernas hasta la cintura y le recorría los brazos hasta que tuvo que cogerle la cara entre las manos, con tantas ganas que en algún momento temió hacerle daño. Chocaron contra la pared, comiéndose. Las manos de Gil habían empezado a recorrerle el torso, la chaqueta había caído al suelo y empezó a desabrocharle los botones de la camisa antes de parar a respirar.
- ¿Ya estamos mejor, luv?
Se rieron, él divertido, ella un poquito más sobria. Acarició la línea que bajaba desde su mandíbula hasta el borde del hombro, descubriendo el tirante escondido bajo el vestido, sonriendo al verlo.
- Bonito sujetador.
La sonrisa de ella le deslumbró.
- ¿Cómo puedes saberlo?
- He visto unos cuantos. -Dijo con expresión traviesa.
Una corriente ardiente le subió desde el ombligo, le cogió por los cuellos de la camisa y le estampó contra el borde de la escalera.
- Cabrón -susurró a sus labios, antes de morderlos.
Le quitó la camisa, bajándola por los hombros, mientras él la cogía por el trasero, apretándola contra sí. Cuando le sintió contra su muslo, se separó para mirarle, agradecidamente sorprendida. La camisa cayó sola y le tuvo desnudo de cintura para arriba ante sí.
Le miró el pecho, firme, delicioso. Lo acarició y el tacto suave de Cal bajo sus yemas le hizo pensar en cómo serían otras partes de su cuerpo; se mordió un labio y le arañó, bajando la mano hasta su ombligo.
- Wow, tenemos a una fiera aquí.
Volvió a coger las riendas, bajándole las mangas del vestido violentamente, quería por un momento tener a Gillian Foster de esa manera. Su piel desnuda le volvió más hambriento, la mordió, succionó su cuello con pasión, atacando una y otra vez, aflojando su agarre, haciéndola arquearse contra su cuerpo y soltar ligeros suspiros y sonidos que le nublaban más la mente. La empotró contra la estantería con un golpe que les separó unos segundos, Gillian le rodeó con una de sus piernas, atrayéndole hacia sí, para sentirle más cerca, pero los vaqueros se seguían interponiendo.
- Joder…
El susurro frustrado de Gillian le puso todavía más duro, le hizo moverse en sus pantalones. La alzó por la cintura y la llevó -con las piernas rodeándole- hasta el escritorio, donde la sentó sin separarse un centímetro de ella. Le rozaba, se abría para él, le pedía más con las piernas y con la boca, que no había dejado de comerle ni un segundo, con las manos que le recorrían el cuello, los hombros, bajaban por la espalda y subían por su pecho hasta llegar a sus mejillas.
- Ahora -dijo Gillian cogiéndole la cara entre las manos y mirándole fijamente, seria.
Las indirectas eran lo suyo. Se subió con ella a la mesa, dejando caer las cosas a los lados, y la ayudó a recostarse, siendo suave por unos momentos. Se tumbó sobre ella para besarla con calma, pero este no podía ser ese momento, ella le mordió otra vez de forma animal y le hizo soltar un pequeño grito, la hizo reír. Decidió tomarse su venganza, susurrándole un “prepárate” al oído para bajar con la barbilla por su cuerpo, sin dejar de mirarla, hasta la zona prohibida; se detuvo allí, disfrutando de su aroma, rozándola con la nariz por encima del vestido para mover luego ágilmente sus manos por debajo del vestido y subirlo. El trasero de Gillian se alzó para ayudarle a liberarla de la prenda, que se fue deslizando por su estómago hasta llegar al sujetador, donde se quedó mientras Cal disfrutaba de su cintura unos breves momentos antes de abrirse de un gesto los botones del vaquero. Gil se sacó la ropa por los brazos, descubriendo su pecho recogido en un sujetador negro que le dejaba adivinar el principio de los pechos más hermosos que había visto en mucho tiempo.
- Estoy tan cachondo…
Se le podía ver, y ella se acercó para tocarle a través del calzoncillo. Su mano estaba apretada entre la tela vaquera y su miembro, erecto, que la apuntaba sospechosamente. Llevó una de sus manos gastadas al borde del sujetador para descubrirle un pezón y acariciarlo de la que ella continuaba acariciándole lentamente, arriba y abajo. Se sentía tan bien…
- Si no paras ahora mismo esto va a acabar muy pronto. -La hizo reír.
Sacó la mano y la posó en su cintura, empezando a bajarle los pantalones con deleite. Cal se agachó para lamerla, dando pequeños golpes con la lengua a sus pezones, le desabrochó el sujetador para poder acariciarla sin estorbos.
- Sácate los pantalones. -Habían quedado en sus tobillos, y ya no era función de Gillian Foster quitarlos de ahí.- Échate. -Le dijo intercambiando posiciones y empujándole hacia la mesa.
Quedó allí tendido, con los calzoncillos como única prenda y apoyado en los codos para no perderse nada. Gil se desnudó del todo y sonrió traviesa de la que se subía de nuevo al escritorio. Se sentó sobre él, rozándose lentamente contra lo que se adivinaba a través de la tela. Cal se recostó, sintiéndola con los ojos cerrados y volviendo a abrirlos para moverse a su ritmo, disfrutando de la imagen de Gillian Foster desnuda y excitada sobre él.
Maldijo.
- Tenemos que hacer algo sobre esto.
- Sobre ello estoy -sonrió como una diablesa.
Le quitaron los calzoncillos para dejarle libre por fin, y Gillian no tardó dos segundos en montarle, acogiéndole con un prolongado suspiro de satisfacción. Pronto se encontraron pecho contra pecho, semi-incorporados, con Cal apoyado en una mano y sujetándola por la espalda con la otra, moviéndose en ella, que le cabalgaba excitada, soltando pequeños gemidos al tocar fondo, que le cogía del pelo y buscaba su piel para rozarse contra él de la que subía y bajaba.
- Cal -sonó como un suspiro-, Cal, ponte encima.
Sus deseos fueron órdenes. Con una maniobra hábil se encontró montándola, en la posición exacta en la que se la había imaginado tantas veces: Gil se arqueaba, extendiendo su cuello con una mueca de placer extremo sobre el borde de la mesa. Se acercó a besárselo, a morderla, le lamió el camino entre los pechos y chupó el pezón derecho, aprovechando para llevar una mano a la unión entre los dos sin dejar de moverse lentamente dentro de ella; le rozó el clítoris con un dedo, se lo acarició observando su reacción mientras continuaba moviéndose dentro de ella.
Gillian se incorporó para cogerle por un bíceps y atraerle hacia ella, haciendo que cayera con todo su pecho contra su piel desnuda.
- No pares. -Le susurró, rabiosa, al oído.
Él se movió algo más rápido dentro de ella, aumentando el ritmo sin separarse, deslizándose por su vagina lubricada hasta llegarle casi al centro, aumentando la fuerza con cada embestida, perdiendo la noción -casi- hasta que estuvo a punto de irse.
- Luv?
- Sí -sonó ahogada, arañándole la espalda con fuerza con la respuesta.
Se desató, moviéndose frenético en ella, como nunca había estado antes, tan duro y húmedo y necesitado que parecía una locura. Ella jadeaba, se movía bajo él y le agarraba del pelo y maldecía. Se dejó la garganta en el orgasmo, volviéndole loco y haciendo que fuera todavía más rápido hasta que estalló dentro de ella, jadeando también y posando luego la cabeza sobre su pecho, sin salir de ella. Se quedaron quietos un momento descansando.
Después de un momento, Gil le empezó a acariciar el pelo distraída.
- No lo esperaba así.
Él alzó la vista.
- ¿El qué, luv? -Buscó sus labios sin esperar respuesta y los besó dulcemente.
Gil se rio. La rabia se había ido, solo quedaban ellos.
- Hay una cosa sin embargo que me habría gustado hacer.
Gil alzó una ceja, acostumbrada a temer ese tono de voz.
Volvió a bajar por su cuerpo y la lamió, degustando su sabor, con las pupilas oscurecidas. Ella suspiró, hacía tanto que… No, no se iba a mentir: nunca se había sentido así. Pensó que para Cal quizás no era la primera vez (el alcohol empezaba a tener el otro efecto que solía temer) y la idea le traicionó el rostro. Al notar algo raro se paró a contemplarla -no ya como a la mujer más hermosa que había tenido entre sus manos, sino con preocupación. Creyó darse cuenta de lo que pasaba (nunca estaba seguro con Gillian), y posó una mano en su mejilla.
- Ei, ei, ¿sabes lo que estoy viendo ahora mismo? -Ella le miró.- A la mujer más increíble, más hermosa con la que podría estar. Ni en sueños me habría imaginado que pudiera ser real: tú, yo, esta noche… -La besó, despacio, transmitiéndole todo lo que le costaba decir.- No pienses ese tipo de cosas, ok, luv?
Sonrió, sacudiéndose tonterías de la cabeza. Se querían, no hacía falta decirlo. Cal no era Alec, no la menospreciaba. Cal era diferente a todos los demás.
- ¿Me puedo quedar contigo esta noche?
Por un momento Gillian Foster volvió a parecer frágil, y no había nada que él odiara más. La miró, con los ojos llenos de ternura, incapaz de decir todo lo que sentía, pero ella lo entendió y se sonrojó. Era absurdo, debería ser al revés: primero la vergüenza y después el sexo.
La ayudó a vestirse, dejándole pequeños besos aquí y allí y la cogió de la mano para salir de la habitación. El regalo de Emily había quedado al descubierto con la nueva disposición del escritorio (todo esparcido alrededor y en el suelo), así que lo cogió con la otra mano.
Caminaron por los pasillos como dos adolescentes, sin soltarse, pegados uno al otro, riendo y mirándose a cada paso. Cuando iban a salir del Lightman Group a Cal le entraron ganas de ir al servicio, la dejó a la puerta con un beso y unas palabras dulces y entró rápido para poder volver cuanto antes a su lado.
Estaba acabando la faena cuando sintió unas manos cálidas posársele en la cintura, por encima de la camisa; le rodearon hasta llegar a la parte baja del ombligo y empezaron a bajar. Se sobresaltó ligeramente, pero entonces ella se pegó a su cuerpo y le relajó. Las manos de Gil sobre él eran milagrosas.
- Oh, Dios, Gil…
Sintió la sonrisa a sus espaldas. Le gustaba hacerla sonreír. Se dio la vuelta para verla otra vez, le abrió un par de botones de la camisa y se quedó mirando un momento. La besó sin pensar, nunca se cansaría de desearla.
Las ansias volvían a ellos: el aroma de Gil, los músculos de Cal, el pelo suelto de ella haciéndole cosquillas en el cuello, los labios abrasivos de él, su piel suave, su sudor, el sonido ahogado que hacía al chocar contra la puerta del baño, sus manos fuertes dirigiéndola a algún lado, la forma en la que se arqueaba contra la pared, la forma en la que susurraba su nombre (nunca había sonado tan sexy).
No se preocuparon de esconderse. Allí mismo, contra la entrada, Gil se movía sobre su pierna, y allí mismo le cogió por segunda vez del pelo -tirando fuerte- y le pidió un movimiento ágil en el que se volvieron a unir, mientras él la sujetaba contra la puerta sin dejar que se cayera. Gillian sollozaba subiendo y bajando con él, no le daba tiempo a echarle de menos cuando volvía a penetrarla con fuerza, llegando a donde nadie la tocaba. Se abrazaba a él, deseando que ese momento nunca pasara, y cuando él no podía más -estaba duro como nunca le había imaginado- un llanto ahogado de Gil sonó, culminante, en su oído. Oírla era mejor que el porno, le ponía tan duro que creía que iba a estallar dentro de ella.
Se quedaron abrazados en esa posición un momento antes de que la volviera a dejar en el suelo. No se querían separar.
**
Podía sentir el aliento cálido de ella contra su espalda mientras abría la puerta de casa. Esperaba que Emily estuviera dormida pero nada más entrar la vio sentada en el salón, dejó el libro que tenía en la mano y se levantó al ver a Gillian.
- ¡Hola, papá! No sabía que traías compañía… -Antes de acabar la frase ya sabía lo que había.- Vale… Me voy a la cama, solo estaba esperando a que llegaras.
- Ey, Em, ¡espera! Tengo un regalo de cumpleaños para ti.
- Oh, no importa, ¡mañana lo abriré! -Subió corriendo las escaleras.- Buenas noches, Gil. -Añadió antes de desaparecer en su cuarto.
Ella se rio otra vez como solía hacer. Se fueron entre besos hasta su habitación y tuvieron la noche más increíble que pudieran recordar.
Autora: arkady_
Universo: Lie to me
Personajes, parejas: Cal/Gil
Spoilers: temporada 2
Rating: NC-17
Palabras: 2900
Resumen: después de una fiesta (alcohol, discusiones y química).
Notas: con mucho amor para Su Fosterbulosidad.
LIBRARY BUMP
Llegaban contentos de la fiesta. Cal entró arrollando en el Grupo Lightman. Las luces estaban apagadas, pero no se paró a encender, conocía el camino. Gillian le seguía a una distancia prudencial -no se apuraba demasiado para no tambalearse.
Ya en el despacho, se puso a buscar por cajones y estanterías. La luz se encendió y le hizo parpadear. Levantó la cabeza y se incorporó un poco desde detrás de la mesa.
- Me gustaría que dejaras de hacer eso.
Foster estaba apoyada en la puerta, con un vestido rosa ajustado y un escote que acababa justo a la mitad del inicio de los pechos.
- ¿De hacerte de niñera? A mí también, pero se ve que no puedes quedarte solo.
Cal la miró fijamente.
- ¿Qué te pasa?
Había bebido algo en la fiesta, no se habría atrevido a contestarle así sino.
- ¿Que qué me pasa? Pues no lo sé… Quizás que me empiezo a cansar de tus bromitas y juegos con todo par de piernas que se te acercan -advirtió cómo él le echaba una mirada a sus gemelos bien torneados, apreciativo tras el comentario-, o de hacer el trabajo sucio cada vez que te apetece arriesgar la empresa, o de soportar a tus ‘amiguitas’ correteando por aquí cada dos por tres.
Había soltado un discurso repentino que le dejó seco. Se levantó y pasó a la biblioteca, contestándole de espaldas sin dejar de buscar el paquete.
- A veces me recuerdas a mi exmujer, luv.
Su tono había sido casi inaudible pero Gillian tenía un oído prodigioso.
- ¿Qué has dicho?
Se dio cuenta de que se había metido en un gran problema. Se dio la vuelta, poniendo cara inocente.
- Nada, nada… ¿Me ayudas a buscar?
- Cal…
- Vamos, luv. -Se acercó a cogerla de la muñeca para llevarla al otro lado de la habitación, pero ella se inclinó ligeramente hacia atrás, sin soltarse del todo del agarre.- Vamos… -Le acarició el dorso de la mano con el pulgar y la llevó suavemente hasta el escritorio.- Lo debí dejar por aquí.
- ¿Cómo se te pudo olvidar llevarlo antes a casa?
- No lo sé, luv… Ya sabes cómo soy, las agendas no son lo mío.
- Sí, ya sé cómo eres. -Su tono acabó en una mezcla entre risa y bufido.
- Oi, ¿qué fue eso?
El licor se le estaba subiendo a la cabeza, dejó lo que estaba haciendo y se volvió a levantar. La falda se deslizó por sus muslos de vuelta a su sitio, Cal observó la maniobra y suspiró por la pérdida de visión, pero se obligó a alzar la vista al oír su tono severo.
- Estoy harta, Cal. ¿Qué hacemos aquí a estas horas de la noche? ¿Y quién era esa que te dio su número?
- Era una… cliente. -Contestó descolocado.
- Bueno, pues espero que tu cliente no nos traiga problemas.
¿A qué venía toda esta amargura?
- La última nos salvó el culo.
Si las miradas matasen, Cal se habría hecho pedacitos en ese preciso momento.
- Y a ti te hizo más que eso también, sí.
Iba a contestar, preocupado, cuando vio algo en sus facciones y sonrió con la boca abierta, extasiado. Celos.
- ¿Eso te molesta? -Se acercó a ella sin dejar de sonreír. Estaban a unos centímetros y por un momento se endurecieron las miradas.
- Para, Cal. -Rozó con una mano su pecho y se dio la vuelta, alejándose de él. Miraba fijamente unos libros, decidiendo si enfadarse más o dejarlo pasar.
Se acercó a ella por detrás, casi apoyó la barbilla en su hombro y miró en la misma dirección.
- Hueles bien.
Gil se sobresaltó, girando ligeramente la cara hacia él y encontrándole demasiado cerca. Se quedaron quietos un par de segundos, hasta que Cal amagó un acercamiento y ella un retroceso; pararon, comprobando expresiones, intentando pensar dentro de su alcoholismo cuál debía ser el próximo movimiento. Cal se acercó y ella se quedó.
Los labios sobre su mejilla se sintieron húmedos, suaves, cálidos. Gil cerró los ojos con apenas un suspiro. Él la admiró de la que se separaba lentamente.
- Lo siento.
Se volvió a acercar, esta vez a su comisura. Sintió el aire expirado golpeándole en la piel al hacerlo. Un pequeño ronroneo se agolpó en su garganta, y no tuvo tiempo a dejar sus labios para atacarlos otra vez, sin pensar, con una pasión que le llenaba el pecho y le venía de todos los nervios del cuerpo, que le subía por las piernas hasta la cintura y le recorría los brazos hasta que tuvo que cogerle la cara entre las manos, con tantas ganas que en algún momento temió hacerle daño. Chocaron contra la pared, comiéndose. Las manos de Gil habían empezado a recorrerle el torso, la chaqueta había caído al suelo y empezó a desabrocharle los botones de la camisa antes de parar a respirar.
- ¿Ya estamos mejor, luv?
Se rieron, él divertido, ella un poquito más sobria. Acarició la línea que bajaba desde su mandíbula hasta el borde del hombro, descubriendo el tirante escondido bajo el vestido, sonriendo al verlo.
- Bonito sujetador.
La sonrisa de ella le deslumbró.
- ¿Cómo puedes saberlo?
- He visto unos cuantos. -Dijo con expresión traviesa.
Una corriente ardiente le subió desde el ombligo, le cogió por los cuellos de la camisa y le estampó contra el borde de la escalera.
- Cabrón -susurró a sus labios, antes de morderlos.
Le quitó la camisa, bajándola por los hombros, mientras él la cogía por el trasero, apretándola contra sí. Cuando le sintió contra su muslo, se separó para mirarle, agradecidamente sorprendida. La camisa cayó sola y le tuvo desnudo de cintura para arriba ante sí.
Le miró el pecho, firme, delicioso. Lo acarició y el tacto suave de Cal bajo sus yemas le hizo pensar en cómo serían otras partes de su cuerpo; se mordió un labio y le arañó, bajando la mano hasta su ombligo.
- Wow, tenemos a una fiera aquí.
Volvió a coger las riendas, bajándole las mangas del vestido violentamente, quería por un momento tener a Gillian Foster de esa manera. Su piel desnuda le volvió más hambriento, la mordió, succionó su cuello con pasión, atacando una y otra vez, aflojando su agarre, haciéndola arquearse contra su cuerpo y soltar ligeros suspiros y sonidos que le nublaban más la mente. La empotró contra la estantería con un golpe que les separó unos segundos, Gillian le rodeó con una de sus piernas, atrayéndole hacia sí, para sentirle más cerca, pero los vaqueros se seguían interponiendo.
- Joder…
El susurro frustrado de Gillian le puso todavía más duro, le hizo moverse en sus pantalones. La alzó por la cintura y la llevó -con las piernas rodeándole- hasta el escritorio, donde la sentó sin separarse un centímetro de ella. Le rozaba, se abría para él, le pedía más con las piernas y con la boca, que no había dejado de comerle ni un segundo, con las manos que le recorrían el cuello, los hombros, bajaban por la espalda y subían por su pecho hasta llegar a sus mejillas.
- Ahora -dijo Gillian cogiéndole la cara entre las manos y mirándole fijamente, seria.
Las indirectas eran lo suyo. Se subió con ella a la mesa, dejando caer las cosas a los lados, y la ayudó a recostarse, siendo suave por unos momentos. Se tumbó sobre ella para besarla con calma, pero este no podía ser ese momento, ella le mordió otra vez de forma animal y le hizo soltar un pequeño grito, la hizo reír. Decidió tomarse su venganza, susurrándole un “prepárate” al oído para bajar con la barbilla por su cuerpo, sin dejar de mirarla, hasta la zona prohibida; se detuvo allí, disfrutando de su aroma, rozándola con la nariz por encima del vestido para mover luego ágilmente sus manos por debajo del vestido y subirlo. El trasero de Gillian se alzó para ayudarle a liberarla de la prenda, que se fue deslizando por su estómago hasta llegar al sujetador, donde se quedó mientras Cal disfrutaba de su cintura unos breves momentos antes de abrirse de un gesto los botones del vaquero. Gil se sacó la ropa por los brazos, descubriendo su pecho recogido en un sujetador negro que le dejaba adivinar el principio de los pechos más hermosos que había visto en mucho tiempo.
- Estoy tan cachondo…
Se le podía ver, y ella se acercó para tocarle a través del calzoncillo. Su mano estaba apretada entre la tela vaquera y su miembro, erecto, que la apuntaba sospechosamente. Llevó una de sus manos gastadas al borde del sujetador para descubrirle un pezón y acariciarlo de la que ella continuaba acariciándole lentamente, arriba y abajo. Se sentía tan bien…
- Si no paras ahora mismo esto va a acabar muy pronto. -La hizo reír.
Sacó la mano y la posó en su cintura, empezando a bajarle los pantalones con deleite. Cal se agachó para lamerla, dando pequeños golpes con la lengua a sus pezones, le desabrochó el sujetador para poder acariciarla sin estorbos.
- Sácate los pantalones. -Habían quedado en sus tobillos, y ya no era función de Gillian Foster quitarlos de ahí.- Échate. -Le dijo intercambiando posiciones y empujándole hacia la mesa.
Quedó allí tendido, con los calzoncillos como única prenda y apoyado en los codos para no perderse nada. Gil se desnudó del todo y sonrió traviesa de la que se subía de nuevo al escritorio. Se sentó sobre él, rozándose lentamente contra lo que se adivinaba a través de la tela. Cal se recostó, sintiéndola con los ojos cerrados y volviendo a abrirlos para moverse a su ritmo, disfrutando de la imagen de Gillian Foster desnuda y excitada sobre él.
Maldijo.
- Tenemos que hacer algo sobre esto.
- Sobre ello estoy -sonrió como una diablesa.
Le quitaron los calzoncillos para dejarle libre por fin, y Gillian no tardó dos segundos en montarle, acogiéndole con un prolongado suspiro de satisfacción. Pronto se encontraron pecho contra pecho, semi-incorporados, con Cal apoyado en una mano y sujetándola por la espalda con la otra, moviéndose en ella, que le cabalgaba excitada, soltando pequeños gemidos al tocar fondo, que le cogía del pelo y buscaba su piel para rozarse contra él de la que subía y bajaba.
- Cal -sonó como un suspiro-, Cal, ponte encima.
Sus deseos fueron órdenes. Con una maniobra hábil se encontró montándola, en la posición exacta en la que se la había imaginado tantas veces: Gil se arqueaba, extendiendo su cuello con una mueca de placer extremo sobre el borde de la mesa. Se acercó a besárselo, a morderla, le lamió el camino entre los pechos y chupó el pezón derecho, aprovechando para llevar una mano a la unión entre los dos sin dejar de moverse lentamente dentro de ella; le rozó el clítoris con un dedo, se lo acarició observando su reacción mientras continuaba moviéndose dentro de ella.
Gillian se incorporó para cogerle por un bíceps y atraerle hacia ella, haciendo que cayera con todo su pecho contra su piel desnuda.
- No pares. -Le susurró, rabiosa, al oído.
Él se movió algo más rápido dentro de ella, aumentando el ritmo sin separarse, deslizándose por su vagina lubricada hasta llegarle casi al centro, aumentando la fuerza con cada embestida, perdiendo la noción -casi- hasta que estuvo a punto de irse.
- Luv?
- Sí -sonó ahogada, arañándole la espalda con fuerza con la respuesta.
Se desató, moviéndose frenético en ella, como nunca había estado antes, tan duro y húmedo y necesitado que parecía una locura. Ella jadeaba, se movía bajo él y le agarraba del pelo y maldecía. Se dejó la garganta en el orgasmo, volviéndole loco y haciendo que fuera todavía más rápido hasta que estalló dentro de ella, jadeando también y posando luego la cabeza sobre su pecho, sin salir de ella. Se quedaron quietos un momento descansando.
Después de un momento, Gil le empezó a acariciar el pelo distraída.
- No lo esperaba así.
Él alzó la vista.
- ¿El qué, luv? -Buscó sus labios sin esperar respuesta y los besó dulcemente.
Gil se rio. La rabia se había ido, solo quedaban ellos.
- Hay una cosa sin embargo que me habría gustado hacer.
Gil alzó una ceja, acostumbrada a temer ese tono de voz.
Volvió a bajar por su cuerpo y la lamió, degustando su sabor, con las pupilas oscurecidas. Ella suspiró, hacía tanto que… No, no se iba a mentir: nunca se había sentido así. Pensó que para Cal quizás no era la primera vez (el alcohol empezaba a tener el otro efecto que solía temer) y la idea le traicionó el rostro. Al notar algo raro se paró a contemplarla -no ya como a la mujer más hermosa que había tenido entre sus manos, sino con preocupación. Creyó darse cuenta de lo que pasaba (nunca estaba seguro con Gillian), y posó una mano en su mejilla.
- Ei, ei, ¿sabes lo que estoy viendo ahora mismo? -Ella le miró.- A la mujer más increíble, más hermosa con la que podría estar. Ni en sueños me habría imaginado que pudiera ser real: tú, yo, esta noche… -La besó, despacio, transmitiéndole todo lo que le costaba decir.- No pienses ese tipo de cosas, ok, luv?
Sonrió, sacudiéndose tonterías de la cabeza. Se querían, no hacía falta decirlo. Cal no era Alec, no la menospreciaba. Cal era diferente a todos los demás.
- ¿Me puedo quedar contigo esta noche?
Por un momento Gillian Foster volvió a parecer frágil, y no había nada que él odiara más. La miró, con los ojos llenos de ternura, incapaz de decir todo lo que sentía, pero ella lo entendió y se sonrojó. Era absurdo, debería ser al revés: primero la vergüenza y después el sexo.
La ayudó a vestirse, dejándole pequeños besos aquí y allí y la cogió de la mano para salir de la habitación. El regalo de Emily había quedado al descubierto con la nueva disposición del escritorio (todo esparcido alrededor y en el suelo), así que lo cogió con la otra mano.
Caminaron por los pasillos como dos adolescentes, sin soltarse, pegados uno al otro, riendo y mirándose a cada paso. Cuando iban a salir del Lightman Group a Cal le entraron ganas de ir al servicio, la dejó a la puerta con un beso y unas palabras dulces y entró rápido para poder volver cuanto antes a su lado.
Estaba acabando la faena cuando sintió unas manos cálidas posársele en la cintura, por encima de la camisa; le rodearon hasta llegar a la parte baja del ombligo y empezaron a bajar. Se sobresaltó ligeramente, pero entonces ella se pegó a su cuerpo y le relajó. Las manos de Gil sobre él eran milagrosas.
- Oh, Dios, Gil…
Sintió la sonrisa a sus espaldas. Le gustaba hacerla sonreír. Se dio la vuelta para verla otra vez, le abrió un par de botones de la camisa y se quedó mirando un momento. La besó sin pensar, nunca se cansaría de desearla.
Las ansias volvían a ellos: el aroma de Gil, los músculos de Cal, el pelo suelto de ella haciéndole cosquillas en el cuello, los labios abrasivos de él, su piel suave, su sudor, el sonido ahogado que hacía al chocar contra la puerta del baño, sus manos fuertes dirigiéndola a algún lado, la forma en la que se arqueaba contra la pared, la forma en la que susurraba su nombre (nunca había sonado tan sexy).
No se preocuparon de esconderse. Allí mismo, contra la entrada, Gil se movía sobre su pierna, y allí mismo le cogió por segunda vez del pelo -tirando fuerte- y le pidió un movimiento ágil en el que se volvieron a unir, mientras él la sujetaba contra la puerta sin dejar que se cayera. Gillian sollozaba subiendo y bajando con él, no le daba tiempo a echarle de menos cuando volvía a penetrarla con fuerza, llegando a donde nadie la tocaba. Se abrazaba a él, deseando que ese momento nunca pasara, y cuando él no podía más -estaba duro como nunca le había imaginado- un llanto ahogado de Gil sonó, culminante, en su oído. Oírla era mejor que el porno, le ponía tan duro que creía que iba a estallar dentro de ella.
Se quedaron abrazados en esa posición un momento antes de que la volviera a dejar en el suelo. No se querían separar.
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Podía sentir el aliento cálido de ella contra su espalda mientras abría la puerta de casa. Esperaba que Emily estuviera dormida pero nada más entrar la vio sentada en el salón, dejó el libro que tenía en la mano y se levantó al ver a Gillian.
- ¡Hola, papá! No sabía que traías compañía… -Antes de acabar la frase ya sabía lo que había.- Vale… Me voy a la cama, solo estaba esperando a que llegaras.
- Ey, Em, ¡espera! Tengo un regalo de cumpleaños para ti.
- Oh, no importa, ¡mañana lo abriré! -Subió corriendo las escaleras.- Buenas noches, Gil. -Añadió antes de desaparecer en su cuarto.
Ella se rio otra vez como solía hacer. Se fueron entre besos hasta su habitación y tuvieron la noche más increíble que pudieran recordar.